Tentación prohibida (Faberry)

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Si te soy sincera, nunca disfruté de nuestros encuentros sexuales, ni el más mínimo placer sentía. Cada vez que lo hacíamos lo único en lo que pensaba era en que terminara pronto.

Pero no lo hacía. Cuando terminábamos él quería más. Y yo lo satisfacía con la esperanza de que esta vez fuera diferente. De que pudiera sentir algo. La más mínima parte de lo que él
sentía.

Pero de nuevo no lo sentía.

Por eso cada vez que él quería tener sexo conmigo. Le daba largas. Que el periodo, estoy cansada, me duele la cabeza, etc.Lo sé, tonto, creo que esa fue una de las miles de razones por las que nuestra relación dependía de un hilo. Que con una gota más el vaso se derramara.

Él ya no me satisfacía como antes. No me hacía llegar al orgasmo. Hasta yo misma podía lograr lo que él no.
Por eso le pedí un tiempo. Necesitaba arreglar mi cabeza.Decidí volver a mi departamento y dejar el suyo por un tiempo. Salir con mis amigas, trabajar menos. Vacaciones, lo que sea que me hiciera feliz.Pero nada cambió. Volví con él. Gran celebración con sexo. Para él. Yo tuve que fingir de nuevo. Fingir como siempre lo hacía.

Él estaba tan concentrado en llegar a su clímax que ni siquiera notaba que yo ya no lo hacía.

Hombres.

Pero todo cambió con la inesperada visita de su prima.

Algo cambió desde que ella llegó.

Me enteré que era gay. Y de que era guapa. Muy guapa a decir verdad. No me canso de mirarla cada vez que estoy con ella en la sala de estar esperando a que Finn vuelva del trabajo.Ella siempre está con su computador. Viendo la televisión. Revisando sus cámaras ya que es fotógrafa. O simplemente cuando charlamos de cualquier banalidad.

Lo descubrí hace una semana.

Mientras Finn y yo estábamos teniendo sexo, no podía lograr fingir. Y él lo estaba notando. Así que pensé en ella. En cómo se sentiría estar debajo de ella con su cuerpo sudoroso y sus labios rosados chupando y lamiendo mis pezones. Sus traviesas y finas manos recorriendo mi abdomen y caderas deteniéndose en mi sexo. Su rubio y corto cabello rozándome la nariz.

El aroma de su piel. Sus dedos adentrándose en mi coño tan salvaje y a la vez cuidadosamente dándome tanto placer del que necesitaba. Eso y mucho más me ayudaron a, por primera vez en meses, llegar al orgasmo que tanto necesitaba.

Lo que lo arruinó fue la estúpida sonrisa de Finn disfrutando de mi rostro al llegar.Definitivamente después de esa noche no fue tan difícil volver a llegar al clímax.Sólo tenía que pensar en Quinn Fabray arriba de mi brindándome placer. Sólo eso.

-Finn vuelve en tres días ¿No?

Alejé de mi mente los pensamientos eróticos que rondaban en mi mente y me concentré en Quinn.

-¿Quién?-Pregunté viéndola.

Soltó una carcajada apretando su abdomen y tirando por poco la laptop.Su risa. Su risa. Nunca me cansaría de escucharla.

-¿En qué estás pensando?-Preguntó apretando su abdomen, su bien formado abdomen.

¨Oh ya sabes, en lo bien que se sentirían tus dedos dentro de mí y tu boca en mis pezones…¨

-En nada, solo estaba distraída.-Sonreí.

-Te decía que Finn vuelve en tres días…

-Oh sí- dije sin darle importancia.

-¿Oh sí? Deberías estar feliz, tiene más de dos semanas que se fue de viaje, debes extrañarlo…sobre todo el sexo.-Alzó una ceja divertida.

-No mucho.-Comencé a ojear la revista que antes veía.

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