Capitulo 18

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Con el corazón a mil, camino lentamente hacia la puerta. Miro de reojo a Rubius, que solo se limito a sonreír y guiñarme el ojo. Respiro profundo y camino por el pasillo hasta las escaleras. Solo basto ver desde allí arriba para comprender todo. El maldito coloco una tanza en la puerta. ¿Consecuencia? Mi amigo decapitado.

Me arrodillo en el comienzo de la escalera, mirando el cadaver sin cabeza de mi amigo, desangrándose. Bajo la cabeza y dejo escapar una lagrima. Ahora si, estoy completamente sola con un psicópata. Me levanto y miro a esa persona con rabia, que aun seguía sonriendo. Voy hasta el y comienzo a golpearlo.

Eres un hijo de puta- cada golpe que daba era una caricia para el, no le hacían daño en lo absoluto -¡Te odio con todo mi corazón, Rubius!-

Rubén, dime Rubén- lo miro, confundida.

Aun enfurecida, entro a la habitación y me dirijo hacia la mesa donde estaba Guille. Lo agarro con fuerzas y lo dejo enseguida en el suelo. Madre mía, aun pesaba. Suspiro y miro a "Rubén".

Ayúdame-

¿A qué?- frunce el ceño-

A darle un entierro "decente" a mis amigos- remarco la palabra decente, como si fuera algo obvio. El, dudoso, me mira, cruzando los brazos.

No- dice frió.

Es lo mínimo que podes hacer- digo de la misma manera que el.

Dije no- se acerca y agarra a Guille de los pies -Pero, se muy bien que hacer con esto- lo arrastra hasta fuera de la habitación.

¡No!- corrí hasta el, pero rápidamente en un reflejo, saco su cuchillo y me apunto con el.

Quédate donde estas, o terminaras como tus amiguitos- trague saliva y acenti -Buena niña- acto siguiente, cerro la puerta, dejándome otra vez, encerrada.

Me acerco a la puerta y giro la perilla, en un vago intento de saber si estaba cerrada o no. Pero, claro, quien dejaría la puerta abierta. Buena idea Guadalupe, cada día me sorprendes mas.

Volteo y apoyo mi espalda contra la puerta. Podia ver sangre en el suelo y en la mesa, donde hace unos minutos estaba mi amigo. Mi garganta se anudo y mis ojos se cristalizaban. Me mordí el labio, para tratar de reprimir el llanto, pero al hacerlo sentí un fuerte dolor, por las puntadas que tenia en este, lo único que provoco que mi llanto se ahogue en un fuerte grito de dolor.


Sollozando, me deje caer en el suelo. Estaba sola, en un lugar completamente desconocido para mi. Sola con una persona que mato a mis mejores amigos. Tal vez, hasta sola con el causante de mi muerte. Quien sabe, aunque, si he llegado hasta aquí, es porque el tiene otros planes para mi. O tal vez no. Tal vez este jugando conmigo. Tan solo podría ser yo su ultima pieza de ajedrez, y debe encontrar una manera hábil para ganar esta partida.


Me quito las lagrimas que rosaban mi mejilla y suspiro. Debo ser fuerte en estos casos. Llorar no devolvería a la vida a mis amigos, ni tampoco me sacaría de acá. Mostrarme débil ante el enemigo solo me hacia ver una presa fácil, y yo no quería eso.


Me jure a mi misma que no saldría de aquí, no sin antes hacer que Rubén pague por lo que hizo.

El Asesino del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora