KakaShizu: One Shots del Fandom

Cielos de perlas y plata

Una familia tranquila y feliz. Un acontecimiento que cambiará la vida de la familia Hatake.

La aerolínea silver sky era un empresa familiar que había pasado de generaciones en generaciones.
La familia Hatake había tenido mucho reconocimiento desde hace décadas por su participación en la aviación.

Lo que había empezado como una pequeña empresa dirigida por retirados del ejército especializados en la aviación, había terminado como una de las empresas de aerolíneas más reconocidas en el mundo.

Kakashi Hatake era un reconocido hombre en el mundo de la aviación y aerolíneas.
Un joven piloto que antes había trabajado en las aerolíneas como jefe del pilotaje, pero que ahora se había convertido en el hombre que dirigía la empresa Silver sky, la cual debía mantener en pie.

La familia Hatake no era de las más numerosas, y con el tiempo, sus integrantes iban disminuyendo.

Tal era el caso de Sakumo Hatake, el padre del joven peliplata, el cual había perdido a sus padres y a su único hermano en un accidente automovilístico y como resultado quedó él como único heredero de la empresa familiar.
Aún como dirigente y director de la empresa, siendo muy joven, se casó con una famosa modelo que vivía en la misma ciudad.
Como resultado de su amor habían engendrado un único hijo, Kakashi Hatake.

Kakashi no se quejaba del trato que había recibido; aunque su padre estaba casi ausente, su madre estaba muy al pendiente de él, llegando a ser su mejor amiga y confidente.

Pero eso ya era hace muchos años. Kakashi había ido a estudiar al extranjero cuando era más joven, era un excelente estudiante y sus padres le habían concedido estudiar aviación en una de las mejores escuelas del mundo.
Él ya había terminado sus estudios de piloto comercial y podría volver a su casa cuando quisiese; sin embargo, había tomado la decisión de viajar por el mundo hasta que su padre le delegase la responsabilidad de dirigir la aerolínea.

Pero sus planes habían cambiado drásticamente y con un giro inesperado que le arrebataría parte de su vida.

La llamada que recibió le había dado un mal sabor de boca, pero cuando llegó a Konoha, todo se había ido al caño. Su madre había sido asesinada.

Aún sin creerlo y con dolor en su alma, trató de indagar más a profundidad.

La noticia que recibió fue devastadora.
Su madre había sido contratada para una presentación en uno de los canales más reconocidos; sin embargo nadie se esperaría la tragedia que se avecinaba.

Al terminar el programa, la mujer se dirigió su auto que la llevaría a casa, pero antes de salir del set de grabación un sujeto con un parche en el ojo le había disparado.
La trasladaron de inmediato al hospital pero no pudieron salvarla, todo había quedado grabado en unas cámaras de seguridad del set.
Kakashi no lo podía creer; sin embargo, al terminar la investigación, el sujeto había dicho que aquello era una cuenta por envidia que le tenían que los Hatakes. Les habían quitado lo más sagrado.

Desde ese momento, Kakashi aborreció su vida a más no poder.
Si pudiese habría pedido olvidar todo e irse muy lejos, pero debía afrontar la realidad y empezar a hacerse cargo de lo que por deber le correspondía.

Por su parte, Sakumo sabía que no tenía culpa, pero eso no le quitaba el sufrimiento y el peso que había caído en su alma y por su puesto él mismo se culpaba de la muerte de su amada.
En medio de todo el caos, él también había caído en una fuerte depresión, sumado con la adicción al alcohol.
La relación de los peliplata nunca había sido del todo buena, pero desde aquella pérdida, todo había ido de mal en peor.
Su relación era muy mala, así que Kakashi decidió irse de aquella casa que le recordaba tanto a su madre y que ahora inundaba de alcohol su padre. Aborrecía ese lugar que un día tanto amó.

-Kakashi- mencionó Sakumo recostado en el filo de la mesa.
-No te preocupes, mañana tomaré riendas de la empresa- dijo secamente mientras bajaba su maleta con sus cosas.

Aquella amarga tarde, Kakashi había cruzado la puerta de la casa en donde una vez fue feliz, pero que en ese momento había visto todo perdido.