El reencuentro

4.5K 281 16
                                    

CAPÍTULO II

·

·

·

EL REENCUENTRO

·

·

·

Sarada

Restregué mis ojos fuertemente, intentando hacer desaparecer cualquier muestra de cansancio de estos. Acababa de bostezar por segunda vez, estaba muerta de sueño. Aún estaba recostada en mi cama, esperando que mi madre apareciera por la puerta a darme los buenos días y a invitarme a desayunar.

Por arte de magia, en cuanto terminé de formular ese pensamiento, mi madre apareció desarreglada y apoyó su espalda en el marco de la puerta para después darme los buenos días, ella se preocupa mucho por mi bienestar.

No te esperaba despierta tan temprano.- Pronunció con suavidad.- Venga, baja a comer.- Y desapareció escaleras abajo en dirección a la gran cocina situada frente al gran comedor.

Bajé por la cama con cuidado hasta que mis pies tocaron el suelo con seguridad, a mi corta edad cualquier altura podía ser un accidente para mis cinco primaveras. Me desplacé por las escaleras con cuidado de no tropezar y caer rodando, causándole un gran susto a mi mamá.

Sarada, hija, el desayuno está la mesa de la izquierda.- Me avisó desde detrás de uno de los muebles que estaba limpiando. Yo asentí aún sabiendo que no me veía y me encaminé al sitio donde la comida reposaba.- ¡Qué aproveche!- Yo agradecí en respuesta.

La comida de mi madre no es la mejor, es decir, quizás se preocupe más de los nutrientes que lleva que de su sabor, aún así es “comestible”, aunque a veces “no masticable”. Tragué el último trozo y subí las escaleras hasta el baño, y, allí, lavarme los dientes.

¡Sarada,baja cuándo termines! Tengo algo importante que decirte.- Si a mi corta edad no tuviera algunas dotes ninjas, me hubiera sido imposible escuchar la última frase, pues era un susurro prácticamente inaudible.

Obedecí su orden y en cuestión de segundos estuve enfrente de mi madre, esperando lo que tuviera que decirme. Estaba nerviosa, y, no entendía porqué... Era una extraña sensación que se acumulaba en mi pecho y formaba un nudo en mi garganta, haciendo que en mis manos se acumulara el sudor.

Sarada-chan, hoy conocerás o...Mejor dicho, volverás a ver a alguien que hace mucho tiempo no ves...- Dejó inconclusa la frase, esperando mi reacción, pero mis rasgos eran serios, inexpresivos, indescifrables.- Regresa un poco más antes de la academia, tienes mi permiso escrito en uno de los pergaminos que adjunté a tu mochila, entrégaselo a tu tutor, ¿quieres?- Yo asentí.

Quiero aclarar que aún no estaba en la academia, era una especie de...¿como dicen algunos? ¡Ah, sí! Guardería. Odiaba ese sitio, ¿se pensaban que éramos tontos, o qué? La verdad, con ver a mi madre orgullosa de mis progresos como principiante ninja era suficiente.

Las Aventuras de SaradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora