Y dónde ha ido a parar la conexión primitiva,
esférica,
quizá espiritual - palpitante,
de un núcleo deshabitado,
ignorante de la experiencia
revolcada
entre las sedas del pueblo indolente,
siempre tan hereje,
reposando sobre las cruces que veneran.
Cómo bien puedan cruzar el umbral,
mis tacones,
pues háganlo afilando cada pliegue
de mi voz angelical cantando y
mi cuerpo menudo danzando,
para caminarme por dentro,
por fuera,
y únicamente para dejarme puesta
cabeza abajo,
muy bien adormilada,
como así lo han estado siempre mis piernas,
mis senos desnudos,
y porqué no reconocerlo,
mi boca entreabierta.
Soy bestia dormida...
Somos bestias dormidas...
Pues entonces dime
¿Cuánto tiempo permaneceremos conscientes?
Siempre y cuando lo seamos...
¿Cuántas veces hemos de despertar conciencia?
Si es que sabemos como fecundarla...
¿De qué somos en verdad conscientes?
Si vivimos agazapados
Si a mí de una u otra manera
la bruma del ayer me enloquece,
desvía mis pasos,
enrosca mi boca y la ata al humo
de un cigarrillo consumado,
virgen,
nunca sorbido,
aunque sí muy manoseado
por el llano de mis labios.
Y es que no hay sublimidad alguna
en quienes somos los llamados:
¿Seres frágiles?
¡Qué paradójica!
Si solo sabemos disolvernos,
suicidarnos,
hacernos trizas,
por conseguir la conexión primitiva...
Aquella saciedad para nuestra hambre por
APREHENSIÓN DE CONOCIMIENTO INTERIOR .
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Por Dentro, Por Fuera y Puesta Cabeza Abajo
PoesíaInfinita consciencia... ¿Dónde te hallas perdida? ¿hacia dónde caminas? ¿por qué no cedes y complaces para saciarnos el hambre?