❝ Sólo un rubio más ❞

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¡p-por favor! ¡N-no me mates! — El grito desgarrador y sus suplicas por mantenerlo vivo, ah, le daban la emoción que necesitaba. Solo análizar con meticulosidad esos ojos azules llenos de desesperación y lágrimas. Sabía que era todo lo que necesitaba.

descuida precioso. Voy a transformarte en una hermosa obra de arte, no hay necesidad de preocuparte tanto —.

La seguridad en sus palabras dejaba en claro que iba hacerle toda clase de atrocidades. Sus delgados dedos pálidos buscaron el artefacto adecuado para el rubio. Una sonrisa maliciosa se apoderó de él al tomar la un cierra pequeña, generalmente la usaba para cortar dedos, pero hoy haría un lindo dibujo en todo el pecho del rubio.

Te prometo que, te dejare como mereces — susurro nostálgico.
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Se encontraba más que feliz ¿Feliz era buena palabras para describir lo que sentía? Era un palabra tan corta para todo lo que reprensentaba. Sonrió zorruno, cogió a escondidas una de las tostadas con crema que su madre se había hecho para el desayuno para comerla en el camino a la secundaria.

Diez de octubre una fecha para celebrar a lo grande, exagerado y bruco como lo era el dueño que cumplía años ese día. No podía crecer que había sobrevivido dieciocho años de edad, se había vuelto legalmente mayor de edad. ¡Por fin! La espera valió la pena en ciertos sentidos. Ahora podia comprar alcohol sin tener que ofrecer una identificación falsa o mejor aún, que no llamen a sus padres cuando se mandaba una gorda como acostumbraba hacer el hospital, podría hacer más o menos lo que quisiese sin que le estuvieran diciendo las cosas...

¡no vuelvas tan tarde naruto! ¡Es peligroso cabeza hueca! — el grito de su madre regañandolo por sus horas de llegada fue lo último que escucho al cerrar la puerta de su hogar.

Volvería a la hora que quisiera, hoy era noche con los pibes, seguro se quedaba a dormir en algunas de las casas de sus amigos, bueno... Si le dejaba. Tenía esa mala fama del chico problema que hacía que las madres alejarán a sus hijos de él, de hecho la única madre que no lo juzgo fue la madre de shikamaru, un poco la madre de sasuke, pero si sabía que no quería que sasuke se juntará con él. Vería que hacer después, sino la ventana abierta de su habitación era su mejor amiga.

Entró al autobús cuatrocientos veinte, que lo llevaba a konoha schocol su secundaria y, la de todos sus amigos, se sentó en los últimos asientos como de costumbre y se puso sus audífonos para matar el tiempo.

Dieciocho años de vida — susurró mirando la fecha de su celular.

no.. Dos... Tres y cuatro — su voz áspera contó mientras tiraba los dientes de ese rubio al mar. Le dio una sacudida a sus manos con los aguantes aún puestos, haciendo salpicar sangre.

¿Qué hacía tirando dientes en el mar? Una pregunta fácil de responder para él. Estaba tirando los dientes de su víctima, para que se les hiciera mucho más difícil descubrir la identidad de ese rubio a la policía (si es que en algún momento llegan a encontrar su cuerpo) algo dudoso, viendo que lo más seguro es que estaría en el estómago de un perro de peleas.

Podía sonar muy sádico si lo ponemos así, pero esto era su día a día.

Buscar a un rubio de ojos azules atractivo, extrovertido, joven y a simple vista una buena persona, pero a la vez odioso. Esos eran sus requisitos para la presa perfecta. Pero ¿No te preguntas desde cuándo hace esto? Y ¿Por qué tiene tanta experiencia en encubrimiento de cuerpos?

𝓞 tro 𝓡 ubio a 𝓛 a 𝓛 ista ★ SasonaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora