Mentiras

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Encontrar su casa no sería algo tan sencillo como había planeado, puesto que no tenia más información de el, convengamos que no puedo subirme a un taxi y decir " lléveme a la casa de Ulises"  pero no podía rendirme tan fácilmente, así que nada mas opte por volver al hotel de aquella vez, quien sabe, quizás se apiaden de mi y me puedan dar algún tipo de información sobre su paradero, ya que cuando estaba por salir del pueblo nadie me supo decir donde quedaba la casa de Ulises, al parecer nadie tiene idea de donde vive, lo cual es algo curioso porque prácticamente es amo y señor de todo el maldito pueblo.

Pero así, sin más me atreví a tomar la vía más fácil y la única a decir verdad muchas opciones no habían, así que respiré hondo, me trague los nervios, y me abrí camino hacia el lobby del hotel, intenté permanecer segura de lo que estaba haciendo, por alguna razón si aparentas que todo esta bien, las personas confían más en ti. Me aproxime lentamente a la recepción con la esperanza de que aquel hombre el cual me sonreía recordara mi rostro, al menos así sería más fácil la situación.

-En que puedo ayudarla?- preguntó amable.

-eh..- nada, no podía sacar ni una misera silaba de mi boca, parecía que me habían insertado un pepino en la boca, el cual me impedía cualquier sonido coherente.

- Se encuentra bien... señorita Damaris..? - preguntó aquel hombre detrás del mostrador, y solo ahí, al escuchar mi nombre logré tranquilizarme y volver a respirar como alguien normal.

-Se acuerda de mi..- susurre con alivio.

- Como no, usted es la joven hermana del Sr Ulises- no pude evitar sentirme incomoda ante la palabra "hermana" si este hombre tan solo supiera lo que hicimos en la habitación de este hotel, ciertamente no podía, no, no habría forma que pudiera verme a la cara y referirse a mi, como la hermana de Ulises.

-..si- mi voz sonó con mucho entusiasmo- esa soy yo, este.. quería,... bueno, es que siempre fui algo olvidadiza, y como no, nunca vengo a la ciudad esta difícil el ubicarme, este... podrías...- no sabia como decirlo sin parecer una idiota enfrente de él, como iba a explicar que no conozco la dirección que la que se supone que también es mi casa, es ridículo- decirme en donde es que reside mi hermano.., es que.. no tengo idea de en donde estoy.. y solo recordé el nombre del hotel...- confesé a medias.

-..Señorita, no podría darle ese tipo de información.., nos políticas de el hotel, pero dadas sus condiciones medicas en entendible que en su situación no recuerde bien las coas, y las direcciones, espere un segundo que le preparó un vehiculó para que la deje en su casa- hablo mientras me daba una sonrisa compasiva.

-Muchas gracias..- no comprendía el porque de esas palabras  ¿condiciones medicas? cuando me enferme y no me enteré? tal vez Ulises mintió para justificar que ya no viaja a casa.

Aguarde paciente hasta que aquel hombre llamó a un vehículo para llevarme a su casa, le entrego la dirección al conductor y solo me despedí de ese lugar, que me entrego la mejor noche de mi vida. No negare que los nervios me comían por dentó, esta muy ansiosa,  al fin todo iba hacer como tenia que ser, viviría mi vida como siempre la soñé, podría decir que me encontraba en mi mundo perfecto, mi mundo feliz. 

El viaje se tornaba bastante largo, salimos de una zona  llena de arboles y plantas, a un lugar repleto de edificios, no se parecía en nada al lugar en el que había estado con Ulises, ese sitio más que una ciudad parecía un pueblo con edificios grandes, pero aquí si estaba repleto de casas, monumentos, torres, personas, autos, bicis, niños, adultos, todo parecía estar en constante movimiento, como si no hubiera tiempo para detenerse a respirar, todos avanzan con prisa, se siente tan caótico, pero por alguna razón.. me sentía en casa como si en algún momento en mi vida hubiese pisado estas calles, cruzado esas esquinas, respirado este aire cubierto de aromas peculiares, se me hacia tan familiar que me extrañaba no recordarlo.

DAMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora