Capítulo 14: Vacaciones.

108 12 16
                                    

Una vez que recogieron sus mochilas y se pusieron finalmente en camino hacia la cascada, Taeyong volvió a leer la carta, esta vez con más atención, asimilando cada palabra. Caminaban lentamente, tomados de la mano, y todo lo que les rodeaba parecía brillante, sorprendente y excepcionalmente hermoso: las hojas, los helechos, el vapor que surgía de las piedras negras cuando el sol secaba la lluvia.

"'Cuando el dolor de la otra persona te duele tanto como tu propio dolor'", leyó Taeyong de la carta, "'y cuando su éxito te hace tan feliz como tu propio éxito'. ¿Tu hermana dijo eso?"

Yuta asintió. "Sí, lo dijo. Es algo legítimo, ¿no? Aunque, sinceramente -dijo-, echando la vista atrás, creo que ella sabía que estaba enamorado de ti antes que yo, y se limitó a decir lo que creyó que me haría darme cuenta. No era nada sutil cuando hablaba de ti".

"¿Cuándo hablabas de mí?" dijo Taeyong. "¿Cuándo? ¿Cuándo éramos niños?"

"Oh, sí. Básicamente desde el día que te conocí".

"¿El día que me conociste?"

A Yuta se le escapó una risita y extendió la mano que no sostenía la de Taeyong por el aire, como si pintara un cuadro sobre el verde saturado que les rodeaba. "Imagínate. Tienes quince años. Te sientes un poco gay últimamente, y te acabas de mudar, y tu coreano es una mierda, y todo te da miedo y entras en el campamento de verano esperando que todo el mundo te odie y entonces ves a Lee Taeyong."

"Cállate", dijo Taeyong.

"Lee Taeyong, sentado en un rincón con un aspecto más bonito que el de los pokemones. ¿Y luego resultó ser simpático? ¿Y querías a ser mi amigo?" La cara de Yuta estaba iluminada por una alegría juvenil, como si estuviera reviviendo su encuentro mientras hablaba. "Dios. Estaba fuera de combate en unas... ¿dos semanas, quizás?"

"¿Dos semanas?" Taeyong no podía imaginarlo. ¿Nakamoto Yuta, el chico japonés tan genial, enamorado de él incluso antes de que terminara el campamento?

"Enamoramiento masivo, primer amor, despertar gay, pánico gay, sentir que perdía la cabeza, toda la mierda buena..."

"Oh, Dios mío", dijo Taeyong, parándose en seco. Yuta, amándolo, habiendo estado siempre enamorado de él, su Yuta, el pánico gay cuando tenían quince años por su culpa. Todo parecía tan surrealista. "Eso... no puede ser".

Yuta sonrió y dijo: "Estaba tan perdido".

Taeyong hizo un ruido de "wow", obligando a sus pies a avanzar de nuevo.

"Luego, finalmente fue como, está bien, esto no se va a ir, más vale que me acostumbre, así que lo intenté, y fui hacia ti y eso fue bien", dijo Yuta, abriéndose paso sobre una enorme roca, "y cuando te acercaste hacia mí y todo eso, yo... maldición, estaba tan feliz..."

Yuta se dio la vuelta para ayudar a Taeyong a pasar por encima de la roca que sobresalía y se tomaron las manos mutuamente con fuerza. Taeyong, sintiendo el familiar impulso de besar a Yuta, y dándose cuenta de que podía, de que ya no tenía que contenerse, se apoyó con fuerza en las manos de Yuta para plantarle un beso en la cara antes de pasar por encima de la roca y tirar de Yuta por el camino.

Yuta se rió con ganas.

"Continua", dijo Taeyong.

"Así que", dijo Yuta, "un par de años después, le pedí ayuda a mi hermana y me dijo que debía contarle lo que sentía. Así que estoy en casa de Johnny, el año está terminando y siento que no puedo esperar más, y escribo esta carta, ¿no? Y le pido un sobre y me da uno, ese puto sobre amarillo y gordo, y pongo la carta dentro..."

 Letters You Never Sent - yutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora