Tierra, sol, cactus. Era lo único que veía a más de 100 metros a su alrededor. Llegar desde su residencia hasta el pueblo casi olvidado por la civilización en medio de un desierto era desde cualquier punto una mala idea. Pero ya estaba muy cerca como para dar media vuelta y volver, podía ver la cantina del viejo Barley, recordo todas las veces que, en su juventud, asistía a la cantina tras una persecución, pelea o asesinato, lo hacía en parte para festejar y también para reclamar la recompensa por el malhechor. Sin duda buenos tiemposPero otra ves recordó a que llegaba al pueblo, tenía una cita con un pariente que se encontraba como el sheriff del pueblo, a comparación de ella en su mejores años, él tenía reglas que debía cumplir, lo cual le parecía una estupidez ya qué fue una de las razones por las que se fue del pueblo.
Tanto pensar hizo que perdiese la noción, se encontraba en frente del establecimiento y en la puerta un guardia corpulento, con un anillo de toro en la nariz custodiaba la puerta y se fijaba de pies a cabeza a la que hacía lo mismo. El silencio solo incomodaba más la situación. No era necesario decir que tenía el arma lista y cargada.
- Solo vengo a beber algo, no quiero problemas - Su vos bastante fuerte y clara dio a entender que no estaba preocupada o temía a algo.
- Jamás te he visto por aquí forastera, tendré que hablarle de ti adentro -
- El dueño y yo somos amigos, dile que me llamo Belle y que solo quiero un trago -
Así el guardia entro y en la mesa del dueño se dió una pequeña discusión acerca de la "forastera" que esperaba afuera.
El robot dentro solo acomodaba la gran cantidad de licores que tenía en su estantería.
- Hay alguien afuera, dice llamarse Belle -
Bastó que pronunciara el nombre de la susodicha para que el robot de un pequeño salto en su lugar y girara su cabeza de forma poco convencíonal para un humano.
-Tiene un brazo de robot? -
-Eso parece, tiene unos lentes rojos y parece una forastera -
Tras un pequeño silencio suspiro de una forma sospechosamente similar a la de los humanos.
- Esa mujer solo trae problemas, déjala pasar, yo tratare con ella -
De esta forma Belle entro sin ningún problema, los demás comensales no le prestaron atención, puede que la confundieran con otra persona y luego se diesen cuenta de su error, pero nadie sabía quién era. Se había sentado a propósito frente al tabernero que la miraba con cierta nostalgia. Finalmente le sirvió un vaso con agua, ambos sabían el por que Belle ya no tomaba alcohol.
- Que te trae por aquí? - El robot controlo su vos para que nadie más los escuchará.
Ella noto que trataba de decirle "algo" pero respondió con total normalidad, sin que le importe si la escuchaban o no.
- Realmente no vine a hacer nada importante, solo... tenía compromisos -
El robot miro con algo de duda a su visita, realmente era ella aquella chica que tantos problemas causaba? Le costaba creerlo pero quería averiguarlo así que se le ocurrió una idea.
- Oye si es que te interesa tengo un trabajo para ti y el dinero es más de lo que vale este bar -
Tras oír esto último puso un especial interés en lo que decía y cuestiono algunas cosas.
- He visto todos los papeles de afuera, ningún precio es más que tú mejor licor -
Esta ves puso más silencio en su vos, casi un susurro - El que puso el enunció solo quiere que se lo diga a los mejores tiradores del pueblo, tu sabes, la persona que está detrás de esto quiere que nada de este "caso' salga a la luz -
- Y... Que es lo que busca? -
- Quiere encontrar a un robot que se ha camuflado en el pueblo, y que lo traigan hecho chatarra o como lo encuentren, pero ahí está el problema nadie en muchos años estuvo ni cerca de encontrarlo -
Tras terminar de oír la última palabra, Belle termino su vaso de un trago y se dirigió hacía la puerta, antes de irse volteó la cabeza y miro al robot, asintió y mostró una sonrisa pues ahora había vuelto al juego.
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Recorrió parte del pueblo caminando y observando los lugares y nuevas tiendas que habían, muchas cosas habían cambiado, nada le parecía a lo que era antes, el pueblo podría considerarse ahora por su tamaño una ciudad, muchos y nuevos rostros constantemente la vigilaban, por su parte no podía creer que nadie la reconociera, no volvió a ver a ninguno de sus antiguos amigos.
Y si los viera tampoco los recordaría.Sumergida en sus recuerdos y sin darse cuenta el cielo se empezó a nublar y estruendosos rayos caían a lo lejos. Posteriormente los ciudadanos se fueron retirando de las calles, y también debía de hacerlo ella.
Se dirigió hacía uno de los hoteles que había visto antes durante su incursión.
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Reviví en forma de historia con varios capitulo y en caos mental.
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Una de Vaqueros
RandomLos años pasan de igual forma para todos. Y los más viejos tienen que lidiar con el deterioro del tiempo.