—Papá... ¿Por qué te casaste con mamá? - el Rey detuvo la caminata con su hija menor arriba del corcel blanco.
—Me sorprende tu pregunta hija mía
Olympia apretó sus labios y giro su rostro hacia el lado contrario en el que estaba el Rey.
—Es que Madre es muy diferente a ti
El rey aprieta un poco la pierna de su hija haciendo que esta regrese su mirada a él.
—No quiero hablar de más, pues tu abuelo me enseñó a siempre ser un caballero y un caballero no habla de una mujer a sus espaldas.
Siguieron caminando un rato más hasta que unos guardias se acercaron al Rey, comentándole que su hija ya había arribado a la ciudad de Grenecia. El guardia intentó tomar las cuerdas del corcel, pero Otis no lo dejó.
—Está bien, yo la llevaré hasta el establo.
Siguieron caminando hasta el establo, en donde el rey ayudó a su hija a bajar cuidadosamente del corcel. Ambos quitaron la montadura del caballo, el Rey quería crear más tiempo con su hija, por lo que se tardaba más en realizar las cosas.
—Pero es que de verdad no lo entiendo — volvía a quejarse la pequeña — juro por la amada Grenecia que pienso mucho en cómo fue que te gustó alguien como madre, tan amargada, tan hostil con todos y tu... — Olympia lo mira ilusionada y orgullosa de cada palabra que decía — tu padre, eres el mejor ser humano que he conocido, paciente, un gran líder, amoroso, comprensivo... No lo entiendo — niega con la cabeza.
El rey Otis sonríe por la descripción de su hija menor hacia él. Satisfecho con él mismo, por cumplir con una de sus metas. Se inclina un poco y toma en sus brazos a la pequeña princesa.
—Cada vez que conozcas a una persona nueva y creas que es la mejor persona en el mundo — la observa a los ojos — quiero que recuerdes, que esa es la mejor persona en tu mundo — le dijo a su hija remarcando la palabra tu —por qué hija para muchos soy su peor enemigo, una piedra en su zapato — le sonríe mientras la despeina con su mano derecha — pero me siento satisfecho al saber que para las personas que me importan soy la mejor persona en su mundo.
—¿Y esos qué te creen su enemigo?
—Esos pueden irse al demonio — ambos ríen — pero no le digas a nadie que dije esa palabra, me tacharían de invocador
Mientras ambos ríen, el rey camina de regreso al castillo con su hija en brazos. Una niña de 12 años en los brazos de su padre, cierta razón tiene la Reyna para enojarse, pero es que el rey se siente decepcionado de sí mismo, al ver como sus hijos mayores pierden el rumbo que él les quería inculcar y todo por la monarquía.
Por lo que no dejó que esta afectará a su última hija.
Llegando a las puertas del palacio, se detiene el carruaje que transporta a los príncipes de la entidad. Estos bajan de uno por uno, dejando a Einar hasta el último.
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Guerra: Ambición
Science FictionFue el principal detonador de la guerra. Una guerra por el poder. Una guerra por la venganza. Todo se hubiera evitado, si yo no existiera, si mi fiesta de iniciación no existiera, si cada quien se hubiera quedado en su castillo. Pero el hubiera no e...