CYBER-T3RR0R¡STA (SINB/Eunbi X Tu) GFRIEND / VIVIZ

< 00 = "¿Le gusto a mi amiga?" >

2035

Llegué a la escuela y ocurrió lo que lastimosamente ya es costumbre.

—Miren, muchachos. ¿Quién acaba de llegar?

Tan pronto como me vieron, el líder matón y dos de sus amigos me cerraron el camino a la mitad del pasillo.

—Claro, Suga-hyun. Es mi buen vecino amargado... Shin Ariel —contestó con entusiasmo el de pelo largo, Hyunjin.

—¿Te había dicho antes que... tienes hermanas jodidamente dulces? —Preguntó, más bien, afirmó otro ser repugnante, Felix—. ¿Me prestas a Yuna? —Canturreó gesticulando cínicamente una sonrisa.

Apreté la mandíbula, cerré ambos puños.

—Y yo vuelvo a pedir a la tierna y sexy "Rin Rin" que por cierto, la extraño —expresó con tono coqueto el mayor de los tres, lanzando un beso al aire con sus dedos.

Eso colmó mi paciencia. Sin pensarlo y sumamente furioso, me lancé contra Suga derribándolo al suelo.

—¡CANALLAS!

Me encimé y golpeé su rostro con todas mis fuerzas. Hyunjin entró en su auxilio, pero recibió un codazo de mi parte, retrocedió agarrándose la nariz y chillando: —¡Maldito emo!

Felix huyó del lugar, corriendo como el cobarde que es.

Me aguanto los insultos, los golpes y las humillaciones de ese trio de fracasados, pero jamás toleraré que se expresen así de mis hermanas.

Un profesor seguido de dos guardias de seguridad llegó al lugar y me separaron de él.

—Él empezó...

En la dirección.

—¿Por qué estaban peleando?

Cuestionó el director del instituto, imponiendo autoridad.

—Él empezó... —Volvió a rezongar Hyunjin, por enésima vez.

—Nosotros íbamos de lo más tranquilo a nuestras clases. —Yoongi inició con su relato, obviamente creado—. Y de la nada, el compañero nos atacó sin motivo alguno.

Se notaba que le estaba costando mucho esfuerzo contener la risa.

La mayor figura de autoridad cambió su atención a mí.

—Shin, lo que hiciste no estuvo bien...

—Claro que estuvo bien —interrumpí indignado—. Estuvo bien porque hice lo que usted como autoridad, se negó a hacer con el caso de la estudiante, Jung Ye-Rin. Hace cuatro meses.

Fue un caso muy polémico, sonado incluso en medios locales.

Lo irónico es que la última vez que estuve aquí, fue por proteger a mi hermanastra mayor de las garras de Suga.

—No iba a dejar que estos sin vergüenzas siguieran faltándole al respeto a alguien de mi familia.

El director no articuló ninguna palabra, más bien, le incomodó, como si estuviera recordando a lo que me estaba refiriendo.

—Lo que no está bien, es que usted siga solapando a esos crimi...

—Estás suspendido por una semana —gritó el viejo—. ¡Sal de mi oficina!

Sin protestar, con los nudillos, dedos y muñeca aún ardiendo y un poco sensibles, tomé mi mochila, me levanté del asiento y caminé rápido hacia la salida. No sin antes voltear hacia ellos para decirles:

—Váyanse al demonio...

—¡Dos semanas!

Salí de aquel nauseabundo ambiente, no tenía caso discutir por quien es el culpable.