✿ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈 ✿

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Rosé vio a Alice entrar a el cuarto VIP

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Rosé vio a Alice entrar a el cuarto VIP. Le dio la bienvenida a su hermana con una sonrisa.

— Compré tu pizza favorita.— Alice Levantó una caja de pizza, haciendo que la más joven riera y murmurara un pequeño agradecimiento.

— ¡Vaya, tenía antojo de pizza! —lloriqueó como una niña.

Alice se sentó a su lado y le dio una porción de pizza de pepperoni

— Aquí tienes.

Rosé había estado deseando pizza por algunos dias, suposición de un síntoma de embarazo, probablemente. Ya había cumplido los dos eses de embarazo.

— Por cierto, el médico dijo que estás bien. Solo fue estrés.— Alice habló. Chaeyoung bufó.

— Creo que ya me darán de alta para regresar a casa, estar aqui y en el café sería malo para el bebé.

— Sí, finalmente regresaras.— Alice exhaló un suspiro de alivio.

— También es la mejor manera de evitar a Jimin.— Chaeyoung asintió para sí misma.

Alice miró a su hermana.

— ¿Estás segura de que es lo mejor?

— ¿Qué?.— Chaeyoung se rió entre dientes.

— Quiero decir, no me malinterpretes. Odio a Jimin por haberte engañado así. ¿Pero no crees que merece saberlo? También es suyo.— Alice escupió.

La más joven miro a su hermana con incredulidad.

— ¿Sabes por qué no lo e buscado después de todo este tiempo? Por qué es una persona horrible. ¿De que vienes?.— Alice suspiró.

— Los escuché conversar la última vez que visitó el café. Él hizo todo el engaño por ustedes.

— Es increíble. ¿Te estás escuchando a ti misma, unnie? ¿Engañarme para mí?— Chaeyoung rió.— Eso es absurdo. ¿Cuándo se convirtió el engaño en un buen método para una buena relación? — Ella termino de decir con una voz llena de sarcasmo.

— Tonta. Te estoy diciendo esto porque sé que él hizo algo mal pero al mismo tiempo, lo hizo por ti. Sea lo que sea, eso prueba que te ama hasta el punto en que puede cometer tal pecado.— Alice se encogió de hombros.—De hecho, la infidelidad fue más como un sacrificio.

Chaeyoung negó con la cabeza.

— Esa no es una excusa válida, unnie. Había otras formas de sacrificio.— Alice inclinó la cabeza, en silencio y un poco de acuerdo con su hermana.

De repente, escucharon un golpe en la puerta.

— Yo abro.— Alice se puso de pie y fue hacia la puerta. Tan pronto como la abrió, sus ojos se pusieron en blanco inmediatamente con irritación.

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