DAMARIS

Desilusión

Era hace una vez una pequeña niña que por des fortunios de la vida tuvo que dejar atrás a quienes más amaba y comenzar una vida solitaria con una nueva familia la cual no hacia más que confundirla al decirle que ellos eran sus padres. La inocente niña se vio obligada a convivir con ellos y llamarlos padres, ella estaba desamparada, en una casa extraña, con gente desconocida, y en un país que no era el suyo, lo único bueno  es que al ser tan pequeña las cosas eran más fácil de sobrellevar  y poco a poco se olvidaba de quienes eran sus padres.

Ella era una niña muy buena, todos la amaban, tenía una cantidad infinita de amigos, todos la amaban, o al menos eso parecía.. 

No siempre fue una niña normal, ella tenia secretos, muchos secretos que nadie sabia, ella era especial, si, si era especial, ella hizo cosas malas, muy malas, terribles y nadie sabía, ni ella sabía.

Desperté alterada, sin poder determinar la causa de tal extraño sueño, desde aquel día hace 6 meses no logro dormir bien, tengo ocurrentes pesadillas en donde veo a una niña, en un mundo feliz el cual me aterra y me quita el buen sueño y me hace sentir tan insignificante, es como si no fuera yo, es tan inquietante, me hace sentir que vivo dormida, y que estoy en un constante sueño el cual no acaba, y no me es de mucha ayuda no tener noticias de mi amado Ulises, desde esa despedida en mi habitación él no a vuelto a casa, solo recibo telegramas de parte suya y nada más.

Esta tarde como todas las anteriores, veré a las tres arpías, aun no se me ha ocurrido otra forma de llamarlas, ya que con el paso del tiempo se vuelven más insoportables con sus "criticas constructivas de su sociedad"  plenamente solo encuentro diversión en cuestionar sus métodos de seducción tan arbitrarios, últimamente se han enfocado en encontrarme un pretendiente, así que tres veces a la semana me encuentro a un completo desconocido en la puerta frontal de mi casa esperando que le haga el favor de salir con él para así poder acostarse con Ana María.

Pero he de decir que me resulta entretenido escuchar sus ocurrencias, mucho más cuando Miranda me confiesa todas las cosas que hace su adorada hermanastra, con cada uno de mis "pretendientes" lo cuál me genera una extraña sensación a la que me resulta agradable.

Como de costumbre las espere en la terraza para la hora del té, pero tan solo unos minutos antes de su llegada, entro una de las damas se encontraba agitada  y con el esbozo de una sonrisa en el rostro.

- A llegado otro telegrama del joven Ulises señorita Damaris- habló de forma atropellada pero podía notar por su expresión que se encontraba tan feliz como yo.

Se alejó de mi tan rápido como me dio el telegrama, y sin hacer más larga la espera no tarde en abrirla y leer su contenido.

> Extraño hacer el amor contigo, Querida Damaris. <

Esas simples palabras lograron hacer saltar mi corazón de alegría, tome el pequeño papel y lo guarde en el escote de mi vestido, así estaría conmigo.

No tuve que esperar mucho para que ellas llegaran en cuanto puse la mirada enfrente las encontré entrando a la terraza, con su glamur característico, podría decirse que ellas eran el espíritu del pueblo en persona.

- Como estas queridísima? - Saludo Mariana tan amable como de costumbre mientras tomaba asiento.

- Que día tan espectacular hace hoy, ¿no les parece? - comentó Miranda mientras se sentaba.

- Será espectacular el día en el que logre casar a esta muchacha, que rechaza a cada hombre que le presto.. digo, que le presento.- Habló de forma inapropiada Ana María como de costumbre.