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A Marjorine le gustaba una de sus compañeras de clase.

Le gustaba su cabello.

Le gustaban sus hermosos ojos heterócromos.

Le gustaba su cuerpo pese a que todos lo catalogaban de repulsivo.

Le gustaba su personalidad de mierda.

Le gustaba toda ella.

Y por eso odiaba que otros la miraran en aquel uniforme tan apretado que resaltaba sus curvas, incluso si no la tocaban le disgustaba, le disgustaba mucho.

Desde que la vio en aquel restaurante no pudo dejar de pensar en ello.

(...)

Los días en un pueblo como South Park pasaban lento, muy lento, tanto que hasta una tortuga con artritis (si la existencia de esta fuese siquiera posible) avanzaría mucho más rápido que el tiempo en ese maldito pueblo. Aún así, los años habían transcurrido ya, todos en el pueblo habían crecido o envejecido dependiendo del caso, los que solían ser los niños de la escuela primaria ahora eran adolescentes de secundaria totalmente descontrolados; pero no venimos a hablar de eso... por ahora.

Una rubia pálida se encontraba guardando la podadora de pasto en el garage, al fin culminando su castigo y siendo oficialmente libre, en eso, escuchó cierta vocecilla de una chica bastante peculiar.

— ¡Hey Marjo! ¿Vienes a Pasitas? Wendyl nos invitó. — Kendra McCormick era la típica chica relajada en la que podías confiar, era capaz de cuidar y proteger a su hermanito menor con toda su alma a su vez que de cuando en cuando vendía pornografía de contrabando dentro de la escuela, a Marjorine le caía bastante bien con todo y esos detalles. Además, le gustaba platicar con ella, compartir secretos y hablar de la castaña regordeta que tanto le gustaba...

— Ah, claro Kendra. — La de vestido largo frotó levemente sus nudillos, no solía hacer eso tan seguido desde que cumplió los 12, pero eso no significaba que lo había dejado de lado por completo, de hecho, las chicas que mejor la conocían aún consideraban esa acción como su... marca personal, algo demasiado característico de ella y sólo de ella.

Bueno, al menos ya no la reconocían como la niña rara que ve carreras de demolición en la Tv, era un avance.

— ¡Perfecto, vamos! — Ambas rubias se encaminaron hacia el susodicho restaurante casi de inmediato, la chica pobre se notaba mucho más entusiasmada por llegar que su compañera, que sólo miraba con desánimo la escasa nieve que aún se negaba a derretirse con los rayos del Sol. Tras un recorrido relativamente corto Marjorine y Kendra llegaron hasta Pasitas, donde Wendyl y sus amigos ya las estaban esperando, ahí también se encontraba Samantha y el grupo de Crissie.

— ¿Por qué nos llamaste a todos? ¿Qué carajo es tan importante? — Preguntó una de las pelinegras con fastidio, más específicamente la de vestimentas totalmente azules y broche de luna en cuarto menguante.

— Necesito terminar mi turno en la cafetería ¡GAH! — Reclamó Twila, que estaba sosteniendo la mano de su novia con total delicadeza.

—  Deben ver esto, realmente no se lo van a creer... — El pelinegro de boina rosada y chaleco de mezclilla se abrió paso entre la gente junto al resto de los convocados, todos a excepción de Marjorine quedaron boquiabiertos, y una de las presentes específicamente no estuvo muy contenta con lo que vio.

— Un momento... ¿¡Erica!? — La aludida dirigió su mirada hacia el grupito que la observaba, sonriendo de manera socarrona.

— Vaya vaya, no esperaba ver a tantos clientes por aquí. — La rubia más pálida observaba con disgusto al resto de los adolescentes ¿en serio nadie se había dado cuenta de algo TAN obvio? Si era sincera sus compañeros parecían una manada de estúpidos descubriendo la existencia del Sol, en fin... todos permanecieron mudos por algunos minutos hasta que alguien quebró el silencio.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2021 ⏰

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