"En la sociedad no todo se sabe pero todo se dice".
-Anatole France.
[ 2 ]
MINERVA
Las ciclovías estaban llenas de ciclistas, me sorprendió mucho verlas de esa forma, el cielo gris amenazaba con llover pero eso no parecía importarles. Era Otoño y estos meses del año eran los más lluviosos, eso había leído en una página web de meteorología española hace algunos días.
Había decidido bajar la ventanilla cuando subí al auto de Hugo y el viento húmedo y frío hacía revolotear mi largo cabello a diferentes direcciones donde cada una de ellas terminaba chocando sobre mi rostro; Justo ahora él estaba conduciendo por la Gran Vía, no habíamos vuelto hablar desde que me pidió que no hiciera muchas preguntas. Sabía que no lo había dicho de mala gana, a mí tampoco me gustaría que preguntaran tanto sobre lo que hago o no. Había cometido un error, porque debía respetar la privacidad de los demás, entonces supe qué era lo que debía hacer.
Ladee mi cabeza y noté que repiqueteaba sus dedos en el volante, parecía ansioso y pensativo. Quería preguntarle si estaba bien o por qué estaba así, pero me negué a hacerlo, lo más probable es que esté así por agobiarlo de tantas preguntas, y si le hacía otra más, podría empeorar la situación, aunque fuese una inocente.
Cuando Hugo detuvo el auto bajo un semáforo en rojo entre la avenida Litoral de Mar, el rintong de su teléfono móvil sobre la guantera fue acompañado con una leve vibración avisando una llamada entrante, conocía esa melodía rítmica, era un Jazz de Louis Armstrong.
Dejó una mano sobre el volante y tomó su teléfono con la otra, cuando miró la pantalla chasqueó la lengua y lo dejó nuevamente sobre la guantera, por un momento se le vió irritado y me pregunté quién estaría llamando y por qué no atendió la llamada.
¿Sería una chica? ¿Hugo estaba saliendo con alguien?
Tal vez ese era mi mayor problema, quería con afán las respuestas ante muchas cosas.
En silencio esperamos que el semáforo diera luz verde y al cabo de unos minutos, tras pensar deliberadamente si lo debería hacer o no, tomé una bocanada de aire preparándome a decir lo que le tenía que decir.
—Lo siento —murmuré. Arrugó ligeramente el entrecejo y me miró por una milésima de segundo antes de volver la vista al carril.
—¿Qué dijiste? —suspiré, sabía que había oído bien y solo quería que lo repitiera.
—Dije: lo siento —hablé más alto un tanto irritada, la comisura de sus labios se curvaron y me miró.
—¿Por qué?
Fruncí mis labios, esto él lo estaba disfrutando. —Por agobiarte de tantas preguntas -dije lo que él ya sabía a lo que me refería.
Las comisuras de sus labios aún mostraban una pequeña sonrisa pero su entrecejo no era suavizado.
—Reconozco que siempre lo hago, desde que llegué —añadí cuando no dijo nada.
Movió la cabeza de lado a lado y miró al frente, me daba la impresión de que solo le restaba importancia.
—No me molesta que hagas muchas preguntas, Minerva. Solo me molesta que hagas preguntas sobre mí.
¿Por qué? ¿Qué escondes, Hugo?
Me remoje los labios y asentí mirando al frente.
—No lo volveré hacer —me limité a decir.
Hugo ladeó un poco su cabeza y me miró, no supe cuál era la expresión en su rostro porque no lo estaba mirando directamente.
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Ciudad de Acertijos [En Proceso]
Детектив / Триллер¿Qué harías si encuentras una nota extraña en un libro? Una nota que claramente dice «ve», ¿Irías? ¿Buscarías el origen de esa nota? ¿O la ignorarías? Minerva se propuso a buscarla, y aunque no sabía qué encontraría continuó. Y tras seguir una pist...