4-Una propuesta rechazada

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Narra Emily: 

Llegamos a la casa a las doce y media del mediodía. Ya, en la nueva habitación acomodando mis pertenencias me hace sentir ajena a todo lo que me rodea. Aveces me pregunto si podre acostumbrarme a este nuevo estilo de vida tan distinto al mio. No me puedo quejar del cuarto a decir verdad. Es muy bonita las paredes pintadas de lila, el ropero, el escritorio, la mesita de luz, el parador, la mesa del televisor y el marco de la gran ventana que da una vista bellísima al jardín son de un marrón viejo. Las cortinas y el edredón de la cama son un lila oscuro. Todo combina a la perfección, hasta los colores elegidos. Es cómoda y me gusta pero por desgracia el color de este dormitorio es algo similar al violeta que es el color que más detesto y por el cual le tengo fobia... Estoy a punto de terminar de doblar toda mi ropa pero soy interrumpida por el sonido de la puerta:

-¡Pase!- grito - Hola muñequita- aparece una viva figura de Connor coqueteandome- ¿Qué necesitas infeliz?- le digo intentando sonar mas borde para que se de cuenta que me desagrada mucho su presencia- Oh calma la fiera- dice burlón  haciéndome un ademán como señal de que me tranquilizara - Solo vine a proponerte una cosa- su seriedad me sorprende demasiado. Esto me huele a algo raro.

Wau demasiado serio ¿Qué será? - pensó mi subconsciencia

- Habla Hudson se me acaba la paciencia. Y por tu bien te sugiero que no mal gastes mi tiempo idiota - respondo impaciente 

- Es un rato que te molesto. Escucha bien lo que te voy a decir perra rabiosa. Te hago una pequeña propuesta. Nosotros somos los que mandamos en esta casa, es nuestra y te pedimos de buena forma que tu y el gilipollas de tu hermano obedezcan  nuestras ordenes y reglas o sino pagarán las consecuencias que no son para nada bonitas. Esto es fácil Emily ustedes obedecen y todos felices- habla acercándose a mí poco a poco con las palabras que salían de sus carnosos labios rosados...

¡Emily Henman controla tus malditas hormonas! Mierda se está acercando demasiado - se desespera mi subconsciencia

- Pero si no lo hacen tendrá que ser por las malas y desgraciadamente se armara una guerra entre nosotros. Yo no quiero eso- dice mirándome los labios con deseo, a lo que produce que se muerda fuertemente el labio inferior- Y yo tampoco creo que quieres que eso suceda ¿Cierto querida hermanastra? - pregunta acorralándome entre sus musculosos brazos haciendo que mi espalda chocara contra la puerta del armario. Lo mire mal por un momento hasta que mis ojos pervertidos se dirigen fijamente a sus labios poniéndome muy nerviosa. Los nervios no están ayudando en la situación.¿Acaso siempre deben estropearlo todo? Realmente no entiendo mis hormonas, cada vez peor se ponen. Me suelto de su agarre para alargar el espacio que hay entre nosotros. Él me mira sorprendido ante mi acto de querer alejarlo de mi 

-¿En...serio creen...que pueden...mandarnos ?- pregunto entre risas nerviosas - Pues deben ir a un psiquiatra porque están muy mal de la cabeza si creen que pueden darnos ordenes como sirvientas- digo limpiándome una lagrima falsa- Oww nosotros no somos estúpidos y no nos pueden mandar como si nada. Pero que les entre en las pocos neuronas que les sobran...NUNCA vamos a obedecerlos-dije burlona y como soy la persona más madura de este planeta le saqué la lengua como una niña pequeña- Pues tendrá que ser por las malas entonces- dice frió y poniéndose rojo del enojo- Tendrá que ser de esa manera querido- respondo haciéndome la inocente para sentir su molestia -¡Bien!-dice fulminándome con la mirada. Si las miradas mataran obviamente estaría más que muerta, enterrada hasta el núcleo de la forma en que me asesinan sus ojos. Esos ojos...

¡Controla tus hormonas fiera! No te puede gustar este maldito y mucho menos tu hermanastro perra- me regaña mi mente junto con una bofetada para que reaccione. Odio cuando hace eso.

Guerra De HermanastrosWhere stories live. Discover now