La tarde era tranquila, el clima era soleado, pero no tan caliente como para querer meterte a una piscina y nunca salir. La gente trabajaba como de costumbre, los estudiantes caminando por la calle luego de salir de sus clubes y la calle llena de autos.Esa era la vista que tenía el castaño desde la gran ventana del café, había pausado el juego que jugaba hace rato con su amiga de pelos rosas, había parado porque su cabeza dolía al perder cada dos por tres, pero era mejor su excusa de que estaba aburrido.
Mirando a algunos estudiantes pasar terminó suspirando al ver algunas cuantas parejas pasear por ahí irradiando felicidad por todos lados.
—Nanami...
Nanami soltó un pequeño “¿mh?” mientras seguía con la mirada fija en su juego. —¿Tú crees...? ¿Crees que llegaremos a gustarle a Komaeda?
Hajime volteo a verla al escuchar un “Game Over” del aparato. Nanami suspiró y tomó un sorbo de su té helado, mirando por la ventana como anteriormente hacía el castaño.
—No lo sé. —la chica dirigió su mirada al vaso de té. —El sólo imaginarlo es fantástico, pero... Algunas veces esos sueños sólo quedan como sueños.
—Ah... Si, supongo.
Aunque sus corazones dolieron un poco, sonrieron como si nada y continuaron su juego.
Tal vez debían esforzarse más.
O tal vez deberían rendirse de una vez por todas.
Tenían mucho que pensar.
...
El día siguiente ya había llegado y Komaeda se sentía nervioso de ver a sus dos preciados amigos. Aún así, cuando el timbre de su casa fue tocado, con una sonrisa en su cara saludo a sus amigos y salió de su casa a seguir su camino al instituto.
Mientras caminaban Komaeda era el más callado, y no era algo de que preocuparse, siempre era así; Hajime y Nanami peleando o bromeando, y Komaeda riendo o escuchando con una sonrisa de cara a cara.
Pero ahora, mientras que sus amigos se divertían, se quedó un poco atrás para verlos mejor. Komaeda apretó sus labios, verlos jugar entre ellos y como sus ojos brillaban cuando se miraban, lo hacían sentir un poco incómodo.
Porqué no podía pensar en otra más que “hacen una linda pareja”. Su mente comenzó a jugar con el, haciendo pensar que sus amigos tal vez ya habían comenzado a salir y que no estaba enterado para que no se sintiera apartado.
Definitivamente cuando se encontrará con Kokichi le daría un golpe en todo lo que se llama cara. Todo era culpa de ese enano.
Fue hace unas semanas, mientras estaban en la casa del de pelos morados, jugaban y bromeaban en el cuarto de aquel, todo era divertido hasta que se quedaron sin tema de conversación.
Mientras que comían unas galletas que la mamá de Kokichi les preparó, Kokichi soltó una bomba.
—Oye, ¿qué harás cuando Nanami y Hinata comiencen a salir?—Komaeda casi se atraganta con la galleta que estaba comiendo y miró a su amigo con espanto. —Digo, ¿no los has visto? Se la pasan todo el tiempo junto y tienen una conexión diferente.
—Dime que estas bromeando. —exclamó.
—Nop, dime tú que estas bromeando. ¿Enserio no te das cuenta?
—Solo somos amigos.
—Ustedes, entre ellos dos hay algo más seguramente.
Komaeda se metió un última galleta a la boca, con molestia tomó una almohada de la cama de su amigo y se la tiró directo a la cara. Satisfecho con escuchar el sonido de molestia al momento de golpearlo, dejaron de lado ese tema y siguieron molestando toda la tarde.
Mientras iba perdido en su pensamientos no se dió cuenta en el momento en que sus dos amigos lo quedaron mirando fijamente, su estómago se hizo pequeño del nerviosismo.
—Uh... ¿Sucede algo?
—Eso debería ser nuestra pregunta. —dijo la chica.
—¿Está bien? Te ves algo preocupado...
—O-Oh si. Estoy bien, estoy bien, no sé preocupen.
Komaeda les regalo una sonrisa, y aunque hubieran querido besar sus labios en ese mismo momento, solo le devolvieron la sonrisa y continuaron su camino, aunque un poco inconformes.
Cuando finalmente llegaron al instituto con una sonrisa se despidieron y cada uno se fue a su salones correspondientes, bueno, solo Komaeda era el único que se separaba de ellos. Cuando el albino entró a su salón, todo estaba estaba como siempre, algunos jugando, otros durmiendo en sus asientos e incluso algunos comiendo.
Pero cuando su mirada se encontró con aquella cabellera morada, al ver al dueño de ella dormir plácidamente, una vena de enojo apareció en su frente.
Sacando rápidamente un cuaderno de su bolsón, golpeó con fuerza, sin pena ni remordimiento, la cabeza de su amigo. En primera iba a golpearlo con su bolsón, pero se preocupó de dejarlo más raro de lo que ya es.
—O-Oye, ¡¿Qué te pasa?!
—¿Mmm? Nada. —sonrió inocentemente.
—¡¿Qué?!
—Todo es tu culpa.
—¿Y ahora de que hablas? —Kokichi frunció el ceño confundido.
Komaeda suspiró con fuerza. —Nada. Solo olvídalo.
Kokichi iba a seguir quejándose y preguntándose el porqué su amigo estaba tan extraño esta mañana, pero el timbre que daba inicio a las clases lo interrumpió.
...
Holam, en realidad no iba continuar esta historia, hasta la iba a borrar, je. Pero la gente la seguía leyendo y dando estrellitas, entonces me iba a sentir mal. 😿
Soo, aquí está capítulo nuevo :D
Creo que esta vez me concentrare en esta historia y la terminaré.Por cierto, creo que he mejorado un poquito más que cuando escribí los primero capítulos, ¿Qué opinan ustedes? 😟
Buenom, solo eso, espero que estén siendo muy felices, muack.