4. Mi novia y yo.

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—Luego te diré, por ahora debemos deshacernos de este auto.

—¿Y en qué andaremos? —preguntó.

—Déjame pensar... —pensé por un momento— ¡Lo tengo!, tenemos que chocar este auto y dejarlo donde sea.

—OK, ¿A dónde iremos?

—A un hotel, pero debemos de sacrificarnos un poco, daremos nombres falsos y obviamente no es un hotel cinco estrellas.

—Nos pueden identificar con los números de las tarjetas o con descripciones.

—OK, yo arreglaré eso —me quedé pensando un poco. ¿Cómo rayos me puedo deshacer de ese idiota sexy?

—¿Qué tanto estarías dispuesta a sacrificar por no ir a ese internado? —preguntó Valery con voz sospechosa.

—En este instante, todo. ¿Qué tienes en mente?

—Efectivo, tenemos que pagar con efectivo. Hay que cambiarnos el look lo más pronto posible y fingirnos lesbianas.

—Bien hecho, ya estás aprendiendo —chocamos las manos.

—Bien, me dirigiré hacia un salón para que nos cambien el peinado, luego vamos a una tienda alejada de la ciudad para comprar la ropa y sacamos dinero de las tarjetas. Espera, ¿No te las han cancelado ya?

—Valery, una tiene que estar preparada para situaciones como esta. Hice una tarjeta a mi nombre, sin el más mínimo contacto con mis padres, es una cuenta sin límite.

—Eres un genio.

—Sin halagos, por favor —dije riendo y Valery me llevó al salón. Estaba ubicado en una zona desagradable y extremadamente peligrosa, no parecía un salón realmente.

—Valery ¿Qué es este lugar? —le susurré.

—Aquí trabaja un amigo mío que fue despedido hace unos meses del salón al que voy.

—Dime que no lo despidieron por hacer un mal corte.

—No, la jefa lo encontró en el baño haciendo cochinadas con otro chico —Valery y yo reímos y entramos al lugar.

—Valery, cariño. No pensé encontrarte por aquí —la saludo de doble beso.

—Es que mi amiga y yo queremos un cambio de look radical, pero muy calladito —respondió mi amiga.

—Soy una tumba. Hola hermosa —se dirigió a mí.

—Louise, él es Bennie.

—Hola, ¿podemos hacer esto rápido?

—Claro, por acá —nos dirigió a unos asientos frente al espejo. Bennie me atendió a mí y a Valery la atendió otra chica.

—Dime, ¿Qué tan radical lo quieres? —me preguntó Bennie.

—Rojo y liso, con flequillo.

—¿Estás segura? Tienes un gran cabello castaño y ondulado.

—¿De quién es la cabeza? Hazme lo que te digo, ¡pero ya!

—OK OK —respondió y me comenzó a cepillar el cabello.

—Negro y corto —dijo Valery.

—¡Maldita sea! ¡Valery!

—¿Qué pasa? —gritó asustada.

—Existen las malditas pelucas. Gay, tráenos una peluca roja, lisa con fleco y una negra y corta, ¡pero ya! —ordené y Bennie salió corriendo a buscar las pelucas.

—¡Y no te quedes con nadie en el baño! —gritó Valery. Bennie regresó al paso de unos minutos y nos puso las pelucas.

—Maldito gay, ¡Te dije liso!

—L-lo siento. Los rizos están de moda y creí que...

—¡Cállate! ¡Vámonos Valery! —Valery y yo salimos del lugar.

—¡Pero son $500! —dijo Bennie.

—Lo siento, Bennie. No traemos efectivo, prometo pagarte pronto —subimos al auto y huimos del lugar. Fuimos a una tienda y compramos ropa de un estilo completamente diferente al de nosotras, echamos a andar el auto hasta que se estrelló con un árbol en el parque principal y salimos corriendo hasta que llegamos a un hotel. No era un hotel de cinco estrellas, pero era grande —pero que discreto.

—Entre más grande más se les dificultará hallarnos —nos tomamos de las manos y entramos.

—Buenas noches, señoritas. ¿En qué podemos atenderlas? —saludó la recepcionista.

—Mi novia y yo queremos pasar una noche candente. Denos una habitación.

—¿Con registro o anónimas? —dijo la recepcionista mientras tecleaba.

—Anónimas —dijo Valery.

—Pero que tímida eres mi reina, así no te portas en la cama.

—Es que mi lado salvaje sólo es para ti, mi amor.

—¿Tarjeta o efectivo? —preguntó la recepcionista.

—Tarjeta —saqué mi maravillosa tarjeta especial.

—Tus padres no saben de la existencia de esta tarjeta, ¿cierto? —preguntó Valery.

—No tienen ni idea —respondí— ahora actúa lésbica o no nos creerán.

—Aquí tienen, señoritas. Sus llaves. Botones, por favor guíelas a su habitación —seguimos al idiota del botones y subimos al décimo piso, entramos a la habitación.

—Si quieres que hagamos el amor debes convencerme —bromeó Valery.

—Loca, ¿Qué hora es? —pregunté.

—Las cuatro de la madrugada.

—Nunca pensé decir esto, debemos irnos a dormir.

—Está bien.

Nos despojamos de nuestras ropas y usamos una más holgada que habíamos comprado, nos recostamos en la cama y luego de unos minutos nos quedamos dormidas. A la mañana siguiente, desperté y no podía creer en todo lo que había pasado la noche anterior, no podía creer que mi plan realmente funcionó.

—¡Valery! —la desperté de un grito.

—¡No, Alexander, no estamos en el hotel Flamingo! —dijo exaltada y yo di una carcajada.

—Valery, que tan negra tienes la conciencia que ya ni duermes bien.

—¿No nos hallaron? —preguntó.

—No, ¡lo logramos, amiga!

—Bien, voy a darme una ducha. Llama a la recepción para que nos manden el desayuno, muero de hambre —dijo mientras se introducía al baño. Tomé el teléfono que estaba al lado de la cama.

—¿Hola? —contestó la recepcionista.

—Hola, buenos días. Quería ordenar dos órdenes de desayuno imperial, por favor.

—Claro, señorita. En unos momentos estarán en su habitación —colgó y yo comencé a saltar en la cama, me quité la camisa solamente quedando en ropa interior y comencé a bailar como loca, Valery salió en bata del baño.

—¡Lo logramos! ¡Ganamos! —le dije emocionada. Valery se lanzó a la cama conmigo y comenzamos a saltar de alegría sobre ella.

—No nos llevarán a ese estúpido internado —gritamos mientras celebrábamos nuestra victoria.

—No estén tan seguras... —dijo Alexander abriendo la puerta de un puertazo.

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Celebraste demasiado pronto, Louise.

Este y el anterior capítulo fueron muy cortos, pero igual espero que los hayan disfrutado. Vuelvo a pedirles perdón por dejarlas en suspenso.

Las partes siguientes me emocionan mucho, ahhhh, se va a prender esta mierda.

Voten, comenten y disfruten. Lxs amo, xoxo

Niña Mal -Adaptación- MailenaSellacxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora