Mark había sido más serio de lo que Taeyong sabía en su texto de esa noche. De hecho, fue implacable.
Todas las mañanas, salvo algún sábado en el que Mark se quedaba dormido hasta tarde, Taeyong se despertaba con un mensaje de texto que decía: "¿Ya se lo has dicho?". Después de responder "no" varios días seguidos, empezó a ignorar los mensajes, y luego volvió a responder "no" tras aprender que ignorar a Mark provocaría inevitablemente una cadena de spam más tarde. En respuesta a los mensajes de "no", Mark alternaba entre animarle, reprenderlo y enviarle memes de payasos. En dos ocasiones, Taeyong también recibió memes similares de Lucas, seguidos de mensajes de "no te ofendas, hermano" con una serie de emojis de llanto y risa.
Taeyong sabía que tenía que decírselo a Yuta. Se había dado cuenta sentado en el sofá después del juego de verdad o reto, mientras Sicheng y Taeil charlaban y sus labios hormigueaban, de que la única manera de desterrar este deseo incesante, sin aliento, era escuchar al propio Yuta decir que no iba a funcionar. Porque a pesar de todo lo que le dijo a Mark y a sí mismo, a pesar de lo que Yuta había dicho en la fiesta de cumpleaños sobre que nunca le había gustado ninguno de sus amigos, Taeyong no podía dejar escapar ese pequeño fuego de esperanza. Todavía se aferraba a la idea de un tal vez, de un día, de un futuro lejano en el que mirara a los ojos de Yuta y viera los mismos sentimientos que él mismo sentía. Y sabía que la única manera de acabar con esto –la única manera de seguir adelante– era decírselo a Yuta. Para sacarlo, acabar con él y superarlo.
Por supuesto, el hecho de saber que tenía que suceder en algún momento no lo hacía menos aterrador, especialmente con Yuta siempre estando ahí y siempre, siempre siendo tan... tan Yuta. Tal vez lo haga hoy, pensaba Taeyong al llegar a casa del trabajo, y se quitaba los zapatos y entraba en la cocina encontrando a Yuta en la mesa, estudiando con el pelo en los ojos, bonito como tu canción favorita, y Taeyong pensaba, está bien, pues hoy no. O estaría sentado junto a Yuta en un puesto de la cafetería de estilo americano de la esquina y Doyoung se levantaría para ir al baño y Taeyong pensaría: "Ahora es tu momento, Taeyong, aprieta los dientes y hazlo", y Yuta se acabaría su batido de fresa y le sonreiría a Taeyong con una pizca de nata montada en el labio y todo el valor de Taeyong se desvanecería enseguida. Como un copo de nieve que se derrite en un guante. Un segundo estaba ahí y al siguiente era como si nunca hubiera existido.
El día de San Valentín empezó igual que todos los demás días. La alarma de Taeyong –un clip de Jaehyun cantando "A Whole New World" de un vídeo grabado en el instituto– sonó a las 7:45. Tomó su teléfono y apagó la alarma, cortando la voz de Jaehyun en medio de la palabra "esplendido", y luego se sentó. Durante unos instantes se quedó sentado con los ojos cerrados. Luego se frotó los ojos tomando el teléfono.
Una alerta de texto declaraba en negrita que tenía un mensaje de "¡¡¡Mark Lee!!!<3" sobre el fondo de Johnny, Doyoung y Yuta abrazados. Debajo, "¿ya se lo has dicho?".
Taeyong negó con la cabeza y tiró el teléfono al final de la cama. "UGGHHHHH", gimió y se frotó los ojos un poco más. Luego bajó a trompicones la escalera de su cama y se metió en la ducha.
"¿Cuándo te acostaste anoche?", preguntó Yuta a través de un bocado de arroz mientras Taeyong llenaba su botella de agua en el fregadero antes de irse a la clase de baile.
"No lo sé", dijo Taeyong.
Yuta lo miró.
"¿03:00?" dijo Taeyong. Era una estimación generosa y ambos lo sabían.
"Las bolsas de tus ojos se están oscureciendo", dijo Yuta.
"Oh, muchas gracias".
"Tienes suerte de seguir estando guapo con ellos. La mayoría de la gente sólo se ve difunta. Deberías decirle a Johnny que posponga la sesión de fotos y duermes una siesta esta tarde". Yuta echó un poco de kimchi sobrante en su arroz.
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Letters You Never Sent - yutae
FanfictionSolo le toma a Ten alrededor de quince minutos darse cuenta de que Taeyong está enamorado de Yuta. Taeyong, por otro lado, es un poco más lento en la asimilación. En realidad, nueve años más lento. Y si Taeyong tardó nueve años en darse cuenta de qu...