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El pequeño chico de pelos bancos miraba confundido la escena frente a él.

—¡No hables más, Hinata-kun!—. Grito.
—¡Callate tú! ¡Yo seré quien se case con Komaeda!—miró enojado a la chica.
Komaeda estaba confundido, hace un momento estaban jugando muy felices jugando y ahora se fulminan con la mirada.

Todo empezó cuando Chiaki sugirió jugar a la familia, tenían preparados a los hijos, muñecos de Chiaki, las mascotas y todo lo supuestamente necesario para ellos.
—¡Bien! Ahora decidiré sus papeles.—los dos niños la miraron.—Yo seré la mamá, Komaeda-kun el papá y Hinata-kun el perro.
—¡Oye! ¡¿Por qué lo decides tu?! Además, ¿por qué soy el perro?
—Porque yo lo quiero así. —lo miro sería y luego volteó a ver a Komaeda. —¡Vamos, Komaeda! ¡Ya es hora para que nuestra boda empiece!

La pequeña tomó la del albino y lo guió hacia donde habían varios juguetes colocados en filas, Chiaki tomó las manos de Komaeda y sonrió.

—Teddy es quien nos casara. —dijo contenta.
—Uhm, Nanami, ¿donde está Hinata-kun?—Komaeda preguntó buscando a Hinata con la mirada.
—No lo sé, pero tampoco me importa.
—Pero- .—fue interrumpido por la pequeña, la cual había metido en su boca unas gomitas.

Komaeda sintió que estaba en el paraíso al sentir esas gomitas, Chiaki sonrió mientras le ofrecía más y más comidas, hasta que el sonido de unas pisadas llamó su atención. Un pequeño castaño fue lo primero que lograron ver, era Hajime, se podía ver que había estado corriendo bastante tiempo.

—No creas que te libraste de mi, Nanami. —sonrió.
—Oh, Hinata-kun, ¿donde estabas? —Komaeda preguntó acercándose a él.
—Regrese a mi casa un momento, tenía que traerte algo. —el albino lo miró extrañado.
—Toma.

Hinata sacó de su bolsillo una pequeña bolsa, Komaeda lo acepto y luego de mirarlo bien noto que era “Ring Pop Anillo de dulce”.

—¡Wow! ¡Gracias, Hinata-kun! —dijo alegremente y se abalanzó hacia el, dándole un beso en su mejilla.
—Jeje, no es nada. —sonrió y miró a Chiaki victorioso. —Ya que te di un anillo, ahora nosotros estamos casados.
—¡¿Qué?! ¡No, no, claro que no! —golpeó el suelo con su pie. —Komaeda iba a casarse conmigo.
—Pero no veo ningún anillo en su mano.
—¡Cállate! ¡Incluso la princesa Iroha invitó a sus amigas a nuestra boda! —señaló su juguetes.
—Bueno, princesa Iroha, lo lamento. Tiene que regresar esa boda se canceló, pero puede dejar los regalos, los aceptaremos con gusto.—sonrió
—¡Oye!

Y así es como llegamos hasta el momento del inicio.

—O-oigan, chicos. —el albino habló y se colocó entre ellos.—¡Tengo una idea! —lo miraron con atención.
—¡Yo me casaré con los dos!

Ocho años después.

Komaeda estaba preparándose para ir a clases, pero aunque tratara y tratara le era imposible calmar aunque sea un poco su rizado cabello, en momentos lloraba de la frustración.
El sonido de su puerta abriendo y alguien haciendolo caer sobre su cama lo distrajo y le hizo dar un pequeño salto del susto.

—¡Hinata-kun! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que entres cómo una persona normal?!
—Solo quería abrazarte. —lo miró triste y escondiendo su cara en el pecho del albino.

Komaeda suspiro y acarició el pelo de Hajime, trató de sentarse, pero el recién mencionado lo evitó.

—Quedémonos así un poco más.—lo abrazo más fuerte.
—Llegaremos tarde, y sabes que Nanami te regañara más que la profesora. —cómo si alguien hubiera mencionado la cosa más horrible del mundo, Hajime se reincorporó y se separó de su amigo.
—Eso sería lo peor, vamonos.—rieron y salieron de la casa de Komaeda.

De camino hacia la academia Kibougamine, Komaeda y Hajime hablaron y bromearon. Hajime apreciaba el perfil de su querido amigo y cada uno de sus gestos, escucha con atención cada cosa que este decía, los movimientos que hacía cada vez que trataba de explicar algo, cualquiera que lo viera en este momento se daría cuenta del enamoramiento que tiene en su amigo, era obvio, demasiado obvio, pero Komaeda Nagito era alguien tan tonto que no se daría cuenta.

Luego de unos minutos de caminar por fin llegaron, lastimosamente para el castaño, Komaeda estaba en otra clase y les tocaba separarse.
—Saludas a Nanami por mi.—sonrió y se despidió con su mano.
—Claro.

Hajime se dirigió a su clase y al entrar fue golpeado con una bola de papel.

—Oh, Hinata-kun. —la pelirosa lo llamó.
—¿Que tal, Nanami? ¿Todo bien? —camino hacia ella y sento a su lado.
—Todo bien, ¿Komaeda esta bien?—el castaño suspiro. — ¿Eh? ¿Qué pasa?
—El se miraba tan lindo intentado arreglar su cabello. —Hajime escondió su sonrisa y mejillas sonrojadas con su manos.
—¿No le tomaste alguna foto?
—¡Claro que sí! ¡Pero no te la pasaré, es tu culpa por irte con Sonia!
—¡Oye!

Las clases se pasaron rápidamente y era la hora del descanso, todos empezaron a sacar su comida, Chiaki y Hajime unieron sus mesas, agregando una silla más. Luego de que arreglaran todo para comer a gusto apareció el.

—¡Hinata-kun, Nanami! —sonrió.
Los chicos le devolvieron la sonrisa y entró saludando a los demás chicos que se encontraban allí.
—Hoy tardaste un poco, ¿qué pasó?
—¡Oh! Llegó un chico nuevo y estaba enseñándole donde estaba la tienda. —dijo mientras abría su bento.
—¿Enserio? ¿Cómo se llama? —preguntó el castaño.
—¡Kokichi Ouma!

Luego de hacerle un par de preguntas cambiaron de tema, pero Nanami y Hajime no se sentían a gusto. Querían alimentar a Komaeda, y por eso cada uno hizo una de las comidas favoritas del albino.

—¡Oh, Yakitoro!—Komaeda miró el bento de Nanami.
—¿Quieres un poco? —el albino asintió rápidamente. —Bien, abre la boca.—Nanami sonrió y alimento a Komaeda.
—¡Sabroso!

Hajime miró mal a Nanami, mientras que Nanami le sonreía burlona. Komaeda hablaba con Nanami mientras él solo escuchaba y comía, no le molestaba, él tan solo estar junto a él, comer con él, ver su su sonrisa y cada una de sus acciones lo hacía feliz.
Hajime noto un mancha cerca de la boca de Komaeda, y aunque luego de eso se lamentara, solo iba a limpiarlo, ¿no?

Komaeda hablaba con Nanami hasta que sintió un toque cerca de su boca, era Hajime.
—Tienes comida ahí. —dijo serio, pasó su dedo por donde tenía el resto de comida y luego lamio su dedo.
—¿E-Eh?
—¿Qué? ¿Qué pasa?
— Uhm, no, no es nada. —Komaeda se levantó de su lugar. —Iré al baño. —dijo rápido con un leve sonrojo.

Hajime no entendía porque Komaeda se fue tan rápido, aparte Komaeda no era el tipo de persona que va al baño de la academia. Hajime estaba a punto de meterse un pedazo de comida cuando cayó en cuenta de lo había hecho, sintió como sus mejillas se tiñaban de leve color rojizo y sus orejas tambien.

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