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→Capítulo 6. Demonios.
Narra Stiles.
Regresamos a casa con los chicos bombardeando me con preguntas sobre el Lightwood, obviamente no respondí ni una de ellas y me fui a mi cuarto.
Cuando estuve ya con un baño y en pijama me acosté. Sonreí tontamente al pensar en Alexander, no había entablado ni una conversación con él y ya nos encontrabamos besándonos. Definitivamente no era algo que hubiese hecho en el pasado, pero me gustaba, ser libre y poder decidir que hacer. Si estaba mal o no, después de todo eran mis decisiones.
Mi celular vibró anunciando la llegada de un mensaje, lo prendí y ví que era de un número desconocido.
Desconocido: Hola Stiles, soy Alec.
Sonreí al ver de quién se trataba, esperaba que me mandará mensaje mañana pero esto me agrado mucho más.
Stiles: Hola Alec, ahora te agendo.
Escribí y lo hice.
Sexy Lightwood 🥵: ¿Te parece si mañana desayunamos en el Brooklyn Roasting Company?
Stiles: Por supuesto, es mi cafetería favorita.
Sexy Lightwood 🥵: Perfecto.
Estuvimos chateando un rato para después pasar a hacer videollamada, cuando observé por la pantalla su pecho desnudo lleno de runas, me sonroje un poco. Por suerte no lo noto.
Cuando menos me di cuenta ya había amanecido, estuve toda la noche hablando con Alexander.
—Supongo que nos veremos en unas horas.— me despedí al ver que solo faltaban dos horas para vernos.
—Así es. Ya para la otra dormiremos.— reímos por lo dicho.
—¿En mi cama o en la tuya?.— pensé pero al parecer lo había dicho en voz alta por su risa. Me sonroje fuertemente.
—No lo sé. Pero eso lo resolveremos más tarde.— su voz salió ronca.— Adiós Stiles.— me sonrió y colgó sin esperar una respuesta.
Sonreí como bobo.
Aún no me gustaba Alexander, era muy pronto para eso. Pero debo decir que la atracción entre nosotros era muy obvia. Estoy seguro que mientras más nos vayamos conociendo, en un futuro podríamos tener una linda relación o sino se da el caso, una agradable amistad con acostones de por medio.
Me levanté de la cama listo para alistarme, al cabo de unos minutos ya me encontraba cambiado y perfumado.
Saque de un cajón una pistola de agua y la rellené. Con una sonrisa maliciosa me dirigí a la habitación del bufandas, él sería mi primera víctima. Con cuidado me acerque a su lado y lo rocíe ocasionando que se despierte.
