Decimocuarto cumpleaños

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Ya era mi decimocuarto cumpleaños. El mío, y el de Tom.
Yo no esperaba ningún regalo, ni siquiera una felicitación. Lo único que esperaba era una explicación, la explicación que me prometió mi abuelo, la explicación que cambiaría miles de caminos en mi vida, la explicación sobre todo lo sucedido aquella noche de tormenta.
Nunca olvide ni olvidaré todo lo que me dijo Tom aquel día. El ya ni me habla, y eso me duele más que todas las palabras. Aunque ya haya pasado más de una semana me duele como si no hubiera pasado ni 5 segundos.
Desde los cinco años cada cumpleaños nos regalábamos una pulserita hecha por nosotros. Este año yo le di una, pero ¿y el a mi?
-¡Feliz Cumple corazón!- mi abuelo siempre está ahí. Siempre que lo necesito.
-Gracias abuelo- le di una abrazo que realmente me hizo sentir mucho mejor.
-Se que te debo una explicación, pero os la daré a los dos. Cuando Tom descubra sus poderes. Probablemente hoy mismo.- y se fue.
¿Tom también tiene poderes? ¿De donde sabía mi abuelo que tengo poderes? ¿De donde sabe que Tom tendrá poderes?
Todo es demasiado confuso.
Me quede leyendo un libro.Odio el libro porque no le encuentro sentido, pero lo sigo leyendo. Es lo mismo que hago con mi vida, la odio porque no me siento viva, pero la sigo viviendo. Tom estaba descansando en el jardín, lo veía desde la ventana de mi habitación. Apoye la cabeza en la ventana para estar más cómoda leyendo. Pero minutos más tarde la ventana desapareció haciéndome caer entre unos matorrales de mi jardín. Suerte que mi habitación está a la planta baja porque si no fácilmente me habría partido la cabeza.
-¡Acabas de ver lo mismo que yo! - Tom estaba gritando como loco.
-¡Claro bobo, de hecho no lo he visto lo he sentido!- no se porque estábamos gritando.
Nos acercamos corriendo para así dejar de gritar y evitar dolores de garganta.
-Estaba mirando la ventana fijamente y desapareció, así, por la cara.-Tom había descubierto su poder.
-Si eso te parece raro espera que te cuente el día que me salieron rayos por los dedos.
-¿Tengo poderes? Estoy muy perdido- Estaba tan confuso como yo el día de tormenta.- Espera un momento, ¿me acabas de decir que te salieron rayos por los dedos?
-Si tienes poderes. Y si, me salieron rayos por los dedos, porque yo también tengo poderes.
-¿¡En que mundo vivimos!? ¿Estoy en un sueño? Maddison creo que me voy a desmayar.
- Deje el show, señor drama .No te vas a morir, y no estas en un sueño, es la realidad.El abuelo nos lo explicará todo.
-¿El abuelo sabe que tenemos poderes?
- Por alguna razón el sabía que teníamos poderes antes de que nosotros mismos los descubriéramos.
-Por cierto Maddison, recibí tu pulsera- mire sus brazos en busca de la pulsera que le regalé y ahí estaba.- Creo que fui un estupido, no debí llamarte nada de eso. Lo lamento muchísimo. Espero no me odies.- Y me entrego una pulserita, una pulsera que estaba hecha con delicadeza y amor.
-Tom jamás te podría odiar.- En ese momento Tom salto en mis brazos, y rompió a llorar. Nunca vi a Tom llorando, y menos por mi. El abrazo era sincero, Tom me abraza pocas veces, pero cuando lo hace, lo hace con sinceridad.
-Sabía que lo acabaríais arreglando - La voz de mi abuelo corto el abrazo- Creo que es hora de que os lo explique todo.
-Si por favor- era hora de dar respuestas a las preguntas.
-En vuestra habitación tenéis las maletas. Toda nuestra familia, generación tras generación , incluidos vuestros padres también tenían poderes y estudiaron en una academia para gente como vosotros, para gente con poderes. Allí es donde vais vosotros ahora.
-Pero...- Esperábamos más detalles. Debíamos habérnoslo esperado, al fin y al cabo nuestro abuelo es de pocas palabras. Prefiere que descubramos nosotros mismos las cosas.
-Nada de pero, ¡Vamos, rápido!
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Después de cojer las maletas, que nuestro abuelo preparó previamente. Nos dirigimos a una tienda que hay en la ciudad cercana al bosque, la tienda de la señora Verónica Greengarden.
-Buenos días Vero- Mi abuelo le hablaba como si la conociera de toda la vida.
-¿Ey, que tal?- Verónica era una mujer de bastante edad, con el cabello negro muy ondulado y una voz relajante.
- ¿Sabes que hicimos una apuesta de quien descubriría los poderes primero?- mi abuelo y las apuestas se llevan muy bien, casi siempre gana.- pues he ganado porque Maddison los ha descubierto primero.
-Venga ya- No estaba enfadada, se lo estaba tomado a broma. Le dio un ticket de 10 productos de jardinería gratis a mi abuelo por ganar la apuesta y señaló una puerta de roble muy vieja.-Ahí esta.
-¿Tu también tienes poderes?- la curiosidad me comía por dentro.
-Claro cielo, pudo hablar con las plantas.- con razón Verónica tenía una tienda de jardinería.
-Muy bien chicos, vamos a entrar por la puerta de roble. Para poder pasar tenéis que poner una gota de vuestra sangre en el mango de la puerta. Porque la puerta tiene que saber que tenéis sangre mágica.- rápidamente agarro un aparatito de su bolsillo y nos pincho el dedo meñique a cada uno. Pusimos el dedo en el agarre de la puerta y está se abrió fácilmente ante nosotros.
-Adelante, no tengáis miedo.- al pasar por la puerta se podía ver la entrada a una escuela aproximadamente de 10 campos de fútbol.
Era la academia de la que nos contó mi abuelo.

Frente la niebla, la lluvia y los rayos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora