F O U R T E E N.

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— ¿Nyangwon?

—Todos aquí deben llevar un nombre diferente, la persona que trae a un empleado nuevo se ve en la obligación de hacer eso, desde ahora eres Nyangwon, ¿Te gusta?

Jungwon chasqueó su lengua mientras pegaba su espalda a la puerta, suspiró y finalmente, introdujo sus manos en los bolsillos del pantalón.

—Entenderé que le digas a todos en este horrible lugar que me llamen por otro nombre, pero ni se te ocurra a ti decirme así, secuestraste a Jungwon, Yang Jungwon, repítelo. Es el nombre del chico cuya vida privaste desde el momento que decidiste se volvería mercancía. Ten al menos el valor de mirarme a la cara, llamarme por mi nombre y seguir así con tu vida. 

Respondió antes de darse la vuelta para abrir la puerta, pero apenas su mano tocó el pomo, la voz del chico lo detuvo.

—Sé que no me crees, pero yo no quería esto.

—Tienes razón, Lee Heeseung, no te creo.

—Hablo en serio, Yang Jungwon, Así como tengo el valor de decir tu nombre, hazlo tú para no huir de nuestra conversación.

—¿Huir? ¿Huir? —repitió el menor con cierta incredulidad mientras volteaba en dirección a Heeseung. Sin dudarlo se acercó hasta él y lo tomó del cuello de su camiseta con cierta fuerza —. Créeme, Ace, si pudiera huir no solo lo haría de esta conversación, deja de ser un imbécil, ¿Quieres? Me irritas.

Heeseung sonrió elevando apenas un poco la comisura derecha de sus labios antes de posar sus manos sobre las de Jungwon.

—¿Te irrito yo o el hecho de que herí tu orgullo al enamorarte?

—Que estúpido.

Con frustración, el peliazul soltó al mayor, se giró para salir, pero a tan solo un par de pasos, los brazos de Heeseung rodeando su cintura le impidieron avanzar más. Se removió entre estos en un vago intento por soltarse hasta que el rostro del contrario se apoyó contra su cuello, podía sentir la nariz del rubio contra su piel, aspirando con una profunda calma su aroma. Jungwon se mordió su propio labio en un intento de no sollozar en ese mismo momento. Tenía razón, su orgullo estaba herido, su corazón quebrado, no lo sentía latir y si no fuera porque todos lo veían juraría que había muerto. Solo dejó de forcejear cuando levantó la mirada y pudo encontrarse con Jay parado en la puerta viendo toda esa escena, pero lo que lo obligó a detenerse no era solo eso, sino que otra vez estaban esos profundos ojos negros que le provocaban un escalofrío en su cuerpo y que su respiración se cortara.

—Juro que no dejaré alguien toque uno solo de tus cabellos mientras estés aquí —murmuró Heeseung —, solo dame tiempo, pensaré en algo. 

Sabía que si respondía de forma negativa seguirían así, siendo sincero, no quería pasar más tiempo con la mirada vacía de Jay sobre ellos y tal como pensó, Heeseung lo soltó, lo que no esperaba es que se pusiera frente a él y lo tomara por los hombros para dejar un corto beso en su frente. El mayor le dijo que podía retirarse y regresó a su asiento, cuando se quitó de la frente de Jungwon, éste notó que Jay ya no se encontraba ahí, cosa que no sabía si debía aliviarlo o no, pero con pasos firmes aún sintiendo su cuerpo helado salió de esa habitación, para dirigirse a la suya. Lo que vio no le hizo sentir mejor. Al entrar pudo ver a Ri-ki sacando una caja debajo de su cama, ésta era de un juego, pero no cualquiera, las enormes letras "ouija" resaltaban y le hicieron pegar un grito que asustó a Ri-ki.

—¡Cristo bendito! No hagas eso, casi me matas —dijo el menor mientras guardaba el juego en una bolsa negra. Jungwon cerró la puerta y se acercó rápidamente hacia el chico.

—¿¡Qué hace esa cosa aquí?! 

—¿Esto? Sunoo me lo trajo la última vez que vino, pero es basura, no sirve, así que se lo regresaré. Que gasto de dinero.

—¡No puedes solo regresarlo! ¿Cerraste el portal? ¡Santa madre! ¿Siquiera sabes los peligros de esa cosa? ¡Debes quemarlo!

—¿No te gusta? —preguntó Ri-ki acercando la bolsa a Jungwon, pero éste rápidamente corrió hacia el otro lado de la habitación con auténtico terror, cosa que divirtió al pecoso —. ¿Crees en estas cosas?

—¡No me preguntes eso como si tú no lo hicieras! De lo contrario no habrías intentado jugarla —se estremeció manteniéndose pegado a la pared —. Si mi madre estuviera aquí ya te habría dado un buen golpe, gente creyéndose que puede invocar espíritus cuando le dé la gana sin represalias, increíble, ¿Sabes qué por cosas como esas empiezan los problemas en las películas de terror con espíritus? ¡Por decisiones estúpidas! 

—¡Jungwon! Mierda, ¡Tranquilo! Es un juego. Me asustas más tú con esa reacción.

—¡No es un juego! Una vez mamá tuvo que ayudar a una mujer que creyó lo mismo que tú y se pegó a un espíritu negativo, ¡Mierda! Del susto me volví católico por un instante, creo que recé el ave maría en un segundo.

—¿Tu madre? —el de cabellos rubios se sentó en su cama ahora con total curiosidad —. ¿Qué hace tu madre?

—Te diré, pero no te burles —prosiguió en cuanto vio al chico asentir —. Ella puede ver a los espíritus, de todo tipo. Ha tenido tantas malas experiencias con esa tabla que casi me quedo sin madre un par de veces. 

—¿Entonces es una celsius? 

—Si serás bruto, eso es un grado. Es una médium. 

Finalmente sintiéndose tranquilo, Jungwon respiró con calma antes de acercarse al chico para sentarse a su lado.

—¡Eso mismo! ¿Entonces puede ver cosas paranormales y todo eso?

—Sí, de hecho... —el menor suspiró mientras miraba con determinación al contrario —yo también nací con ese don.

—¿Entonces tú también puedes ver espíritus? —cuando el menor asintió, Ri-ki suspiró con aparente alivio —. Eso explica mucho.

—¿Eh?

—A veces despierto en las madrugadas y te he visto hablar sólo, la verdad es que pensé que el secuestro te había dejado loco. Honestamente me preocupaba dormir porque tal vez las voces en tu cabeza te dirían que me mates, pero ahora estoy más tranquilo... 

Ri-ki esbozó una sonrisa para sí mismo sintiéndose feliz mientras que Jungwon entrecerraba sus ojos sintiéndose en extremo avergonzado, pero la voz hiperactiva del japonés lo trajo nuevamente a su realidad.

—¡Eso significa que hablas con alguien en la noche! ¿¡Quién es?!

—¿Ah? El espíritu de un antiguo compañero escolar que murió hace casi un año...

El mayor se mostró un poco desmotivado por eso, pero con más calma a la que Jungwon estaba acostumbrado de su parte, se atrevió a preguntar.

—¿No ves a nadie por aquí?

—Ahora mismo no, ¿Por qué?

Ri-ki mordió un poco su labio antes de dejarse caer de espaldas en la cama, observó al techo en silencio por al menos cinco segundos hasta que Jungwon se acostó a su lado. Era algo que se le dificultaba un poco de hablar pues le había dolido mucho, pero creía en el mayor, o al menos eso quería, confiar por completo en él y que no tuvieran secretos con los cuales sufrir en silencio.

—Tu cama antes era ocupada por alguien más, era mi amigo, mi hermano de no sangre, es quien me ayudaba a vivir aquí; murió hace unos meses y su ausencia me duele mucho.

—¿Es a quien intentabas contactar con la ouija? —preguntó, Ri-ki asintió —. ¿Cómo se llama?

—Jake, él era un encanto, no merecía eso.

—Muchas veces es así, injusto —no pudo evitar sentirse un poco mal ante la imagen de Jay justo al mencionar eso —, pero si lo veo te diré de inmediato.

Ri-ki esbozó una sonrisa nuevamente mientras abrazaba a Jungwon. Cuando él llegó era pequeño, creció con muchos problemas, no tenía más amigos que aquellos a quienes luego observaba llorar en secreto suplicando a la vida que los regresaran a casa, sentía que con Jungwon podría empezar una buena amistad y sin saberlo, una semana pasó como si fuera un parpadeo, una donde en ningún momento vio a Jay, pero ese pasaría a ser el menor de sus problemas.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2021 ⏰

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