Intercambiando lugares. [TanZen]

Cap. 3

Estaban en el jardin de la finca, Inosuke y Zenitsu entrenaban mientras el ojiescarlata los observaba sentado en el suelo.

—¡Todos son increíbles! —exclamó al ver como los chicos competian contra Aoi y Kanao.

La pelinegra de una coleta al escuchar la voz de Tanjirō se distrajo y choco contra Zenitsu, terminando ambos en el suelo.

—¡Auch! —se quejo el rubio, pues entre los dos él era el más dramático, mientras que Kanao se levanto rápidamente sin quejarse.

Ninguno se percato en que momento el burdeo habia llegado al lado del rubio, invadiendo su espacio personal.

—¡Zenitsu! ¡¿Estas bien?! —preguntó mirandolo con preocupación.

—¡Eh! ¡Oie alejate un poco! —pidió con las mejillas teñidas de rojo, le incomodaba que se le lanzarán así -que ironía de la vida, ¿no?-.

—Lo siento, pero ¿estas bien? ¿Quieres que llame a Shinobu-San? —dijo el de la cicatriz.

—¡No! ¡No es necesario que llames a Shinobu-San! ¡Estoy bien! Solo... Solo alejate de mi, por favor. —pidió comenzando a llorar, no soportaba la melodía del corazón de ese Tanjirō, se escuchaba tan enamorado y preocupado por su persona que no creía que fuera verdad.

Lo odiaba... porqué estaba seguro que podría volverse adicto a ese armonioso sonido.

Sin más que decir se levanto y salio corriendo de regreso a dentro de la finca, dejando a todo el mundo muy confundido por su manera de actuar.

—Esta mal... No es normal. —se repetía una y otra vez, ya estaba de regreso en su habitación pero aún escuchaba la melodía, se tapó los oídos y respiro profundo —No escuches, no escuches y todo estará bien.

Esta no era la primera vez que huía del sonido del latido del corazón del burdeo, ¡claro que no!
Ya habia pasado muchas veces con anterioridad, a veces solo quería tirar todo a la mierda he ir y acurrucarse en el pecho del menor para ser arrullar por tan magnifico sonido, sin embargo no era correcto o eso pensaba.

Pasaron unos minutos y logro calmarse.

—¿Cómo seran las cosas en el otro mundo? —susurró con curiosidad, empezando a imaginar como seria su vida si él hubiese nacido en ese lugar. Un mundo sin demonios a los cuales temerles, un mundo en donde no seria un huérfano, un mundo donde pudiera estar con la persona que amaba.

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—Z-Zenitsu... —dijo el burdeo mirando como el rubio se acercaba a su persona de manera lenta.

—¿No confías en mi? —preguntó de la nada dejando muy confundido al de los aretes —Dijiste que eramos amigos, no importa que no seas el verdadero Tanjirō, lo dijiste.

—Yo... —estaba atrapado, Zenitsu sabia que palabras utilizar para hacero hablar.

—Dejame decirte que mi audición es excelente, y no es por alardear, de verdad puedo escuchar muy bien. —le recordó —Y así como tú puedes oler mentiras yo puedo escuchar a tu corazón, por ende sé cuando me mientes.

Rayos, habia olvidado ese detalle de su querido amigo.

—Por favor dime la verdad, quiero saber por lo menos si mi novio esta bien. —rogó en un hilo de voz con los ojos cristalizados.

—No puedo asegurarte nada —confesó —, el mundo del que vengo es muy peligroso, pero no te miento cuando digo que yo soy Tanjirō Kamado.

—Explicate por favor. —pidió secandose las lágrimas con su mano y mirandolo con el ceño fruncido, necesitaba respuestas.