Cupido y Apolo, el peor de los castigos.

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Cupido, En Grecia conocido como Eros, la base de lo que hoy conocemos como ángeles, era en realidad un vengativo de cojones si le tomabas el pelo.

Apolo, victima de su venganza, dejara la sus deseos de lado para salvarse del pesar.

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Ahí estaba, el Dios mas vanidoso y bello del Olimpo, aquel quien se le respetaba y admiraba por sus dichosos rasgos, estabas siendo roto en pedazos.

Arrodillado frente a Cupido, de quien se burlo ferozmente, para que le librara de su castigo, la obsesión con una ninfa quien prefería morir antes de caer en los encantos de un Dios. 

- El dolor revela el corazón de cualquier bestia, no es así?- Cupido, victorioso y cruel jugaba con su tristeza.

- Debería lastimarte para recibir tu compasión, insinúas? - Apolo no estaba en sus carriles, buscaba una respuesta, una solución a su dicha.

La sonrisa dulce y aniñada de cupido bajo el contexto era aterradora, era el único que podía ver ternura bajo el sufrimiento de quien despreciaba.

-Tus encantos no pudieron conquistar a la casta? que crees que pueda hacer yo? Ni con mil flechas cambiaria los resultados. - cuestiono el Dios de la fertilidad, llevando sus arco y flechas detrás de su aniñado cuerpo para que estuvieran lejos de las garras de Apolo.

-Puedo ser imprudente pero no ingenuo , Eros, eres el responsable de mi desgracia y el único que puede sacarme de la misma, o acaso a quien mas puedo acudir en cuanto a problemas amorosos?-  Pregunto Apolo, cuyas rodillas se lastimaban contra el mármol que formaba el suelo olímpico, el cual se encontraba manchado del orgullo caído de quien arañaba la falda roja de su verdugo.

Eros, por su parte, y sin ningún interés en el dolor de su compañero y con una dulce sonrisa, respondió:

-Oh, ahora si que pareces admitir mis dotes, vaya, si tan solo hubieras dicho eso antes, en lugar de elegir humillarme por mi ''Mala puntería'' 

Si algo se drenaba mas rápido que la dignidad de Apolo , esa era su paciencia, ciego de ira al escuchar su impertinente respuesta, acabo rasgando su falda, estaba por alzarse del suelo para arremeter a borrar esa sonrisa de su rostro, pero antes, Cupido palparía su cabeza para mantenerlo en su lugar, de alguna forma, funciono.

- Sssh.. 

Eros acaricio su cabello, aquellos tiernos mechones rubios y lisos que parecían perder su brillo por la desolación, palpo su bien formada espalda, curvándose de la desesperación para llevar su rostro a esconderse entre las rasgadas telas y sus muslos blanquecinos, como si le permitiera después de todo ese espectáculo poder refugiarse del bochorno mientras era falsamente consolado, Eros solo utilizabas sus dotes para mansarle.

Apolo, entre lágrimas y enojados gruñidos aceptaba su compasión, añoraba poder estar en esa situación, frotando sus mejillas contra la piel suave y tersa de un regazo cálido entre las caricias a su cabeza, pero no de Eros, si no de Dafne. 

Permanecieron así un rato, con la respiración calmada de Apolo cada vez mas acurrucado contra Eros, entonces, Apolo alzaría su mirada fruncida hacia el rostro del contrario, parecía que había salido de su imaginaria utopía. Al momento, bajo la mirada, en frente del vientre de su contrario comenzó a apartar sus ropajes que lo cubrían, revelando mas de su llano y blando abdomen, con pocos ápices de musculatura, y de imprevisto apoyo sus labios sobre el, no era un beso, parecía mas bien, como si saborear su piel .

Eros admitió una sorpresa, pero apenas estaba empezando, el arrodillado continuo con su probada pero deslizándose esta vez con un rostro entristecido y un aliento ardiente hasta dar con la intimidad de su oponente.

Sus ojos estaban entrecerrados, su boca entre abierta, sus manos, adheridas a sus caderas como si se fuera a caer de no hacerlo, continuo con una firme fila de besos hasta llegar al tope, entonces, y solo entonces , con la extensión de su lengua recogió el final de su falo para cerrar los ojos y engullir de un trago su polla

Eros alzo en mentón apretando los párpados al inesperado movimiento contra su virilidad, sabia que sus tratos podían ser afrodisiacos, pero no supo que el momento de debilidad de Apolo volverían su libido tan fuerte. No podía desperdiciar esta oportunidad mirando al cielo cuando bajo su pelvis estaba el, presionando con sus labios, humedeciendo con su lengua, frotándolo contra sus mejillas, moviendo su cabeza de atrás a adelante, su nariz tocaba su pubis del énfasis que hacia en mantener todo adentro, recubierto de saliva. 

Apretó su cabellera, acelero su respiración y con ello unos escondidos lamentos , sus ojos trataban de si quiera parpadear, el rostro fruncido pero entusiasmado del arrodillado, forzando su rostro con tal de complacerle, y la enternecedora manera de apretar, casi arañar su cadera cuando era ahora Eros quien manejaba el ritmo de las estocadas a su boca, volviendo la expresión de Apolo mas quejosa y triste ajustándose al ritmo de sus embestidas, podía escucharse el gorgoteo de sus quejidos en su boca cubierta. 

No iba a durar mucho, tenia que satisfacerse rápido antes de que Afrodita preguntara por el y los encontrara de esta forma. Sostuvo con mas brusquedad la cabeza del arrodillado hasta finalmente, acabar. 

Antes de permitir que se levantara contemplo su rostro agotado, con sus mejillas rojizas y los ojos húmedos, liberando su boca y repasando sus labios con el pulgar, susurro:

-No te gustara, pero tengo tu solución.  

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Próximamente, en Antique Burdel; Dos vírgenes satisfaciendo sus deseos desde su castidad, Una madre viendo a su esposo desaparecido en el cuerpo del nuevo rey, Y la extraña persecución entre la bestia vacuna y Testeo.







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⏰ Última actualización: May 22, 2021 ⏰

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