TEACH ME

Capitulo 4 - volvió

Yang Mi

-¡Gané!

-¡No! Tu no ganaste, joder ¡Hiciste trampa!

-¡Gané!

-¡No! ¡No! ¡Tú hiciste trampa!

-¡Gané!

-¡Yang-Mi tu no ganaste!

-¡Gané! Así que acéptalo - le saco la lengua.

-Tú eras una tramposa de...

-hey hey, nada de insultos hacia tu hermana, perdedor

-Esto no es justo-

-Nada es justo en esta vida, mocoso

El agarra un cojín y me lo lanza en la cara. Yo se lo devuelvo aun feliz.

-¡Eres una tramposa!

-Y tu un mal perdedor, Dae

- ¡Siempre haces lo mismo! ¡Muéstrame tus manos! ¡Alza las mangas de tu abrigo! – Él se levanta y se acerca a ver si tengo alguna carta escondida - ¡Tienes que tener algo escondido, maldita sea! ¡No puedes ganar siempre!

Suelto una fuerte carajada y el resopla antes de jalarme el cabello mientras se sienta al lado mío.

-Tramposa – murmura y yo me giro para agarrarle los cachetes a mi hermano – ¡Oye, no hagas eso!

-Soy mejor que tú en esto, acéptalo.

-No, tu solo eres una tramposa que sabe esconder muy bien las cartas.

-Soy la reina en este juego – lo suelto y me levanto lista para revisar la pizza que está en el horno.

-¡Tramposa! – sonrió y me preparo para probar la comida.

-Prepara otra ronda, Dae – grito mientras vuelvo a meter la masa en el horno – Aún le falta un poco a la pizza así que mientras tanto veamos si en esta ronda tienes suerte.

-¡Ya conté las cartas! ¡Tú tienes una, Yang-Mi! – el aparece en la cocina y yo le muestro mi dedo medio.

-Eres un mentiroso-

- Eso no es cierto –

-oh, claro que si lo eres-

-No lo soy-

-si lo eres –

-dije que no...- se detiene al escuchar un golpe en la puerta. - Anda tú.

-Pero si tú estás más cerca de la puerta – le reclamo.

-Es tu casa-

-¡Tú también vives aquí!

- Pero está a tu nombre- él sonríe divertido cuando agarro un cucharon de madera.

-Está a nombre de los dos, idiota así que anda a abrir la puerta-

-No quiero-

-No te doy pizza –

-Puedo comprar una-

-Puedo quitarte tu dinero – el me mira con el ceño fruncido.

-No sabes donde guardo el dinero –

-Claro que lo sé – el me mira confuso – recuerda quién hace limpieza en esta casa.

-No respetas mi privacidad-

-¡Oh por favor! tu tampoco respetas la mía-

La puerta vuelve a sonar.

-Anda – digo señalando hacia la sala.