「𝗖𝗞」Con apenas diez años de edad, Jeon Jungkook tenía tres amores en su vida; sus padres, su caja de doscientos colores, y su hermano mayor Seokjin.
Oh, Seokjin, ¡cuánto adoraba Jungkook a su hyung! De grande quería ser como él, y le gustaba imita...
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—¿Ya está todo listo? ¿no se les queda algo?
—Quinta vez, dame ese dinero —Jungkook extendió su mano hacia Namjoon, quien solo bufó y sacó de su billetera un billete de alta denominación para dárselo al menor. Seokjin los miró curiosos, a lo que el moreno solo se encogió de hombros—. Apostamos cuántas veces preguntarías si ya todo estaba en orden.
—Ojalá y sí se les quede algo, por odiosos —resopló enfadado—. ¿Y a todas estas, dónde está Yoongi y los chicos?
—Vienen en camino, me avisó Hobi —respondió Taehyung, revisando su celular.
Seokjin asintió, y repasó mentalmente lo que había sido subido al auto. De las maletas no se preocupaba tanto, puesto que había revisado las de todos, y en la propia tenía objetos de sobra por si sucedía algún percance. La idea de ir a las cabañas durante la semana aniversaria del colegio al que asistían los chicos había sido propuesta por ellos mismos, y a falta de un poco de tiempo para simplemente distraerse, los tres mayores accedieron sabiendo que les hacía falta descansar. Un mes después, aquel plan de viaje se estaba haciendo realidad. Era lunes, y aunque los chicos habían propuesto salir desde el sábado anterior para pasar más días en las cabañas, Seokjin se negó a ello, decretando que se saldría ese día para regresar el jueves temprano.
Miró de reojo a los chicos, encontrándolos concentrados en su mundo, riendo y murmurando entre ellos sobre algo que miraban en el celular de Taehyung. Sonrió de lado ante la imagen, adorando la dinámica de hermanos entre ambos menores. Le agradaba un montón lo unidos que se habían vuelto, y sabía que era una amistad duradera. Su mirada se dirigió ahora a Namjoon, quien respondió algo en su celular con una leve mueca. No había conversado con él con respecto a su supuesta infidelidad. Luego de que lo había pensado con cabeza fría, sabía que precipitó las cosas, pero no podía simplemente dejar las pasar el asunto por alto. Las cosas estaban relativamente iguales, pero había algo de lo que no se estaba enterando y lo inquietaba.
El sonido de un auto les llamó la atención, y pronto Yoongi se estacionó justo detrás del de Seokjin. Del vehículo salieron los dos menores, corriendo directo hacia sus amigos, y luego hacia ellos.
—¡Namjoon hyung! —exclamó Jimin, aferrándose en un abrazo al mayor.
—Minnie, hola —sonrió y correspondió el abrazo, dejando un beso sobre su cabeza.
Jimin estaba disfrutando ese contacto, con su cara apoyada en aquel fuerte pecho, justo en medio de esas dos protuberancias que Namjoon acostumbraba a ejercitar. Realmente su hyung cada día estaba más hermoso.
—Ya, mucho abrazo —Yoongi tiró de la camiseta al menor. Jimin sonrió apenado, regresando otra vez con su grupo de amigos.
—Yoongi, son las ocho y media, se suponía que debías estar a las ocho aquí —reclamó Seokjin.
—Venga, muñequito, primero saluda a tu mejor amigo y después me regañas, ¿sí? Además, me tardé porque estaba comprando algunas chucherías para el camino con los chicos.
