Querido lector/a:
Después de tanto tormento, por fin encontré paz. No fue fácil, pasó mucho antes de poder alcanzarla.
Estaba en un agujero, me sentía atrapada. Pasaban los meses y la situación no mejoraba, solo me sentía más y más hundida. Cada mañana me levantaba para conectarme a clases de la universidad, —aunque siempre pensé que estaban lejos de parecer una— no estaba aprendiendo realmente, y el hecho de sentirme estancada en conocimiento no ayudaba en absoluto; luego solo hacía mis deberes y me alimentaba incluso sin tener hambre. Estaba sin realmente estarlo. El resto del día avanzaba, pero yo siempre estaba en un mismo lugar, encerrada en cuatro paredes, en un día que se repetía una y otra vez. Monotonía pintada de un solo color, gris.
Pensé que si no salía a flote, me quedaría en lo más profundo sin poder volver a ver la luz. Estaba equivocada, Porque las cosas nunca son tan malas como parecen, solo hay que ser pacientes y esperar. Lo que hace la diferencia es la actitud que decidimos tomar frente a ciertas situaciones, ya que muchas veces las emociones del momento nos nublan y no logramos ver con claridad, sobre todo si estas son negativas.
Entre aquellos lapsos de profundo malestar emocional, recordé aquella vez cuando escribí que al final de cada túnel siempre hallaremos luz, por más oscuro que parezca, entonces justo ahí todo comenzó a cobrar sentido para mi. Pensé que lo mejor que podía hacer en aquel momento era permitirme sentir. Esta bien sentir pena, esta bien sentir tristeza, enojo, frustración... sin embargo, muchas veces decidimos evadirlas. ¿No te han reprochado alguna vez el no "seguir tu propio consejo"? Eso fue justo lo que mi subconsciente hizo. En ocasiones sabemos muy bien lo que debemos hacer, pero por alguna razón decidimos no escucharnos. Hacemos oídos sordos y gritamos en silencio. ¿Acaso no somos los únicos capaces de comprender mejor que nadie nuestros pensamientos, sentimientos y emociones? ¿Por qué elegimos fingir bienestar, cuando realmente no es necesario? Muchas veces —y estoy segura— lo hacemos para evitar dar explicaciones pero, ¿Desde cuando se ha vuelto una obligación hablar sobre nuestros sentimientos con otras personas? La respuesta es: desde nunca. Es más sencillo de lo que parece, si no estamos aptos para abrirnos y hablar, no lo hacemos. Por eso es que a veces lo que suele parecer complicado, realmente no lo es. Solo intenta cambiar de perspectiva.
A pesar de la situación, logré conectar conmigo misma, cosa que antes jamás había podido. Tomé todo aquello que creí perjudicial y lo volví a mi favor, porque si, se puede. Aprendí a ser mi mejor compañía, y conocí una parte de mi que no había visto antes, hasta ahora.
El sentir que soy mucho más de lo que ya sé me llenó el corazón, me llenó de intriga. Así que me pregunté ¿Me conozco tanto como creí que lo hacía? La respuesta es no, estamos en constante evolución, en constante cambio, en constante descubrimiento; justo en aquel momento algo se movió dentro de mi: ahí estaba toda la motivación que creía perdida. Se aproximaba el camino de la constante introspección, pero esta vez será diferente. Será emocionante.Todo el ruido e incluso todo el silencio, se convirtieron en mis mayores aliados. Como dije, todo es cosa de perspectiva. Lo importante de todo aquello es jamás olvidar permitir a tu corazón sentir.
Si te has sentido de forma similar, se que me entenderás de una manera especial y diferente.
No te preocupes, te hallarás cada vez que te sientas perdido/a, pero sobre todo y a cada paso, serás cada vez más auténtico/a.
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Corazón de papel
Non-FictionTodos, desde el momento en que llegamos al mundo, emprendemos un viaje en esta vida. Repleto de un vaivén de sentimientos y emociones, muchas veces vagamos sin saber que pensar, que hacer o sentir. En diversas ocasiones deseé con todas mis fuerzas t...