Parte 1 -Mata al porvenir

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El viento soplaba con leve intensidad, pero tan cerca del suelo que levantaba grandes nubes de polvo alrededor. El Sol resplandecía fuertemente ese día y, combinado con el polvo en el ambiente, creaba un clima tan seco y sofocante que apenas y se podía respirar. Y a través de ese terregal abrazador avanzaba Akame, con su largo y negro cabello lacio pegándosele a la frente por el sudor, sucio también por la tierra que arrastraba el aire. Sus ojos rojos se posaban en el horizonte vacío, sosteniendo con su mano la empuñadura de Murasame, colocada en su cinturón, siempre preparada para la batalla. Siempre preparada para aniquilar.

Detrás de sí había dejado los cadáveres de diez hombres, abatidos por ella misma luego de un enfrentamiento breve cuando estos intentaron asaltarla. Las regiones lejanas del imperio seguían siendo peligrosas.

Caminaba a paso despreocupado en línea recta, sin un rumbo exacto, en espera de encontrarse con algún pueblo en medio de la nada donde pudiera comer, pasar una noche en algún mesón del lugar y continuar con su camino al día siguiente. Sin dirección. Sin prisa. Pero aún tan sigilosa, aún tan cuidadosa y desconfiada como siempre había sido. Los viejos hábitos no se olvidan de la noche a la mañana, y menos aquellos que te ayudaron y te siguen ayudando a sobrevivir en un mundo tan podrido y lleno de odio. Un mundo donde se tiene que asesinar o ser asesinado. Incluso cuando la tiranía del antiguo gobierno había acabado, la regla básica del país parecía ser la misma; los fuertes viven, los débiles mueren.

Así había andado Akame por un mes, desde que la revolución había terminado. Envuelta en una capucha negra, vieja y agujereada, que escondía las marcas que la técnica oculta de Murasame había dejado en su piel, el último camino real que había recordado tomar era la salida oeste de la capital; de ahí en más se había dejado llevar por donde la ruta la condujera (aunque, considerando las características del terreno, lo más probable es que estuviera en el oeste del imperio, es decir, nunca perdió la dirección).

Seguía avanzando por ese árido terreno cuando divisó a lo lejos un conjunto de edificios; una especie de ciudad protegida por altos muros de roca, probablemente traídos de otras regiones del reino, con dos grandes puertas de madera oscura de cinco metros de alto y dos torres de vigía del doble de altura a cada lado.

Akame caminó hacia ese acceso a la ciudad y al llegar se encontró con dos guardias en tierra que custodiaban las puertas, y otros dos en cada torre. Un círculo de luz morada del que no se había percatado antes rodeaba a los muros, con dos metros de separación respecto de este. Todos los guardias se hallaban dentro del círculo.

Sin saber lo que significaba este detalle, pero dispuesta a correr el riesgo con tal de encontrar refugio en la ciudad, Akame cruzó el aro de luz y de inmediato sintió un leve mareo; el mundo le dio vueltas por un momento y después volvió a estabilizarse. Los guardias, de gesto serio, la observaban sin inmutarse. Se acercó a hablarle al que se encontraba en su lado derecho.

-Disculpe, quisiera entrar a la ciudad -dijo Akame amablente.

El guardia la miró sin ninguna expresión.

-Puede entrar si así lo desea, -contestó el guardia- en esta ciudad recibimos a cualquier visitante sin ninguna restricción.

Akame miraba a los guardias con gesto dubitativo. No creía que una ciudad amurallada recibiera a cualquier forastero sin por lo menos cobrarle peaje. Por algo estaba amurallada.

-Pero seguramente hay por lo menos un impuesto que se me cobre por pasar -dijo Akame sin creer lo que estaba escuchando.

-No es así. Como dije antes señorita; si usted lo desea puede entrar a la ciudad sin restricción alguna -le respondió el guardia.

Akame lo miraba; seguía sospechando de ellos, de la ciudad. Le parecía muy raro que el acceso se les facilitara tanto a las personas, sin embargo la capital hacía lo mismo, así que era probable que otra ciudad también diera paso libre a los de fuera. ¿O no era así?

Akame ga kill! -After the darknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora