cap 4 Felix Mickail

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El tipo de tez morena estaba empapado en sudor, calentando sus músculos, estirándolos, estos relucían por el sudor, sus rizos castaños le caían sobre la frente y empezó a dar brincos y a sacudirse los hombros. Un hombre con indicios de calvicie, rechoncho le masajeaba los hombros con sus dedos anillados y regordetes como salchichas.

-recuerda, solo basta con que lo noques en el primer round, no hace falta masacrarlo, ni alargar el enfrentamiento más de lo debido. -le dijo en el oído concluyendo el masaje con una palmada en los omóplatos.

- ¿es igual que yo? - pregunto Félix. Este tenía el rostro fino, labios gruesos y ojos color avellana, lucia muy joven para su edad y su rostro desentonaba con el corpulento cuerpo que tenía, solo tenía 24 años pero ya estaba metido en asuntos de una familia de criminales siendo el peleador oficial de la pajarera de apuestas clandestina.

-según el informante dice que es un ultragenoma que teletransporta sus golpes, puede atacar en cualquier dirección a cualquier distancia. Lo mejor es atacar de cerca y mantener la guardia alta en todo momento, no dejes aberturas. -dijo el tipo semi calvo.

-pensé que esta vez me dejaría ganar.

-se negaron, esos tipos son orgullosos de sus esclavos peleadores. Aun cuando se les dijo que se proporcionaría un porcentaje decente de las apuestas, la gente paga y apuesta miles por ver a un peleador ultragenoma, y debido a que esta invicto, las apuestas están a su favor, por lo tanto, tienes que tener una victoria limpia. además, tenemos de espectadores a los Valdure.

el chico asintió con la cabeza e hizo sombra dando golpes al aire.

-rápido y sin piedad. -se dijo así mismo. se detuvo a pensar y analizar las palabras de su entrenador. - ¿Valdure? - pregunto.

-concéntrate y no te distraigas chico. - el tipo regordete se dio media vuelta, tomo una toalla de una silla y se la coloco sobre los hombros. - iré a buscar al jefe, espera la señal y estate preparado para el enfrentamiento. -camino por un alargado pasillo, abandonando el salón donde subió unas escaleras, recorrió dos pisos hasta llegar a una puerta de acero custodiada por dos filas de 4 guardias armados con uzis, la puerta daba al palco de la familia Mckail, al entrar vio que tenía un mirador apuntando hacia la pajarera, una jaula de acero unida de manera irregular en forma de jaula de pájaro con púas y fierros astillados que la hacían ver como un cactus de acero. las gradas estaban atiburradas de gente y los demás palcos con sus respectivos socios, el entrenador regordete miro con detenimiento la estancia, había una mesa de billar y muebles costosos, la sala estaba bien iluminada y la visera estaba cubierta con un cristal templado a prueba de balas, en la mesa de billar se encontraba el líder de la familia Mckail, Kristof Mckail que tenía la costumbre de ponerle el apellido a los ultragenomas que "adoptaba",recogía, reclutaba. Llamándolos sus hijos del destino. era un hombre menudo encanecido con rostro severo y mirada fulminante, sus ojos grises lucían vacíos e indiferentes, se peinaba hacia atrás rapado de los lados y con un flequillo calleándole de lado sobre su prominente frente, sus labios delgados y compungidos parecían dibujarle una mueca acida, llevaba una camisa de vestir, lucia más pálido de lo normal y tenía las mangas dobladas hacia arriba, estaba sudando y se le veía incomodo.

recargado sobre la mesa yacía un joven de cabello largo recogido en una coleta, era rubio como la plata, vestía un traje elegante color vino a rallas, portaba unos guantes con un bastón con pomo de araña, su rostro era fino y hermoso, el entrenador regordete no puedo evitar pensar en Félix ya que era igual de atractivo. El sujeto tenía unos lentes delgados de armazón de oro, Kristof advirtió la presciencia del entrenador gordo.

- ¡Dorian! que bueno que estas aquí. -dijo el jefe soltando un bufido, aliviado librándose de la tensión, este se acercó rápidamente hacia donde se encontraba Dorian y le estrecho la mano. - déjame presentarte a Víctor Valdure. - dijo animado mientras le colocaba el brazo sobre los hombros y le palmeaba el lado derecho acercándolo, Dorian advirtió que este lo empujaba con algo de fuerza como si Kristof temiera que Dorian pusiera resistencia lo cual no fue así.

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