Estas Muerto? [DabiShiga - DabiGaten]

CAPITULO IV

Apenas despertó pudo oler un fuerte olor a putrefacción, también sintió un fuerte frio que le congelo cada centímetro de su piel, temblando abrió sus ojos, viendo un montón de caras para nadas conocidas encima de él, y después diviso a la persona que posiblemente lo había traído a ese lugar.

-Y dinos, ¿cómo has muerto? -pregunto curiosa una niña que era sujeta con fuerza por otro niño, ambos con una piel levemente azulada- Nosotros murinos ahogados.

-Esperen solo unos minutos, Geten no nos ha dicho la verdad aun –interrumpió una cabeza que era acompañada por un cuerpo que supuso era suyo- Bueno como te disté cuenta morí decapitado, soy Tsunagu.

-Dejamos para dé pues las presentaciones, después de todo tenemos todo el tiempo del mundo –soltó una risilla se había parado a su lado y elevo su mano mostrando el dorado anillo que posaba en su dedo índice- Nosotros estamos –espero un momento para dar dramatismo, y con una sonrisa todos esperaban, pero el pelinegro se adelantó-

-Estamos muertos –habla dejando a todos confundidos y volteando a ver al albino que se encontraba igual o peor de confundido que los demás presentes por las palabras del chico de ojos turquesas- Muertos, estamos muertos.

-Estamos casados –hablo dejando aún más perplejo al pelinegro que miro a todos los presentes, que habían celebrado en cuanto escucharon la palabra casados- En el bosque, has dicho cada uno de tus votos a la perfección.

-No, no, no y NO –hablo elevando aún más la voz, y todos pararon un momento de celebrar- Esto debe de ser un sueño -se pellizco y se golpeó contra la pared- Yo estoy comprometido y tú, tu estas muerto.

-Pero tú me lo pediste, yo acepte ser tu esposo – hablo preocupado, parándolo en seco- ¿En el bosque tú lo hiciste recuerdas?

Si lo recuerdo, pero, esto no puede ser –se soltó del agarre- Me van a matar –hablo corriendo por todo el lugar, escuchando a los lejos el llamado de su ahora esposo-Tengo que salir de aquí, no me puedo quedar aquí -empezó a correr lo más fuerte que se permitió, hasta llegar a una pared sin salida, así que con la poca fuerza que le quedaba en las piernas escalo-

-Debiste usar las escaleras Touya –dijo con una sonrisa el albino- Ven te tengo un regalo de bodas, nos costó mucho encontrarlo o más bien ponerlo en la caja.

Antes de abrirla la sacudió con precaución no quería romper nada aun, y después con delicadeza retiro el listón rojo que lo envolvió- ¿Huesos? -lo vio con duda, pero se asustó cuando la caja comenzó a sacudirse y puso la tapa de nuevo, pero fue en vano pues esto que la caja se abrió de todos modos- ¿Flamitas? Flamitas, ven aquí pequeñín -golpeo unas cuantas veces sus muslos para que el pequeño Pomerania vinera el, aunque por último él lo subió por su pequeña estatura-

PUBLICADO: 3 DE JUNIO 2021