Era aún temprano, pero a diferencia de los día anteriores; no sólo Kedamono se encontraba despierto, sino que también estaba con él el rubio, quien se había ofrecido para ayudarle con las tareas de la cocina.
Kedamono estaba tranquilo con la presencia del menor ahora que era amable con él.
De vez en cuando, Popee iba hacia Kedamono y le regalaba un abrazo.
Aquello desconcertaba un poco al lobo, pero creía que le tomaría muy poco acostumbrarse a ello, después de todo; aquello era bastante agradable.
Mientras estaba con Kedamono, Popee siempre procuraba comportarse como un ángel, sólo sentía la necesidad de hacerlo.
El único problema era que sólo sentía aquella necesidad de comportarse como tal frente al lobo. Si él no estaba, volvía a tener los pensamientos que precisamente hicieron a Kedamono darle la poción.
Tampoco sabía por qué quería que el lobo viera que él también podía ser un buen chico, pero no le daba absoluta importancia, no se detendría a cuestionarse, así era él.
Una vez terminaron de arreglar las cosas de la comida, se sentaron a esperar al integrante faltante.
Popee estaba dispuesto a guardar compostura, pero en cuanto miró a su padre llegando con su contoneante forma de caminar, supo que sería difícil. Odiaba la mayoría de las expresiones del sol, sin motivo alguno lo sacaban de quicio.
Rodó los ojos y regresó la mirada a su plato, gesto que fue observado por el ahora confundido lobo.
Kedamono no estaba seguro de que aquello debiera ser tomado tan a serio, pero se suponía que si Popee era amable, también debía serlo con su padre.
Lo dejó pasar, y todos comieron el silencio.
Nadie dijo una sóla palabra durante la comida, y cuando acabaron, el rubio se dirigió a lavar los platos, dándole un tiempo para hablar a Papi y a Kedamono.
–¿Haz notado algún cambio, algo importante que puedas mencionar?– cuestionó el sol en un volumen bajo, por si las dudas.
–Hm... Creo que no. – a Kedamono le pasó por la mente mencionar el gesto de hacía unos minutos, pero al final no lo hizo.
–Vale. – el sol se levantó de su asiento, – Me retiro, nos vemos al rato.
Kedamono asintió, y se levantó para terminar de recoger la mesa y la cocina, para después de ello ir a realizar el ensayo del día.
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–No tengo ganas de ensayar... ¿Y si hacemos otra cosa? – dijo, con una sonrisa el rubio.
Para empezar, a Kedamono se le hacía aún más extraño que el chico no quisiera ensayar, dado a que siempre ponía todo su empeño en ello, sumergido en su idea de "ser el mejor de todos".
–¿Estás seguro? – en realidad, tampoco tenía demasiadas ganas de ensayar ése día, pero tampoco sabía qué más podrían hacer además de ello.
Popee asintió suavemente.
–Miremos una película. – sugirió Popee.
–Vale, pero mañana tendremos que ensayar el doble. – aceptó el lobo, sonriendo un poco, le agradaba la idea de pasar tiempo con el chico, lejos de ensayar.
Ambos caminaron a la carpa de Kedamono, donde era más fácil que acomodaran el televisor.
Popee se sentó en la cama, y miró desde ahí al lobo, quien se encontraba buscando una buena película para ver, entre todos los discos.
–Keda, pon una de terror.– dijo animado, con una sonrisa que más que adorable, podría verse un poco aterradora.
–No, mejor veamos otra cosa.– respondió inmediatamente el lobo.
–Anda, o qué, ¿Te da miedo? ¿Eres un miedoso, Kedamono?– se burló suavemente.
Kedamono suspiró.
Ése detalle respecto al chico, no se había ido.
Era un manipulador, o al menos sabía qué hacer para convencer a Kedamono de siempre hacer lo que él quería.
No, éso no le gustaba a Kedamono, porque la mayoría de veces, aunque Popee hubiera obtenido exactamente lo que quería, él terminaba mal, fuera como fuera.
–No, no me da miedo, sólo no la quiero ver y ya. – le respondió con seriedad.
–Kedamono, definitivamente eres un miedoso, ¡Admítelo! – ahora probó algo diferente, le dió una sonrisa burlona y alzó una ceja, retándolo.
–No soy un miedoso. –
–Demuéstralo.–
Kedamono frunció el ceño, y sacó un DVD de una de más cajas, el cuál puso en el reproductor.
Momentos después fue a sentarse al lado del menor, con los brazos cruzados.
– Anda, no te enojes Keda, es sólo una película.– Popee miró con ternura al licántropo.
–No me gustan las películas de terror, son aburridas. – respondió serio.
–¿Te vas a sentir mejor si te abrazo? – preguntó con un pequeño gesto.
Kedamono se encogió de hombros, aún haciendo "berrinche", y segundos después, los brazos del más joven envolvieron sus hombros.
Kedamono se negó a recibir el abrazo, y retiró los brazos de su compañero.
Popee volvió a intentar rodearlo varias veces, acabando en una pequeña pelea, con los dos riendo.
–¡Andaaaa, déjate querer!– dijo entre pequeñas risas el rubio, estirando sus brazos hacía el otro.
–Nooo, nunca. –manoteaba mientras sonreía.
Finalmente, Popee logró estrecharle con fuerza, manteniéndose unos segundos así antes de depositar un suave beso en la máscara del lobo, en su mejilla.
–Tú ganas. – dijo el lobo, rindiendo su agarre para abrazar también al chico, acomodándose para mirar la película.
Estuvieron un rato, así, aferrados mutuamente.
Entre sustos, Kedamono escondía la cara entre sus manos, y Popee acariciaba sus orejas para tranquilizarlo.
La película se acabó, y dejó un silencio corto en la habitación, silencio el cuál, el rubio usó para decirle algo que, a pesar de no ser la gran cosa, tenía ya un rato deseando poder decírselo sin que el lobo lo tomara a broma.
–Te quiero mucho– susurró.
–Yo también te quiero, Popee– respondió, también susurrando, sin entender el por qué de los motivos del chico para decirlo de esa manera.
Dejó un beso en su mejilla, provocando un quejido de parte del rubio.
–La máscara.– dijo, mientras se encogía de hombros.
–Es cierto.–
Técnicamente, sólo Popee podía darle besos como aquellos, pues si fuese al revés, lo único que sentiría sería el plástico de la máscara, a diferencia de Kedamono, quien tenía la capacidad de sentir a través de ella.
Popee se levantó de la cama, animado, y se puso frente a Kedamono.
–Ahora salgamos a buscar otra cosa para hacer.– sonrió.
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Yyyyyyy, ¿Qué les dije? ¡No los dejaré a medias! Neta voy a terminar la historia, aunque me cueste el web0 izquierdo JAJAJA
Los tqm su Cienpo
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La poción de... ¿Amor?
FanficDespués de tanto tiempo aguantando al rubio, Kedamono se siente cansado de ser siempre la niñera de éste, así que junto con Papi, deciden tomar una decisión bastante drástica; darle a Popee una poción para hacer que éste fuese más empático, tranquil...