Dazai y chuuya, ahora estudiantes de preparatoria se vuelven a encontrar después de pasar la secundaria juntos, justo en el primer día de volverse a ver, Dazai, quien está perdidamente enamorado de Chuuya le planta un beso.
Mientras su relación va c...
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La profesora llegó sin aviso alguno y después de disculparse menciono que tenían que presentarse ante el grupo para así conocerse más y el trabajo fuera más efectivo.
— Se presentarán primero por los que están enfrente, después los de atrás...
Seguía hablando y al terminar de hacerlo los alumnos se presentaron con sus nombres, los cuales ni a Chuuya ni a Dazai les importara quien estaba o no.
— Ahora por favor presentense los dos del fondo.
Toda la clase, tanto chicos como chicas voltearon a verlos. El primero en pararse fue el castaño.
— Mi nombre es Osamu Dazai.
Seguido de el su compañero se puso de pie mientras Osamu volvía a sentarse.
— Nakahara Chuuya.
Sus presentaciones fueron definitivamente cortas pero a la clase al igual que a ellos les daba igual. Y así acabaron de presentarse.
La profesora no se tomó la molestia de preguntar porque estaban juntos o la razón de que hubiera un alumno de más allí así que todo estaba bien.
El resto de la clase fue igual de monótona a las presentaciones y el tiempo pasó demasiado lento.
Horas después sonó el sonido para salir a comer y descansar.
Sin apresurarse, todos guardaron sus pertenencias en dónde podían y salieron con sus almuerzos en mano.
— Vamos al pasto Chuuya.
— Como sea, me da igual.
Ambos atravesaron el pasillo lleno de personas y se dirigieron al campus dónde el pasto crecía de un color verde y en el que se plantaban varios árboles a los cuales directamente fueron.
— Chu-Chu, ¿Estás feliz de verme otra vez? — Preguntó el castaño con tono burlón.
— Como si eso fuera a pasar desperdicio de vendas — segundos después de decir aquél comentario, Chuuya miro las vendas que traía, observó que tanto en los brazos y cuello le rodeaban las blancas vendas que traía consigo todo el tiempo y que nunca había visto sin él.
— ¿Qué acaso nunca te quitas tus vendas?
— Verás, me las quito para bañarme obvio, y me pongo otras nuevas ¿Que acaso tú eres estúpido aparte de pequeño?
— ¡Cállate! Seguiré en crecimiento.
— No lo creo, seguirás siendo pequeño por el resto de tu vida.
— No se siquiera porque estoy aquí contigo.
— Pues por la simple razón de que soy la única persona que conoces y aunque te cueste aceptarlo te encanta estar junto a mi.