05/05/2021

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Querido lector/a:

Después de tanto tiempo encerrada, he aprendido a valorar mucho más la vida.
Andar en transporte público, ir al supermercado, estar en una sala de clases o simplemente ir por la calle e inhalar profundo sin una mascarilla de por medio, son en este momento mi mayor deseo.

Poder abrazar a los que amamos sin miedo, reír sin distancia, compartir sin protocolos... después de tanto y ahora más que nunca, comprendemos el verdadero significado de vivir. Hoy no somos quienes éramos hace solo un año. Se ha marcado una línea, la cual divide un antes y un después. También hemos aprendido bastante en un corto lapso de tiempo, lo suficientemente como para hacernos cambiar y reflexionar de manera radical.
Mucho hemos perdido —sobre todo aquellos que han perdido algún ser querido— como posibles recuerdos que nunca llegaron a serlo, libertad, salud física y mental, pero no podemos negar que también hemos ganado una lección que llevaremos con nosotros el resto de nuestros días, como aquellas fábulas de cuentos para niños que se quedan impregnadas en nuestra memoria, y que jamás olvidamos debido al impacto que tuvieron.
Cosas que antes parecían no importar, ahora lo son todo.

Éramos seres libres, dueños de comernos el mundo, sin embargo, estamos pagando el mal que nosotros mismos provocamos.

Cuídate y cuida a quien amas, la salud no es un juego.
Para todos a quienes su vida les fue arrebatada.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora