Capítulo I. El caso Monroe

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La lluvia caía sobre la ciudad francesa, como si el cielo mismo se rebelara contra la tranquilidad reinante en el aire. De esas noches que incitan a meterse en la cama, junto a una taza de chocolate caliente y una manta tibia. Sin embargo, el investigador especial Didier Montague, no tenía intenciones de relajarse. No cuando tenía trabajo que hacer. 

Miró de nuevo el tablero de pistas frente a su escritorio y reprodujo una vez más la noticia del radio. 

"Entre otras noticias, la noche anterior un asesinato tuvo lugar en el noreste de la ciudad. El conocido cazador de talentos, Pierre Monroe, fue asesinado durante la fiesta de apertura de su nuevo estudio de danza. La pistas permanecen como un asunto clasificado, pero muchos asistentes declaran haber visto una "B" escrita en la escena de crimen, lo que ha llevado a pensar en el autor del crimen como Ballerina. 

Lamentablemente, los testigos declaran no haber notado nada sospechoso durante la fiesta, aunque el caso permanece abierto por la policía... Tambie-"

Apagó la grabación. La había escuchado tantas veces que podía decir la pistas de memoria. La B mayúscula escrita con sangre junto al cuerpo de la víctima. El hombre muerto en uno de los pasillos, un acto hecho en mitad de la fiesta. El par de anteojos desaparecido. Lo sabía todo. A pesar de eso, no tenía nada. Se acercó al muro y descolgó una de las fotos del caso. La letra B  sobre el pisó blanco de mármol pulido. No le era difícil saber quien era el autor. La asesina que, sin importar cuanto lo intentara, no podía atrapar. 

"Ballerina..." pensó, frunciendo el seño. 

Había perseguido a esa mujer desde el inicio de su carrera como investigador. Había seguido tantas pistas falsas y entrevistado a tantas sospechosas, que incluso comenzaba a preocuparse de si no era más que un fantasma iracundo ¿Cómo demonios podía alguien entrar, cometer un crimen y salir impune, sin más? Le enfurecía el no poder hacer justicia por sus víctimas. 

— ¿Quién eres?... ¿Quién eres?... — comenzó a susurrar, con la mirada algo distraída cobre la foto arrugada en su mano — Anda... dilo...

La voz tranquila de un chico respondió desde el marco de la puerta.

— ¿Dijo algo señor? 

Didier alzó la mirada, borrando al instante el gesto molesto. 

—No es nada... — detuvo su oración a medias, mirando con atención al joven. Su aspecto era le sorprendió un poco. Tenía los ojos de un color gris claro y vestía una camisa blanca. Aunque lo que llamó su atención fue su cabello, teñido de verde obscuro y lo suficientemente largo como para  cubrir sus orejas. No sabía que dejaban trabajar a personas así en la agencia. —lo siento, no puedo recordar tu nombre...

El chico le sonrió de forma comprensiva.

—Descuide, todavía ni siquiera cumplo un mes aquí... — trató de tranquilizarlo. — Mi nombre es Chandler, soy el nuevo pasante

El hombre asintió con la cabeza, sin darle importancia al asunto. No solía importarle mucho quienes trabajaban o no en la agencia, siempre que no entorpecieran su trabajo.  Volvió la mirada hacia el tablero, esperando a que el chico se retirara. 

No lo hizo. En su lugar, dio un paso cauteloso hacia él.

— El jefe me pidió que le entregara esto — dijo mientras le pasaba una carpeta ligera — Al parecer se trata de algo importante.

El peliverde se dirigió a la puerta ajustándose el sombrero que llevaba sobre la cabeza. Didier lo miró con recelo, algo en la actitud de ese chico le daba mala espina. Aunque no estaba seguro de la razón.  Lo vio alejarse algo confundido y después negó con la cabeza. Quizás su paranoia había llegado demasiado lejos. 

Suspiró y abrió la carpeta que le habían entregado. Adentro solo había una hoja de papel, doblada por la mitad un par de veces. Una nota. Escrita con tinta roja en una caligrafía que no reconoció.

" 30 de Junio del año presente. 

Didier Montague es asesinado a manos de Ballerina"




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