Republica checa

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+ No me puedo permitir amarte – dijo la checa mientras se aferraba al cuerpo del mayor.

- ¿Por qué no? – preguntaste molesto.

- Acaso todas esas noches de pasión, los besos y palabras de amor no significaron nada para ti – dijiste levantándote de la cama, dejando a la menos perpleja.

+ No es eso – respondió ella, sentándose en una orilla de la cama. 

+ Esto nunca debió ser así, tenemos prohibido enamorarnos de nuestros clientes y mírame, ya no puedo estar con alguien más porque tu imagen siempre vuelve a mí, tu voz, tu tacto, todo – dijo Eliaska a punto de llorar.

'escort' se asocia a mujeres de una gran belleza, muchas con estudios, y capaces de ofrecer interesantes conversaciones o incluso actuar como acompañantes para ciertos eventos sociales, no necesariamente tiene sexo con sus clientes.

Al principio solo fue eso, un simple servicio para un evento importante, después (t/n) empezó a disfrutar más la compañía de la checa, unos cuantos roces en el ascensor, que se convirtieron en besos apasionados, y cuando menos lo esperaron ambos estaban enredados en las sabanas de la habitación sin ninguna prenda encima haciendo el amor como un par de animales salvajes. No hubiera habido problema alguno si Eliaska no fuera una escort, no podía permanecer para siempre a lado de (t/n), tenía que salir y hacer su trabajo. Claro, el oji-(-) no se quedó de brazos cruzados, intentaba contratarla la mayoría de las veces y cuando no lo hacía, la seguía para asegurarse que nadie se propasara, se había vuelto en su nueva adoración rozando casi en la obsesión, siguiéndola casi todo el día y llegando a su casa de sorpresa con uno que otro regalo. Ya no podía vivir sin ella.

- Yo te amo, te amo, no sabes cuánto te amo. – dijiste al borde de la desesperación.

+ Lo sé, lo sé, yo también te amo, eres diferente a cualquier hombre con el que haya estado pero si esto sigue así temo que pierdas la cabeza – dijo la castaña aferrándose a las sabanas de la cama.

- Perdí la cabeza el día en que te conocí – dijiste acercándote hasta donde estaba ella.

- Mírame, ¿realmente quieres que me vaya? Dímelo de una vez y saldré por esa puerta, no me volverás a ver, olvidaras que algún día me conociste y hare lo mismo por ti, esto no será más que un amargo recuerdo ¿Eso es lo que quieres? – pregunto nervioso tomando las manos de la chica.

+ No – dijo ella lanzándose a los brazos de su amado.

(t/n) correspondió el gesto abrazándola de manera protectora mientras depositaba pequeños besos en cabeza.

+ Hazme el amor (t/n), hazme tuya una vez más – dijo levantando su mirada para verte a los ojos.

Así ambos juntaron sus labios he inicio una nueva actividad de coito, que no era igual a los anteriores, este estaba cargado de sentimiento y la promesa de permanecer juntos.    

                     

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