「𝗖𝗞」Con apenas diez años de edad, Jeon Jungkook tenía tres amores en su vida; sus padres, su caja de doscientos colores, y su hermano mayor Seokjin.
Oh, Seokjin, ¡cuánto adoraba Jungkook a su hyung! De grande quería ser como él, y le gustaba imita...
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—¿Por qué no quieres venir conmigo? —Seokjin miraba a Jungkook desde el marco de la puerta de la habitación del niño, ladeando su cabeza con curiosidad al encontrarlo acostado en su cama sin hacer nada—. Mis padres no están, y no voy a dejarte solo.
—Entonces no salga, hyung.
Seokjin hizo una mueca con los labios y se adentró al lugar, tomando asiento a un lado de Jungkook y comenzando a acariciar sus cabellitos. —Es sábado, deberíamos salir y no estar encerrados.
—Usted solo quiere visitar al feo de su novio, no ponga excusas —rodó los ojos, girando sobre la cama para colocarse boca abajo—. Váyase, prometo no hacer nada.
—Primero, ese "no voy a hacer nada" es una vil mentira porque ambos sabemos que te comerás todos los dulces que encuentres —picó los costados de Jungkook—. Segundo, sí es cierto que quiero ver a Namjoon, pero Taehyung me mandó a decir que por favor te llevara conmigo porque quiere verte.
Un bajito gruñido salió desde lo más profundo del niño, quien enterró aún más su cabeza entre las almohadas. Taehyung era un mentiroso, y no quería verlo. Le decía que quería ser su amigo, y le insistía siempre con eso. Le decía que era un niño bonito, y el más genial de todos. ¡Mentiras! ¡Puras mentiras! Taehyung ya tenía un amigo, uno con el que se divertía y dormía abrazado, ¡No lo necesitaba a él! No quería verlo, estaba muy, pero muy molesto con él. No le gustaban los mentirosos, y Taehyung parecía ser el mejor de su clase.
Jungkook aún no lo entendía, ¿para qué tanto insistir si ya tenía a alguien más? Tonto, bestia, bruto, ¡Cuánto lo odiaba!
—¿Kookie...? —el mayor se acostó sobre la cama, permaneciendo a un lado de Jungkook—. ¿Está todo bien, cariño?
—Sí —¡Por supuesto que no!—. Dígale a su cosa que venga a visitarlo acá. Prometo no golpearlo, solo mirarlo mal.
—No, Namjoon nos invitó a su casa —Jungkook se quejó, más no dijo nada. Seokjin empujó el cuerpo del niño hasta colocarlo de lado y poder ver su rostro. Tenía las mejillas algo rojas, y su cara tenía marcas de la almohada, mientras que su labio superior estaba algo levantado, logrando esa mueca disgustada que tanto conocía. Su naricita se arrugaba inconscientemente, y su cabello estaba en diferentes direcciones. Era adorable, para Seokjin, todo lo relacionado a Jungkook era así—. ¿Me quieres decir qué tienes?
El niño negó. —No tengo nada.
—Oh, claro. Díselo a tu trompita de patito enfadado —el menor volvió a quejarse, y Seokjin rió, atrayéndolo para tomarlo en un abrazo—. Sé que no te gusta estar mucho tiempo cerca de Namjoon, pero te prometo que no nos quedaremos mucho, ¿sí? Podemos pasar antes por tu pastelería favorita y comer de esos brownies que tanto nos gustan.
—¿Los que vienen con helado y galleta?
—Esos mismos.
Ok, aquello fue un gran incentivo para Jungkook. Todo sacrificio traía su recompensa, y si tener que ver a ese niño mentiroso y a su horrendo hermano iba acompañado de un delicioso postre entonces podía soportarlo.
