Oscuro

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Un joven vicioso.
Un aura que grita peligro.
Una mirada que guarda muchos secretos.
Una sonrisa burlona.
Un corazón de piedra.

Una chica rota.
Un aura de tristeza.
Una mirada decepcionada.
Una sonrisa triste.
Un corazón destrozado.

Cuando lo vió quedo hipnotizada.
Su curiosidad la hizo acercarse a él.
Él aprovecho para atraparla.
Palabras bonitas, gestos dulces.

Su forma de hablarle hizo que ella se enamorada de él.
Él solo estaba jugando.
Ella no lo sabía.
Y aún así él aprovecho eso.

Ella solo quería ser amada de verdad.
Su cariño hacia él, la cegó.
Se dejó llevar por palabras y caricias engañosas.

Él disfrutaba tenerla a su antojo.
Él sabía que ella ya había sufrido y aún asi, jugaba.
Él nunca sintió nada por ella.
O eso creía él.

Paso el tiempo y ella se fue con él.
Todo era tán lindo, tan dulce.
La pareja perfecta.
En su relación fluía el amor, mucho amor.

Paso más tiempo.
Él se estaba aburriendo de ella.
Ella lo estaba notando.

En las noches ella sentía frío, quería su calor de él.
Él dormía tranquilamente.
Ella quería platicarle muchas cosas.
Él solo empezó a ignorarla.

Cuando ella lo quería abrazar él se enojaba.
Él buscaba otros brazos.
Ella deseaba sentirlo.
Él sentía a otra.

Empeoró la situación.
Un día él llegó borracho.
Enojado con ella.
La golpeó.

Ella estaba preocupada por qué él no llegaba.
Se durmió pensando que el estaba bien.

Sintió un jalón de pelo.
Una cachetada.
Luego otras más.
Ella no entendía el por qué.

Luego la hizo suya.
A ella le gustó.
Le gustó tanto que olvidó los golpes.
Pidió más y más.

La situación estaba mal y en lo más profundo de sus pensamientos lo sabía.
Ella cambio.
Se volvió más callada.
Alejada de todos.

Él estaba satisfecho.
Los golpes pasaron de ser a cada semana a diarios.
Ella no comprendía el por qué le gustaba y recapacito.

Lo hizo cuando se vio en el espejo.
Lloro desconsoladamente.
Estaba más sola que antes.
Dejo todo por él.

Esa noche, ella se iría.
Cuando él llegó y no la vio se volvió un loco salvaje buscándola.
Quería a su pequeña muñeca de carne y hueso.
La busco por todos lados.

La encontró sentada en una esquina.
Sonrío al verla.
Ella sintió un escalofríos.
Lo vio.
Quiso salir corriendo y no puedo.
Se la llevó de nuevo.
La golpeó a más no.
Y la hizo suya a su antojo.

Por segunda vez se sentía sucia.
Dañada.
Humillada por segunda vez.
Pisoteada por hombres malos.
Lloro, lloro tanto que se quedó dormida.

Sintió que alguien la tocaba y despertó rápido.
Él llegó borracho, enojado.
La quería poseer ya.
Había escuchado un comentario vulgar de un vecino hacia su mujer.

Cuando abrió la puerta del cuarto ahí estaba su muñequita.
Tán preciosa con esos colores.
Tán rica con ese vestido de tela delgada.

La tomo mientras ella dormía.
La agarró con mucha fuerza.
Hasta que se vino.
La arrastró hasta su pecho y la abrazo.

Sentía que su parte íntima le ardía y le punzaba, goteaba.
Pensó que era semen.
Tocándose, se dio cuenta que era sangre.

Ella ya no podía ponerse faldas cortas, ni vestidos apretados, tampoco pequeños pantalones.
No quería verla en la calle.
No quería que platicara con alguien, menos con un hombre.

Él se estaba obsesionando con su muñequita.
No quería que nadie la mirara.
Tampoco que platicara con ella.

Golpeó al vecino que deseaba a su mujer.
Y mataría al que se la arrebatará.

Ya no podía estar más con él.
Le dolía todo su cuerpo.
Estaba mal.

De camino al trabajo iba pensado en como irse.
Los ojos se le iluminaron cuando vio a su hermana y tía.
Regresaron sus esperanzas.

Esa misma noche saliendo del trabajo.
Su hermana y tía la llevaron lejos.
Tomaron fotos a los moretones.
Lo iban a denunciar.

Cuando lo hizo se quiso arrepentir.
Pero ya era justo.
Tantos golpes la estaban dañando.
Iba a quedar loca si seguía así.

Cuando él llegó a traerla y no la vio por ningún lado se enojo.
Empezó a buscarla.
Pasaron los días y no la encontraba.

La policía ya lo estaba buscando por violencia hacia la mujer.
Ella estaba en paz después de mucho tiempo.

Meses después, en el periódico salió que encontraron el cuerpo de un joven colgado.
Dejo una carta dedicada a una tal muñequita.

Ella estaba tomando café en su nuevo trabajo.
Vio la foto en el periódico.
Era él pero estaba muerto.
Se suicidó.

Lloro por no poder ayudarlo.
A pesar de todo, lo seguía queriendo.
Fue a la comisaría y pregunto por él.
Solo le entregaron la carta.

"No puedo vivir sin ti muñequita, me siento tan solo, cuando llegó a la casa y no veo tu sonrisa o esos golpes que te resaltaban tu belleza. Se que me denuncias te, ¿por qué mi muñeca? eras tan feliz conmigo. Tú dulce sabor me lo decía cuando te hacía mía. Yo no puedo vivir sin ti. Para mí era todo un juego y ahora estoy destrozado sin tu compañía, adiós muñeca. Siempre serás mía, vivo o muerto serás siempre mía."

No podía creer lo que leyó.
Él no la amaba y ella dio todo por él.
Muy tarde se dio cuenta.

Le llevo flores a su tumba.
Lloro y lo odio al mismo tiempo.
Se odio por llorar le.
Lo quería mucho después de todos los traumas que le dejó.

Años después.

Su alegría regreso después de mucho tiempo.
Sos ojos color miel brillaban mucho más.
Su sonrisa tan sincera y llena de felicidad.
Su aura de confianza y alegría fluía.
Estaba siendo feliz.

Oh eso creía.















Palabras Al Viento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora