Me encontraba entrando al aeropuerto de Los Ángeles junto a mis maletas; eran alrededor de las 12:00 am, el sol brillaba más que nunca y no había ni una nube en el cielo.
Después de tanto tiempo, tuve la valentía de salir de mi pequeña choza en el campo. No todo había sido tan fácil estos años atrás, pero parece que soy el único gilipollas, que aún sigue atrapado en su pasado...
Después de estar un rato parado frente a aquel enorme edificio mientras me daba el sol en el cogote, decidí entrar.
Todo es muy raro, es como si... nunca hubiese pasado nada, como si nunca hubiesen estado los...los... ¿cómo se llamaban?, era algo de caminos.... ah! si, ya me acuerdo, eran caminantes...
Iba caminando pensando en mi cosas cuando de repente se escuchó a alguien gritar
X - SOPHIAAAA! SOPHIAAAAA!
miré hacia el lugar del que provenían los gritos, y había un hombre corriendo hacia una niña, la cual sería su hija. De repente, el nombre de sophia, empezó a sonar repetidas veces en mi cabeza dándome a entender de que significaba algo; cerré los ojos y moví levemente mi cabeza hacia los lados, volví a abrir mis ojos y continué mi camino.
Poco a poco me iba acercando al detector de metales del aeropuerto, ya estaba casi todo listo; me dolía algo la cabeza, pero seguro que era del estrés que tenía con tanta gente a mi alrededor; de repente, miré hacia un lado, y había un niño con un sombrero de cowboy, en ese preciso instante, mi mente se nubló, ese... ese niño era el pequeño Carl, ese niño pequeño de ojos claros
pero no, no podía ser el!! él había muerto, recuérdalo!, dejé de mirar al pequeño niño y seguí hacia delante caminando aún más rápido.
A medida que avanzaba, cada vez me dolía más la cabeza, era como si alguien me estuviera dando golpes en ella, todo lo que no quería que volviese estaba volviendo, yo seguía pensando en el nombre de sophia... ¿ quién era sophia?, ¿ y por qué me importaba tanto?..., una parte de mí, parecía querer recordarla, pero otra me lo impedía..., alcé un poco la vista para ver cuanto quedaba, y un hombre con un gorrito de pescador, se quedó mirándome, en ese momento se me volvió a nublar la vista y en vez de a aquel hombre, vi a...a... a Dale...
No podía ser el, él ya había muerto hace tiempo, no podía ser él, dejé de mirarlo y seguí a lo mío.
Al fin, llegué al detector de metales, dejé mi bolsa en una de las cubetas y al alzar la vista, de nuevo me vino otro recuerdo...; el señor que se encontraba frente a mi, llevaba una venda con la que tapaba uno de sus ojos, y me recordó al... al gobernador.
Me quede un rato mirándolo, mientras que él tan solo pasaba mi bolsa con mis cosas.
De repente, la maquina empezó a pitar y el hombre miró a su compañera; una muchacha joven de pelo rubio y ojos claros; seguidamente me miró a mi y me dijo...
Y - ¿Qué va a hacer usted en Cancún? ¿matar a la gente con una ballesta?
seguidamente se empezó a reír, yo no le veía la gracia, así que le dije:
D - no sé donde le ves la gracia pedazo de trozo de mugre, porque yo no se la veo...
Pasé por la maquina, cogí mi bolsa y seguí mi camino hasta la puerta de embarque.
Una vez que llegué, había una mujer de cabello oscuro, a la cual le tuve que dar mi documentación; la revisó toda y me la devolvió junto a las siguientes palabras:
A - que tenga un buen viaje señor Dixon...
buen viaje dice..., le sonreí y seguí hacia delante, saliendo para montarme en el avión.
Una vez dentro, me senté en mi sitio y me acomodé, todavía seguía dándole vueltas a lo de sophia, cuando de repente se me vino a la mente la imagen de una niña pequeña, sophia... la pequeña sophia... cuanto tiempo hace que no te veo pequeña...
Poco después cerré los ojos y me quedé dormido.
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MEMORIES...
AdventureDespués de un apocalipsis zombie, siempre quedan secuelas, ¿verdad? Daryl Dixon, uno de los pocos supervivientes del apocalipsis zombie, cuando cree haber olvidado todo, decide volar a Cancún y rehacer su vida, pero por desgracia para él, no todo es...