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~Kim Min~

Era una mañana tranquila, me encontraba en mi habitación, traía puesta mi conjunto de pijama top de tirantes de terciopelo ribete en contraste con shorts, me encontraba fuera de la cama, los pensamientos habían invadido mi mente toda la noche evitando que pudiera dormir, estaba sentada en mi pequeño Sillón Banco Kinfine Storage color negro cerca de la ventana, mi mirada daba al afuera, tenía las piernas arriba del mismo, mi cabeza en la pared del respaldo, observando el amanecer que se hacía presente, eran las 5:30 de la mañana cuando empezó a salir el sol, la luz que imanaba el aro era tan brillante que iluminaba mi cuarto oscuro, mismo que iluminaba mis ojos color negro intenso dando a reflejar un lindo brillo en ellos, mi piel pálida, de rasgos finos y una hermosa cabellera suelta de color castaño que al ser tocada por el sol esta se tornaba más clara y hacía que brillara como el oro. Todo era tranquilo y silencioso, no mostraba ningún gesto, ningún movimiento, estaba neutral, no duro mucho esa tranquilidad hasta que escuche que alguien entro a mi habitación encendiendo la luz. Mi mirada se dirigido a la persona que estaba entrando.

Era un chico de cabellos rojos intensos con una tierna mirada que reflejaba una tierna y dulce sonrisa que iluminaba la habitación mas oscura, de tez blanca, ojos color negro, a veces confundidos con marrón oscuro, aunque en realidad, son más negros que el alma de un político, estaba vestido de un pans negro, unos tenis blanco y sudadera gris oscuro. Se trataba de mi hermano mellizo Taehyung, mi fiel compañero y mi amado hermano.

Tae se acerco hacia donde me encontraba quedándose parado frente mío mirándome a los ojos.

- ya estas lista o llegaremos tarde a clases- dijo bromeando mientras mostraba una tierna sonrisa.

-eres un tonto, es muy temprano como para ir a clases- dije con una una sonrisa forzada.

Me notaba extraña, a pesar de que no me veía sentía eso, sentía un vació, no entendía que era esa sensación pues yo jamás he mostrado algún tipo de emoción, ya sea amor, tristeza o arrepentimiento.

Observe que Tae noto mi reacción, a lo lejos percibí que el frunció el ceño pero a la ves con una ceja levantada.

–te ocurre algo Mino- dijo preguntándome con un tono de preocupación, sentándose a lado mío y acariciando mi cabeza.

Hice un leve suspiro.

–no es nada Tete, no te preocupes, solo estoy un poco tensa, en estos últimos días no he matado a nadie y extraño eso- le dije como escusa, con una pequeña risa.

Note que Tae dudo de mi mirada, entre cerro esos ojitos haciendo un gesto de felicidad.

–ay tonta pensé que era otra cosa como que Dong se te había declarado- dijo bromeando, con una hermosa sonrisa cuadrada.

–cállate tonto, no arruines mí mañana con estupideces- dije un poco enojada y a la vez sorprendida de la reacción de Tae.

Quería golpearlo pero Tae reacciono y esquivo el golpe.

–¡wau! tranquila no era para que te enojaras, era una broma- añadió riéndose sin control alguno.

Lo mire frunciendo mi ceño con una leve risa

–eres un tonto-

–pero ya enserio... ¿Qué es eso que te preocupa?- dijo en tono serio y preocupado.

Agache la mirada con una leve sonrisa, pero esta se apagaba poco a poco, con un toque de suspiro, sabía perfectamente que no me creyó,

–siendo sincera no lo sé, es extraño esta emoción difícil de explicar-

Pocos segundos después de haberle dicho, me tomo de la barbilla, he hizo que lo viera a los ojos, me regalo una hermosa y delicada sonrisa cuadrada, quería decirme algo, pero fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

Entro un hombre alto de aspecto rudo, ojos color café oscuro, cabello café claro con tonalidades parecía que se había pintado el cabello, usando su típico traje de siempre, un saco negro, camisa blanca y pantalón de vestir negro que combinaba, tenía su aspecto de mal humor, mostrando una cara de desagrado, su mirada pesada que nadie la aguantaba, le encantaba transmitir miedo, decía que era la única forma de hacer que lo respetaran, traía un sobre en sus manos, tal vez un encargo.

–necesito hablar contigo- dijo el señor Nam-Joon seriamente, señalando el sobre.

Al cabo de unos segundos observo que no estaba sola y dirigió la mirada hacia Tae de una forma molesta

-Tae, ¿Qué haces aquí? por qué no estás en la sala de entrenamiento, te dije que hoy no asistirías a clases- dijo con tono autoritario

Tae al escuchar eso se estremeció, note que tenía miedo, lo reflejaba en sus ojos.

–si... ahora voy – dijo agachando su cabeza, para luego volteo a donde estaba yo –Min nos vemos en rato- añadió con una sonrisa triste, quería disimular el miedo que tenía.

Tae se levantó y fue a la sala de entrenamiento dejándonos solos a Nam y a mí. Yo solo observaba como se alejaba Tae ya que me parecía extraño de que haya agachado la cabeza.

Qué raro Tae no agacha la cabeza a menos de que haya hecho algo malo. Me dije en mis pensamientos.

Dirigí mi mirada hacia Nam que se encontraba frente mío

-qué es lo que querías hablar conmigo- levantándome de donde está sentada.

-sí, necesito que hagas un encargo- dijo sacando una foto y dirección del sobre que traía al entrar al cuarto -necesito que me traigas la cabeza de este político-

-está bien- tome la foto junto con la dirección que me había dado Nam, contenía información que necesitaba para identificar a la víctima.

-está bien- tome la foto junto con la dirección que me había dado Nam, contenía información que necesitaba para identificar a la víctima

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-bueno te dejo para que te alistes y te dirijas a la sala de entrenamiento - dijo retirándose de la habitación.

Solo quedaba hacer lo que me había dicho, así que me dirigí a sacar mi ropa para entrenar.

Me miré al espejo que tenía enfrente mío, sentía que ya no tenía el vacío de hace un momento, de seguro era eso, la necesidad de matar a alguien, al cabo de unos segundos reaccioné y continúe cambiándome de ropa.

Terminando de cambiarme, me dirigí hacia la puerta donde mostraba un largo pasillo para llegar a las escaleras del primer piso. El recorrido era largo pues la sala de entrenamiento se encontraba a las afueras de la casa, pasando un jardín grande.

Ante todo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora