Vida

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Me he acostumbrado a todo esto, de pronto todo es tan normal, todo es tan perfecto he interesante, como si hubiera nacido para esto.

Mis nuevas amigas saben mucho, y de una forma indirecta me ayudan con Ulises, no lo se, pero el saber que estoy siendo muy simple y "regalada" me hace sentir que solo soy un juguete para un niño rico, así que desde hace un mes estoy siendo más fría, deje de esperarlo para la cena, juego mucho con mis labios cuando el esta cerca, intento seguir los consejos de mis amigas solo para llamar su atención, no es de mi agrado cuando se marcha a trabajar, me deja sola por mucho tiempo, aunque de verdad estoy agradecida con él por la ayuda que me brindo no quiero que se olvide de mi, o me tenga como un florero en su casa, pese a que todo el pueblo me conoce como su hermana, la que es muy poco sociable y le encanta estar encerrada en la casa.

No es que me guste Ulises, pero.. quiero que el me vea como a una persona y no como una mascota que siempre lo espera.

Ya casi anochece, el frío se hace más intenso a cada segundo, y yo sin quererlo, me encuentro esperándolo, sentada en el sofá de la sala frente al fuego, la casa se encontraba totalmente silenciosa, pero no me sentía sola, estaba muy cómoda, era como estar en casa, en mi hogar.

Decir que me encontraba leyendo sería mentira, la verdad, solo miraba el techo, no tenía ningún propósito, nada que me interesara, nada que hacer, solo esperaba a que Ulises llegara para sentirme viva.

Sabía que no tenía que hacerlo, pero... quería quedarme, esperarlo.

No me agradaba ser la muñequita de sus fiestas, o que me presentará a medio mundo como su hermana menor, y que a cada joven que se me acercaba para invitarme a bailar les decía que padecía de problemas en el corazón y que por eso no podía acompañarlos, era frustrante, así nunca saldría de su casa, a menos que me escapara, pero.. no quería hacerlo, me gustaba estar aquí con él, aunque fuese por unas horas.

Solo por esta vez me quedaría a esperarlo, tal vez así.. entendería si de verdad vale la pena todo esto.

De tanto dar vueltas en mi cabeza no fui capaz de darme cuenta que Ulises ya había llegado a la casa, y que se encontraba mirándome desde el otro lado de la sala, se notaba muy serio, algo le molestaba, lo podía notar.

-Lo lamento, no me di cuenta que ya habías llegado- me disculpe mientras me levantaba del sofá.

-No deberías estar levantada a esta hora, vete a la cama, ya es tarde- ordenó tan firo como de costumbre.

- Y que si lo es, no tengo nada importante que hacer mañana, nunca salgo, y paso todo el tiempo sola...- me quejé, realmente me agobia estar sola.

-Sal de la casa si quieres, no estás presa cómo para quedarte encerrada, ¿No tienes amigas? Sal con ellas, te hará bien. - contestó Ulises de forma desinteresada.

Me molestó, no lo negaré, es frustrante, me trata como su hermanita frente a todos, pero estando solos soy una completa extraña para el, no quiero decir que no lo soy pero su trato es como si todos los días volviera a verme por primera vez.

Solo respire profundo, y asentí, me resigne. Pareció notarlo porque bajo la cabeza.

- Sabes, mañana tengo que ir a la ciudad, y estaba pensando... Si..si es que tú lo quieres... Podrías acompañarme... - hablo de forma dulce y tímida, con miedo de lo que fuera a contestarle, eso me hizo sentir bien, es como un cosquilleo en el estómago, no pude evitar sonreír, no me es posible ocultar mi sonrisa ante su propocisión - Pero ten una cosa en claro, es solo un viaje de trabajo, no te prometo nada, de igual forma intentaré estar más tiempo contigo-  esta vez su tono de voz fue serio.

Estaba en una nube, me sentía tan feliz, todo se sentía mágico, pasaría más tiempo con él y eso me emocionaba tanto.

Caminé hasta donde el se encontraba y deposite un beso en su mejilla, no se lo esperaba, quedó completamente tieso, jiji no pude evitar sonreír más, estaba muy feliz,  sentía mucha curiosidad con él, ese tipo de curiosidad emocionante que provocaba saltos en mi corazón cada vez que mis ojos se posaban sobre el, cuando observaban sus ojos tan bellos como las estrellas, su cabello desordenado al volver del trabajo,  y su sonrisa, que es como un tesoro, el cual solo logro ver cuándo estamos rodeados de un sinfín de personas.

Seguí mi camino hacia las escaleras que me llevaban a una habitación en donde me sentía segura, porque se muy bien quien se encuentra en la otra habitación de la casa.

Este día me acosté con una sonrisa en el rostro, y llena de emisión, por primera vez visitaría la ciudad, y aún más, pasaría el día entero con mi héroe, mi Ulises.

Con solo imaginar el rose de tu piel en la mia, el tacto de tus manos sobre las mías, el brillo de tus labios mojados al beber café por la mañana, me herisa la piel. El nerviosismo se apodera de mi, imaginando todo lo que podría ocurrir si tan solo... Si tan solo...

Me dieras un beso...

Con un beso tuyo...

En la soledad de mi cuarto se escuchaban pisadas del otro lado de la puerta, la madera crujía con el eco de la oscuridad, entonces un haz de luz se asomó por la puerta al ser habierta, me quedé completamente quieta, el nerviosismo fue tanto que me temblaba todo el cuerpo.

- Descansa bella mía... Que tengas dulces sueños que yo manchare los míos... - susurró en medio de la coscuridad, la voz de Ulises sonaba tan amable..

Y con sus dulces palabras me dormí..

Entrando así a un sueño lleno de maravillas..

Y besos con sabor a café.

DAMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora