P R Ó L O G O

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Emily fue a darse una ducha. El cuarto está medio a oscuras y yo me estoy vistiendo, buscando una camisa que no esté manchada de sangre, sin suerte. Los calzoncillos también están hechos un asco;  quemaduras de cigarrillo en la entrepierna. Todo muy heroin chic, como si ya fuese famoso.

Voy abajo. Livina se ha meado en el salón. Hay un charco de pis.
-Livina, hostias -le digo, pero con la voz tan baja que no me oye. Es buena perra, solo que hemos hecho como el culo educándola.

Cojo un papel de cocina y un espray. Hay un paquete de Pall Mall en la encimera. Lo agitó para sacar uno y lo enciendo en el fogón de la cocina. Hecho un vistazo a las jeringuillas del armario. Están todas con sangre incrustada y torcidas, como elementos de tortura. Y hay dos tiras de nailon en el armario, y una caja de bastoncillos de algodón, una báscula digital, dos cucharas con algodones viejos. Las agujas de las jeringuillas se han quedado sin punta, pero habrá que apañarse. Emily tiene que estar en el colegio a las diez, así que tenemos el tiempo justo. No hay tiempo de comprar jeringuillas nuevas hasta después. Son las nueve menos veinte, pero creo que nos dará tiempo. Hoy Black debería llegar puntual, y nos va a traer algo, asi que no me preocupa. Empapo el pis en papel de cocina. Limpio la zona con desinfectante, tiro los papeles a la basura.

Black aparca en el camino de entrada, le abro la puerta lateral. Me pasa una pistola del 45 envuelta en un trapo azul.

- Déjame pillar otro gramo -le digo.

Él dice que vale.

- Con este serán setecientos veinte.
- Sin problema.

Le dejo la báscula, y él se pone a pesar un gramo.

- Ayer había tres menos.

Lo sabe. Pero no dice nada. Así hacen las cosas: te astillan, saben que te astillan, pero luego hacen como si fueras tú el que está tarado.

-¿Recuerdas que te llamé?

Se acuerda. Pero tiene que complicar las cosas porque para eso es un camello.

Le digo:
- Venga. No te ralles. Me dijiste lo que te debía como si tuviese todo. Y no es que no te vaya pagar ya pronto.

Dice que vale.

Me acerco a las escaleras y llamo a Emily.
- Eh, cariño. Está aquí Black. Baja y métete un poco conmigo.

Emily dice que baja enseguida.
Reparto la heroína y preparo cucharas limpias: una para mí, una para mí chica. Lleno un vaso de agua y cojo un poco con una jeringuilla. Sacó el agua a presión para deshacer cualquier coágulo con sangre que haya quedado en la aguja.  Cojo un poco más y la echo en la cuchara. Oigo a Emily por las escaleras, disuelvo la heroína en el agua y me acerco a la cocina. Emily le dice hola a Black. Black dice hola también.

-Ahí está la tuya, en la encimera.
-Gracias, cariño.

Enciendo el fuego y caliento el pico en la llama hasta que se empieza a oír un soplido, entonces lo aparto. Emily ha preparado una bolita de algodón para mí. Sabe que lo necesito ya. Tiene el
pelo todavía mojado. Cojo el algodón y lo coloco en la cuchara. Se pone oscuro y se hincha. Pillo el pico a través del algodón y saco el
aire de la jeringuilla. Lo que queda dentro se ve muy oscuro.

-¿Te vas a meter toda tu parte ya?- pregunta Emily.
-Mmm…
-¿Estás seguro de que es buena idea, cariño?
-No pasa nada. Sino me voy a volver a meter enseguida, no veo
que haya problema.

Duele un poco más de lo normal cuando la aguja está así de despuntada. A veces cuesta acertar una vena. Pero pillo una sin problemas, y eso es buena señal. Va a ser un buen día.

CHERRY by niko walker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora