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→Capítulo 4. La mujer coyote.
Narra Stiles
—¿Ya tienen todo listo, muchachos?— preguntó papá al verme subir la última maleta a su patrulla.
—Si.— respondimos todos a la vez.
Días después de mi decisión, hoy era el día en que junto a mis amigos nos íbamos de Beacon Hill's. Mi padre nos llevaría hacia el aeropuerto, lamentablemente no podría llevar a Roscoe a Nueva York ya que casi no a estado funcionando bien y no me quiero arriesgar a que ya no funcione. Por esa razón prefiero dejarlo aquí y que mi padre lo lleve a un mecánico para así arreglarlo, ya luego me lo enviaría.
—Bien. Ya es hora de irnos o se nos hará tarde.— dice Isaac viendo la hora en su celular. Todos nos subimos a la patrulla de mi padre y emprendimos camino al aeropuerto. Al pasar por el bosque alcance a ver a un animal, parecía ser un coyote.
—Hay algo en ese coyote. Debemos ayudarla.—escuche su voz.
—¿Qué? ¿Cómo que ayudarla? ¿A qué te refieres?— estaba muy confundido.
—Dile a tu padre que detenga el auto.— ¿Escuche bien?
—¡Que detenga el auto!— estaba vez alzo más la voz asustando me en el proceso.
—¡DETÉN EL AUTO!— grite y me hizo caso. Al segundo de hacerlo salí corriendo a buscar al animal, no se porque lo hacía, pero algo me decía que debía ayudarla (y no, no era "M").
—¿STILES? ¡STILES!— gritaban mis amigos y padre pero yo no les prestaba atención.
Seguí el camino que había tomado (al parecer) la coyote con las indicaciones que me daba "M". Sentía que estaba cada vez más cerca de encontrarla. Después de unos minutos pude hallarla pero no se veía muy contenta con mi presencia. Me gruño intentando intimidarme.
—Muestra le tus ojos.—dice.
—¿Estas seguro?— en uno de nuestros entrenamientos cambiaron mis ojos a un rojo sangre. Al parecer al momento de hacerlo, tomo la habilidad de que las personas se inclinén ante mi reconociéndome como su superior.
—Si y ordena le que cambié.—eso me deja confundido pero no discuto.
Cierro mis ojos concentrando me en cambiarlos, cuando siento que lo logro los abro.— Cambia.— le ordenó.
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