Estaba exhausto, su turno apenas había terminado y ahora tenía que llegar a la escuela, odiaba el turno nocturno, pero no tenía alternativa, era eso o no recibir la buena paga que le daba su jefe por cubrir ese horario, al menos agradecía que la cafetería fuera tan popular como para ganar esa cantidad de dinero, que le era suficiente para sobrevivir siendo aún un estudiante de universidad, y aún faltaba todo un año, pero al final valdría la pena.
Claro que la fama del lugar se debía totalmente a él y a sus habilidades culinarias, agradecía que al menos su madre le hubiera dejado algunas recetas secretas de la familia antes de fallecer, dejándolo huérfano tan sólo a los 12 años.
Jin caminaba hacía su salón en uno de los edificios más alejados, llegó por la entrada trasera del campus, que era la menos frecuentada de la zona, aunque siempre había pocas personas, ese día estaba totalmente vacío, algo extraño a su parecer, pero no sé iba a detener a pensarlo.
Llegó a su salón y todo se volvió más extraño, porque no había una sola alma en todo el camino del campus hasta su edificio, ni en el edificio mismo, ni en ninguno de los salones, se dio cuenta de esto luego de pasar por todas y cada una de las aulas, pero no, nada.
Caminó hasta la sala de maestros, tal vez no había clase ese día y él no lo recordaba, sabía que siempre había alguien ahí, porque no sería la primera vez que le pasaba. Pero no, vacío, aunque estaba abierto, así que decidió entrar, sin importarle el regaño de algún profesor, notó una taza de café rota en el suelo, que desastre, tendría que irse de ahí antes de que alguien lo culpara.
Caminó hasta la salida, buscó un poco más, pero nada, hasta que llegó al gimnasio, escuchó un par de ruidos y decidió seguirlos, cuando llegó, uno de sus maestros, uno que no le agradaba del todo, estaba frente a él, con el brazo lleno de sangre y algunas otras heridas en la cara, había peleado... Un maestro... En la universidad... Ya quería contárselo a sus amigos.. Si tan solo tuviera amigos, bueno, claro que los tiene, su amiga, quien estudiaba medicina, y esa compañera de generación con la que había hecho algunas tareas, aunque no era muy amiga era quien más se acercaba a serlo.
Sé acercó al maestro, quien sostenía su brazo, se notaba que necesitaba ayuda.
"Maestro Ko?" lo llamó, para luego acercarse, el profesor giró hacia él, al parecer no había notado su presencia, pero lo hizo una vez que escuchó su nombre, pues empezó a caminar hacia su dirección.
Cuando estaba lo suficientemente cerca, vio al maestro abrir su boca.
"No escuchaste las noticias? Hoy no hay clases, Kim" reprochó el maestro "hay una extraña epidemia, dieron el anuncio de la suspensión temporal de clases ayer por la noche" Jin pensó en que no hubiera sido posible para él saberlo, pues había estado encerrado en la cocina toda la noche y parte de la mañana, sin siquiera tener tiempo para redes sociales, entre tareas y demás.
"Eso explica mucho" le respondió al maestro "necesita ayuda?"
"Esta bien, solo fue un alumno problema, pero ya lo resolví, dame una mano, quieres?" lo llamó y Jin se acercó, haciendo que el maestro lo tomara del brazo para luego caminar hacia la sala de antes.
"Qué pasó? Eso parece una mordida!" el señor Ko ya se encontraba en la sala de maestros, limpiando sus heridas con el botiquín de la enfermería, el cual Jin le había hecho el favor de traerle.
"Es una mordida" el maestro sonrió con ironía "escúchame Seokjin, siempre fuiste un buen alumno y mereces salir adelante..." cerró el botiquín con todo dentro, solo había gastado algunos algodones y un paquete de gasas, nada de antibiótico o algo para el dolor "por favor, te suplico que hagas lo que te pido por la próxima hora, bien?" Jin se sentía extraño, qué quería ese tipo?
"Por qué?" fue lo único que respondió.
"Pronto lo vas a averiguar, por el momento, solo haz lo que te digo" tomó la caja, que no era muy grande, pero se veía muy completa y lo puso dentro de una mochila "toma esto, ve hacia la cafetería y llena esta mochila con toda la comida y agua que encuentres, sobre todo agua, después camina hacia fuera del campus con ella y dirígete todo lo que puedas hasta la playa más cercana, de ahí sigue por la orilla del mar, evitando las zonas turísticas, hasta que llegues a la frontera, o encuentres un barco que te lleve a alguna isla, entendido?" Jin no podía creer lo que el maestro estaba diciendo, podía ser algo pobre pero no iba a robar a su escuela, ni huir sin terminar su carrera.
"Qué?" rio un poco sin entender lo que pasaba.
"Solo hazlo!" gritó el maestro asustando a Jin, para luego tomarse el abdomen como si estuviera sintiendo mucho dolor.
"Profesor Ko, se encuetra bien?" preguntó preocupado, pero el maestro golpeó sus manos antes de poder tocarlo.
"La pandemia es peor de lo que todos creen, Jin, huye mientras puedas..." dijo por último para luego desmayarse.
Jin intentó levantarlo sin éxito, pensaba que probablemente el maestro alucinaba o algo parecido, una pandemia sólo necesitaría una cuarentena, no huir del país, pero aún así hizo caso a su primer consejo, a fin de cuentas, tenía un botiquín y comida gratis, si lo atrapaban siempre podía culpar a ese maestro.
Tomó algunas latas y botellas de agua y las puso en la mochila, no había mucho, por lo que todo pudo caber en la bolsa, aunque esta era realmente grande.
Pero no iba a escapar, en vez de eso, decidió volver y vigilar a su maestro, no lo dejaría morir... Tomó su teléfono y llamó a una ambulancia, la policía, los bomberos, cualquier cosa para llevarse al maestro quien aunque su herida ya no sangraba, se veía mal. Pero nadie contestó, después de muchos intentos, no lo logró, así que solo entró a la sala de maestros, mirando que su profesor ya había recuperado la conciencia.
"Hice lo que me pidió" dijo mostrando su mochila, el profesor lo miró, sus ojos parecían sangrar y su cuello estaba lleno de venas negras, lo que asustó a Jin de inmediato.
"Tonto... Te dije que te alejaras..." dijo el maestro para después caer al piso y empezar a convulsionar, Jin corrió hacia él de inmediato y ayudó con la convulsión, para que él profesor no se lastimara, pero luego de unos segundos, dejó de moverse.
"Profesor Ko?" Jin lo llamó, pero no respondía, acercó su oído a su boca, pero no sé sentía alguna respiración. Tanteó su pulso, pero no sabía sobre primeros auxilios ni nada parecido, por lo que no lo encontró, o tal vez no había nada... Jin empezó a entrar en pánico, intentó seguir llamando... Pero nadie respondía, era como si las líneas estuvieran saturadas, tenía miedo, qué haría si el hombre estaba muerto y lo culpaban a él, no tenía dinero para un buen abogado... Iría a la cárcel.
Pero de pronto el maestro abrió sus ojos, estaban muy rojos, como si tuvieran sangre coagulada dentro... Al igual que su boca, que parecía estar llena de sangre.
"Maestro?" fue lo único que alcanzó a decir, cuando el profesor lo acorraló.