No desear el mal a los demás
No esperar que la otra persona sufra y me recuerde con deseos de retornar a mí. Eso no es sano ni amor. Es capricho e inmadurez.
Tener lo mío. Mis proyectos siempre. Por muy pequeño que sea a los ojos de los demás, atesorarlo y apreciarlo porque es mi vida.
Entiendo a la otra persona. Esa persona tiene su vida, y por tanto, sus sueños y éxitos. Su propio camino. Las respeto. Ellos también cometen errores, como yo. Pues ellos también toman decisiones y se pueden equivocar, así como acertar o equivocar, mismo va para mí. Yo también tengo que tomar decisiones y puedo acertar o equivocarme. Soy tolerante conmigo y con los demás.
Sentirme a gusto con mi vida.
"Lo que me importa son mis proyectos, mi construcción, mi camino, las personas que quieran acompañarme, mi realidad"
Si alguna persona quiere hablar conmigo, lo hará. Buscará la manera.
Si una relación sana dura es porque el interés es mutuo.
Ser humilde o valorarme y valorar a los demás también. Todos somos igual de importantes.
No tiene caso, no es inteligente pensar que soy mejor que alguien más pues todos cometemos errores y por consiguiente todos tenemos subidas y bajadas.
Hacer hipótesis sobre lo mal que está alguien o algo solo es tolerable bajo el punto de vista científico, es decir, con la finalidad de hacer un estudio. De otra manera, hacer suposiciones con la finalidad única de saciarse con la tragedia ajena a punta de comparación es repulsivo y tonto pues se desaprovechan oportunidades y tiempo, alimentando la malicia y por consiguiente reduciéndose.
En lugar de pensar que el tiempo es insuficiente y, por tanto, dejar de lado los quehaceres que se deben realizar, las realizo sin temor y más eficientemente. Esa es la diferencia que marco entre mi yo del presente y mi yo futuro, el cual seré después. Pensar en positivo no significa no pensar ni una sola vez en las dificultades sino evaluarlas y convertirlas en oportunidades.
