¿Inalcanzables?

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Siempre me hacía de rogar.
Para él, yo era un reto, un desafío.
En el fondo yo también quería, deseaba tenerlo entre mis piernas.

Se enojaba y se iba por qué no le decía que si.
Era una maravilla verlo tan duro y listo para mí.

Yo lo deseaba tanto que mandé a la fregada mi cita por estar con el.
Conversamos y bebimos hasta que el me dijo que me deseaba y acepte.
Éramos dos ebrios llenos de deseo carnal.

Tanto fue el deseo que ambos nos corrimos rápido, para luego caer en un profundo sueño.
A la mañana siguiente lo observé y sonríe gustosa. Me fui sin decir adiós.

Esa noche fue el comienzo de algo prohibido. Yo no estaba soltera y él era un mujeriego.

No me importo mi relación y, ahí estaba con dos hombres a mi lado, éramos los tres camaradas le puedo decir. Mi novio platicando normalmente con él mientras yo estoy en medio de los dos.

Que actuación la nuestra, no hablamos del tema. Me aleje de él por qué me hacía pecar y traicionar. Pero no era él, eran mis deseos los traicioneros.

Mi novio se alejo y no puse como andábamos, él fue mi consuelo, él estuvo ahí cuando yo lloraba amargamente por su alejamiento, él no me abandono.

Nos volvimos a entregar carnal mente, fue exquisito.
Otra vez y otra vez, y perdí la cuenta.

Y ahí estaba mi error.
Usarlo como mi consuelo perverso.
Pero que culpa la mía.
Que lancé la primera piedra la persona que no peca.
Mi cuerpo lo pedía a gritos.
Mis ganas lo deseaban a él.

Entregarle todo fue el error.
Dicen que un clavo saca a otro clavo.
Nunca supe en que momento clave el segundo clavó.
Ni siquiera me enteré que estaba con él ya no solo por deseo, si no por consuelo.

Me niego, maldito cuerpo traicionero.
No, no caigas ante su mirada, no lo hagas cuando eras tú la que te hacías del rogar.

Tal vez por eso le dejé de importar.
Él quería los retos complicados, y yo me volví un reto fácil después de todo.

No, el deseó me engaño.
Maldita pecadora.
Por qué cuerpo, por qué disfrutabas de sus besos profundos.
Por qué te deleitabas al compás de ambas caderas.

La verdadera pregunta es, ¿Por qué me quejó?.
Si fue un dulce pecar.
Fue una experiencia sexual y productiva.

Aprendí y entendí que lo prohibido y traicionero, con ellos me agarro de la mano y nos vamos platicando.

Por qué siempre una niña buena tiene que tener un poco de perra.
El equilibrio.
Cómo el Yin Yang, todo lo bueno tiene que tener un poco de maldad, en este caso traicionar.
Todo lo malo tiene que tener un poco de bondad, en este caso el deseó.

No me culpen a mi por ser bondadosa con mi cuerpo y con seres mortales.

No me odien por traicionar.

El deseó carnal es fuerte.
Te lleva hacer cosas prohibidas.

Una de ellas es mi caso.
Quedé como el perro de las dos tortas, pero en este caso lo modificamos, me comí y quise una, y la otra la saboreé he hice gozar mi paladar.

Me di un buen almuerzo.

A veces las cosas suelen ir por rumbos diferentes.

En mi caso, creída y caliente.

Palabras Al Viento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora