Capítulo 4

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"Nuestro favorito y enigmático viudo ha salido de su cueva y hay más de una dama dispuesta a ser un inofensivo corderito con tal de ser su presa, como en el caso de lady Briseida Milton.

¿Podría ser que por fin el conde de Ross encontrará a su media naranja?

Sección de chismes aristócratas de lady Berricloth."

«Será una tarde larga», pensó Laurine, dándole un sorbo a su taza de té, mientras las damas de su mesa parloteaban y hablaban sobre los solteros más cotizados de la temporada y los cuales consideraban adecuados para sus protegidas.

Quién lo diría... ahora ella era una matrona más, su juventud había quedado en el olvido al igual que su inocencia y una vez que fuera la duquesa de Carlisle, tendría que ponerse en la tarea de encontrar parejas adecuadas para sus futuros hijastros que bien podrían ser sus hermanos menores.

A poco estuvo de atorarse con el té, pero inmediatamente pudo controlar el deje de diversión que ese pensamiento generó en ella.

Si no fuera porque Carlisle se encontraba a unos pasos de su mesa, conversando con otros pares de la nobleza, Laurine ni siquiera tendría un lugar en aquella mesa donde todas las matronas eran mujeres respetables y de reputación intachable.

—Es una locura considerar al duque de Saint Albans como un buen pretendiente —aseveró lady Milton, con ese tono rígido y lleno de desdén que los ingleses dominaban muy bien—. Es un libertino sin reparo ni futuro, sólo es cuestión de tiempo para que quede arruinado y casi puedo sentir pena por su futura esposa, ni siquiera su título vale lo suficiente como para camuflar todos los escándalos que ese hombre protagoniza.

No tenía la menor idea de quién era el duque de Saint Albans, pero suponía que aún asistía a Eton cuando ella fue presentada en sociedad.

—Olvidas que cualquier burgués o comerciante daría una dote millonaria con tal de conseguir emparentar con un duque —añadió otra matrona, la cual no conocía, y Laurine le dio un mordisco a su galleta con glaseado.

De cierta manera, ella tenía razón.

—Saint Albans es muy joven, si una dama desea una boda inmediata, debe atacar a los nobles más adultos y sensatos como el vizconde de Aberdeen o el conde de Grafton. —Estiró el cuello con interés, ambos nobles eran amigos de su hermano y ciertamente no se habían casado pese a que ambos estaban avanzados en los treinta años.

Una edad bastante avanzada y perjudicial cuando no se tenía un solo heredero.

—Si te parecen buenos pretendientes, ¿por qué no los veo por tu jardín, querida?

¿Y ese tipo de comentario venía de una "amiga"?

Ladeó el rostro, la gente en ese lugar era detestable.

—Extendí mis invitaciones, pero al parecer algo les impide llegar a tiempo. Sólo es cuestión de tiempo para que salgan en búsqueda de una dama, no pueden obviar sus obligaciones por mucho tiempo —decretó su futura cuñada y Laurine barrió el lugar con la mirada, preguntándose en qué otra mesa podría sentarse sin sentir ese mal sabor en la boca.

—¿Y cómo va la búsqueda de un esposo para la hermosa Briseida? —inquirió nuevamente la mujer que parecía más enemiga que amiga—. El año pasado no fue su temporada, quizás este año tengan más suerte.

Laurine percibió velozmente como lady Milton se irritó por el comentario de la dama, al parecer no le gustaba que subestimaran el poder de su sobrina a la hora de buscar un esposo adecuado.

—Este año la suerte está de su lado, ¿verdad, querida? —Abrió los ojos con sorpresa al ver que se dirigía a ella. ¿De qué se había perdido que ahora lady Milton era tan amable con su persona?—. Miss. Fontaine se encargará de que mi Briseida termine casada esta temporada.

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⏰ Última actualización: May 18, 2022 ⏰

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Esclavos de la razón 06 *Libertinos Enamorados*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora