“La llama estaba encendida,
y con ello las consecuencias
llamaron a su puerta”.Si alguna vez llegué a apreciarla, estaba claro que ese sentimiento se había hecho trizas, quedando un cálido recuerdo con mil mentiras. Como las odiaba, mi sangre hervía en cada ocasión que lograba descubrir alguna, no importaba si era pequeña y piadosa; detestaba cualquier mentira sin excepción.
Los pasillos del instituto estaban completamente desiertos y el ruido reinaba en la estancia, las paredes llamaban la atención con sus nuevas decoraciones; papeles con los participantes para la presidencia del consejo estudiantil. Siempre le pareció una estupidez presentarse para ese puesto, carecía de sentido, los únicos motivos de la gente al presentarse era ganarse algo de favoritismo por parte de los profesores o intentar hacerse algo popular. Sin duda Maxinne prescindía de cualquiera de las dos, ya tenía todo lo que quería, pero su cara con una sonrisa tan falsa como su personalidad estaba por todo el pasillo en aquellos carteles.
Su antigua mejor amiga siempre obtuvo todo lo que quiso, y ahora, se había encaprichado de que quería ser el centro de atención del instituto, a quien recurriera todo el mundo para aclarar cualquier problema que necesitara de su representación, lo cual es irónico sabiendo que es una irresponsable y para colmo también mentirosa. Ojalá ella no hubiera caído en su compleja red de engaños que se encargó en tejer tan delicada pero cruelmente durante poco másde dos meses. Tres años atrás -cuando la conocí- semejaba ser todo un angelito, y anoche caí finalmente en mi error. Recordar su sonrisa después de saber lo que hizo, como me llamó de forma cariñosa y se despidió de mí solo podía aumentar mi rabia, mi odio hacia ella que había surgido de una forma tan inesperada y precipitada como si comenzara a nevar en pleno verano.
Quería enfrentarla. Decirle a la cara todo lo que me diera la gana y no decir cada pensamiento que tengo hacia ella en alto, pero ahora estaban en clase y no estaba presente, quizás eso era bueno, no tendría ninguna posibilidad de desahogarme sabiendo que después se reiría con sus amiguitas de plástico para posteriormente volver a mentir como si entonara su canción favorita. Clavé mi mirada envuelta en furia en uno de los carteles y arranqué la mitad de este, no me dio tiempo ni a reaccionar cuando una noté una especie de cosquilleo, una energía con un pequeño potencial fluía por mí, desde mi columna hasta la yema de cada uno de mis dedos. Solté el trozo de papel por el impulso que aquella extraña e inquietante sensación y reanudé mi paso cuando sonó una alarma. Me perdí entre el mar de multitud, entre desconocidos y compañeros de clase con los que apenas había mantenido una conversación, sus rostros abatimiento y miedo producían una confusión en mí. Yo sólo estaba decidiendo faltar a clase, entonces, ¿qué hacían ellos? En ese momento lo vi, en en exterior, frente al gran edificio, el fuego se apoderaba y consumía todo a su paso, destruyendo totalmente la estructura. Maxinne estaba allí, el chico del equipo de baloncesto que había tratado estas últimas semanas de invitarla a una cita la tenía en brazos y ella se aferraba con la poca fuerza que le parecía quedar al cuello del contrario.
Me quedé inmóvil, absorta de la realidad, sin comprender nada. Un millón de preguntas se presentaban fugaces en mi pensamientos y para mi mala fortuna la respuesta para cada una de ellas era "No lo sé".
¿Qué me ha pasado? No lo sé.
¿Ahora a donde iré? No lo sé.
¿Qué o quién soy? Y ni siquiera sé responder a esa pregunta, así que la respuesta es "no lo sé".Un pitido me devolvió a la realidad, mis ojos claros se abrieron de golpe y volvía a estar en el taxi, nada de incendios ni mejores amigas que te clavan puñales por la espalda, todo había sido un sueño. El vehículo estaba aparcado en una calle tranquila con pequeños comercios locales. Abrí la puerta y bajé para respirar aire puro, el aire llenó mis pulmones dejando una tranquilidad y emoción. Saqué las maletas y le pagué a la conductora lo que le debía del viaje, antes de que me fuera abrió la ventanilla y con una pequeña sonrisa cómplice me presentó mi nuevo hogar.
-Bienvenida al pueblo Orison, chica.
Antes de que pudiera responder, la contraria puso el motor en marcha y se fue. Estaba nerviosa, pero mi intuición me susurraba al oído que esta sería una gran oportunidad.
Supongo que todas las historias tienen un inicio, algunas pueden empezar si quiera antes de que logres notarlo, pero estoy segura que aquí empieza todo. Así que esta es la historia de Morgan Blackwood.
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Escrito por:
httpskat_ & Will_Crown
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Mil mentiras y un secreto
Fiksi IlmiahMentir puede ser sencillo, que no te descubran llega a tener una gran complicación. Entra en las puertas de Orison y descubre la pequeña ciudad donde los engaños reinan ante los ignorantes, aunque al parecer harán falta más de mil mentiras para guar...