Capítulo 20

244 29 12
                                    


En la actualidad, año 2017


Malya


Me encontraba sentada en el comedor, disfrutando de un delicioso sándwich de queso y jamón, mientras que mi novia dormía plácidamente. Habíamos pasado casi toda la noche conversando sobre cómo sería nuestra convivencia cuando mi hermano se venga a vivir con nosotras, porque ambas sabíamos que nos tocaría modificar algunos hábitos; como era el caso de hacer el amor en cualquier lugar de la casa o caminar desnudas de un lugar a otro. Sin embargo, eran pequeños cambios que se debían realizar por el bien de todos, ya que la llegada de Eliott, se podía asemejar a la llegada de un hijo en un matrimonio. Donde las preocupaciones, la rutina, el aumento de las responsabilidades, la desavenencia en cuanto a su educación, serían factores que pondrían a prueba mi relación de pareja.

Algo con lo que no estaba del todo de acuerdo, pues desde mi punto de vista, creo que mi noviazgo ya había sufrido lo suficiente como para soportar otras adversidades, que puedan ser la causante de un disgusto o una mala decisión, pero era consciente que por muy en desacuerdo que este, la llegada de mi hermano era algo con lo que no podía negociar. Él formaba parte de mi vida y aunque Charlie lo amaba como si fuese su propio hermano, no quería que ella sufriera más por mi o que llegue a un punto en que se cansé y decida terminar lo nuestro. Sé que ella jamás me pondría entre la espada y la pared para obligarme a elegir, pero debía encontrar un equilibrio para lidiar con las situaciones para las que, tal vez, no esté preparada.

—Cariño, ¿Por qué no me despertaste? —esa dulce voz, interrumpió mis pensamientos.

—Quería que descansaras un poco más —respondí, al rodear su cintura para darle un beso de buenos días. 

—¿Descansaste alguito? —investigó, al tomar un poco de mi jugo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Descansaste alguito? —investigó, al tomar un poco de mi jugo.

—No como hubiese querido —manifesté, sin poder mirarla.

—¿Sigues preocupada? —preguntó, al sentarse en mis piernas.

Aunque estaba disfrutando de los buenos momentos junto a mi chica, había algo que me impedía vivir plenamente y es que, pese a que el juez me concedió la custodia total de mi hermano, a veces sentía que algún problema podía aparecer de la nada y traer graves consecuencias. No es que estuviese siendo negativa o algo por el estilo, sino más bien, que hace mucho no me sucedía algo tan bueno en mi vida y temía que pudiese desaparecer todo aquello por lo que había trabajo.

—Cariño, ten la seguridad de que cualquier problema que se presente, podrás resolverlo—besó mi frente—Ven, regálame una sonrisa —cogió mi mentón.

Charlie siempre encontraba la manera de hacerme sonreír y que mi mente dejara todo aquello que me preocupaba, pues la preocupación muchas veces viene del miedo. Y es que, lo único que debía hacer, era centrarme en aquello que tenía y no en lo que pudiera faltarme.

Tu, mi complemento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora