Capitulo 9

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Danny Williams 

Tuve mucho tiempo para pensar acerca de que lo que pretendía escapar en realidad. El vuelo fue demasiado largo y aunque la mayor parte estuve investigando el perfil con aquellos con los que trabajaría y los expedientes del caso, la verdad es que no dejaba de pensar en Steve. Honestamente no dejaba de pensar en como se sentía, en como debía estar comportándose y en que debe estar pensando, prácticamente lo había abandonado con mi hija en brazos. No pude evitar pensar en una la película de eugenio Derbez, "No se aceptan devoluciones". Sentía que había abandonado a mi hija, pero no lo había hecho ¿Verdad?

Estar de nuevo en mi ciudad natal era bueno, podría pasar un tiempo con mis hermanas y recuperar la relación que teníamos. Honestamente ya no me importaba que les hubiera dicho Lori, la desmentiría y les diría la verdad de Todo. Realmente fue agradable estar en casa, con mis amigos y familia, pero no se sentía como mi hogar, esto no era Hawaii.

— ¿Puedo ayúdate con eso? — Le pregunte a mi madre.

Hace tan solo una hora habíamos llegado a casa, era muy tarde -de madrugada- en Hawaii, solamente les envié un mensaje informándoles que había llegado bien. Steve me respondió inmediatamente, me llamo rapidamente. Rechace su llamada de inmediato, no quería hablar con él. Este viaje fue para alejarme de él y poder pensar en lo que estaba pasando. Me sentía confundida desde... desde que me acosté con él.

— Siéntate. Vienes de un viaje largo — Mi madre me obligo a sentarme en el comedor.

Se supone que estaba cansada, pero estaba llena de energía y quería hacer algo o me podría a pensar en Hawaii y no quería eso. Apoye mi mano en mi cabeza observando a mi madre cocinar y como mi padre contaba una de sus "mayores" aventuras cuando fue bombero. Siempre contaba la misma historia y creo que ya me la sabia de memoria, pero no lo culpaba, después de todo fue en el 911 y saco a muchos civiles antes de que el edifico se derrumbara, había sido un héroe.

Recordé a mi antigua compañera, Grace. Ella había sido una gran amiga y no debió morir de esa manera, no debió morir en esa misión. Me dolía recordar la forma en que murió, pero me gustaba recordar las aventuras que pasamos juntas y lo emocionaba que estaba por conocer a mi monito. Grace, mi hija, se comporta un poco como ella y mi madre -la quería como una hija y también concuerda conmigo en ese aspecto- dice le pones el nombre de un pariente o un conocido a tu hijo o hija, este tomara la personalidad de aquella persona con la que comparte el nombre. Realmente era una estupidez, pero al ver a Grace me hacia cambiar un poco de opinión.

Recordé que Steve fue llamado así en honor a su abuelo ¿Tendría la misma personalidad que su abuelo? Según como me describió como murió Steve, yo creería que sí. Ahora me estaba sonriendo ante el recuerdo de Steve, todo lo contrario de lo que me había propuesto al salir de la isla ¡No pensar en Steve!

— ¿Por qué sonríes? — Mi padre me pregunto. Tenia una sonrisa algo fanfarrona y levantaba sus cejas pidiendo respuestas —. ¿Estas pensando en él?

— ¿De que hablas? — Trate de hacerme la estúpida.

— Tu compañero — Mi madre agrego —. Ese hombre sexy y hermoso ¿Piensas en él?

— ¿Steve? — Había sonreído de nuevo, aunque quise evitarlo —. Si, pero no en la forma que piensan. Él tiene el mismo nombre que su abuelo y pensaba que si su abuelo fue igual de Neanderthal que él.

Mi madre me dio una leve mirada, como si tratara de descubrir si miento o no. Sonrió de nuevo, me dio la espalda antes de volver a cocinar.

— ¿Iras a la estación? — Cambio de tema y lo agradecía.

— Esta tarde, aun es muy temprano — Había llegado justo a las 6 de la mañana.

— Bien.

Mi madre volvió a hacer el desayuno. Mi padre empezó a preguntar por mi vida en la isla y quien era ese tal Steve -no lo conocía- del que tanto hablaba su nieta. Le explique quien era él y juro que note algo de molesta y decepción cuando le dije que éramos mejores amigos. Tome una ducha después de desayunar y organice mis cosas en mi antigua habitación, pasaría un tiempo aquí y debía estar cómoda.

Decidí caminar a la estación, esta estaba un cerca lejos y bueno, quería volver a ver mi ciudad. Hacia un poco de frio, justo llegue en el inicio de otoño. Hace años, cuando aún vivía aquí, el clima no me hubiera parecido frio, pero después de vivir muchos años en esa maldita isla infestada de piñas, acostumbrada al cálido clima, ahora estaba haciendo demasiado frio. La ciudad seguía tan bella o incluso mas de lo que recordaba, tenia una magia que lograba conquistarme y me sentí en paz. Con un gran animo entre a la estación y me anuncie con el jefe, me dejaron pasar de inmediato a verlo.

El trabajo era sencillo, ya había algunos infiltrados dentro de la mafia, ya tenían la información suficiente para atrapar a los peces gordos, pero aún no teníamos idea de quien diablos era el cabecilla -ya se tenia la evidencia contra él-. Ahí es donde entro yo y con mi experiencia como segunda al mando en los Five-0 soy la candidata perfecta para liderar la investigación. Ahora me encontraba esperando al otro hombre que seria mi compañero, con el que compartiría el mandato. Estaba ya algo cansada de esperar por ese hombre, podría ir a comprar el café y podía tomarlo mientras llega.

Guarde mis cosas en el pequeño moral -regalo de Steve- antes de levantarme. Me levante de golpe, no espere que chocara con alguien en ese momento y caí de golpe al suelo. Por un segundo quede desorientada, no sabía dónde estaba o, mejor dicho, sobre quien estaba. Cuando abrí mis ojos me encontré con uno ojos como grises.

— Hola — La persona sobre la que estaba me saludo. Me indico que era un hombre ¡Dios! — ¿Podrías quitarte de encima mío, preciosa?

Me sonroje y demasiado. Me quede congelada en mi lugar, no sabía que hacer ¡Entre en pánico! Solo asentí, y traté de moverme, pero era demasiado torpe haciéndolo. Después de tanto batallar con mis nervios me levante y acomode mi ropa. Estaba de pie ya y el hombre también, era alto y demasiado guapo ¡Dios! Tenia que caer sobre un hombre guapo.

— Lo lamento.

— Esta bien, fue mi culpa — Mire al hombre, era muy amable —. Tarde mucho en venir y bueno, creo que estabas por retirarte.

— Si, iba a tomarme un café — Señale el lugar donde estaba la cafetería.

— Déjame invitarte el café — El hombre sonrió —. Me tarde más de lo que esperaba.

— ¿Eres tú? — Le señale aun sonrojada —. El hombre con el que compartiré el mandato.

— ¿Te sorprende?

— Si — Respondí sin pensar, el hombre levanto su ceja. Aclaré mi garganta, no sonó como pensé — Bueno, no pensé que sería alguien que no fuera de Estados Unidos.

— ¿Cómo sabes que no soy de aquí?

— Su acento — Le señale tratando de sonar indiferente, pero la verdad es que ese acento me estaba poniendo nerviosa —. Eres de Inglaterra ¿No?

— Veo que sabes demasiado de mi ¿Me investigaste?

Me sonroje, no era eso, simplemente lo analice como solia hacer con las personas. 

— Claramente — Le respondí sarcástica —. Me encanta investigar extraños y después chocar con ellos.

— Es una suerte, a mi me gusta invitar a tomar un Café a las chicas con las que me choco.

Señalo amablemente, asentí y lo seguí. Caminamos en silencio hasta la cafetería y nos sentamos uno frente al otro, en silencio ¿Qué estaba haciendo?

— Creo que sabes mucho de mi — Él rompió el silencio. Solté una risa —. ¿Qué es gracioso?

— No se tu nombre — Le indique.

— No, pero sabes que soy tu compañero y que soy de Inglaterra ¿Realmente crees creeré que no me investigaste?

— Mira cariño — Apoye mis codos sobre la mesa —. Soy una gran detective, el único que podría llegar allí era el jefe, lo cual no eres. La otra opción es que fueras mi compañero lo que es ¡Ding! — Imite el sonido de una campana —. La opción ganadora. Tu acento no es americano, creo que cualquiera lo descubriría.

— Bien — Se acerco un poco a mi —. ¿Cómo supiste que soy de Inglaterra?

— Tu forma tan educada de hablar y moverte — Le sonreí —. Y tengo un poco de experiencia con los acentos.

— ¿Tu esposo es de Inglaterra?

— Exesposo — Le corregí de inmediato, casi a la defensiva y un poco secante —. ¿Cómo supiste?

— Tocaste tu dedo anular — Señalo mi mano y si, tenia razón. Maldito inconsiente —. No eres la única observadora.

— Bien ¿Me dirás tu nombre?

— Langford, Harry Langford — Sonreí al escuchar su nombre —. ¿Él tuyo?

— Danny Williams.

— Un nombre lindo, como tu — Me sonroje ¡Dios!

— ¿Sabes? Se que ustedes hacen esto por educación, pero puede ser de mal gusto — Le sonreí.

— Creo que no te incomoda ¿Verdad?

Claro que no me incomodaba, era lindo que alguien me tratara de esa manera.

— Tal vez no conozca como son las cosas aquí, podrías explicarme y darme un tour por la ciudad.

— Bien, así nos conoceremos mejor y trabajaremos perfectamente.

— Bien.

Simplemente hablamos hasta que se cerró el café, después cada uno de nosotros se fue a su casa -Harry a su hotel- hablamos sobre la cultura estadounidense, Harry simplemente no entendía algunas cosas y me causaba un poco de gracia. Prometimos encontrarnos al siguiente día en un café camino a la estación, acordaríamos que estrategias abordar y presentarla a nuestro jefe.

Cuando volví a casa -un poco tarde- entre directamente a mi cuarto y me acosté en la cama, tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Kono contándole lo que había hecho hoy, ella es mi mejor amiga y claro que debía saber que conocí a un hombre del sueño britanico. Tan solo unos segundos después escribir el mensaje recibí una respuesta por parte de ella, debería estar trabajando, pero estaba escribiendo miles de mensajes para saber exactamente quien era ese hombre. No respondí de inmediato, era demasiados mensajes y antes de que me diera tiempo de responder ya tenia una llamada entrante por parte de ella.

Conteste y de inmediato le conte lo que paso, ella no dejaba de dar gritos de felicidad por ello, creo que estaba mucho mas emocionada que yo por mi "cita" mañana con Harry. Rodaba sus ojos cada vez que me preguntaba que tan guapo estaba, obviamente no respondería eso.

— ¿Y qué piensa Steve sobre eso? — Esa pregunta me tomo desprevenida.

— No se... No he hablado con él — Hable, mas que en un susurró.

— ¿Aun no arreglan las cosas?

No respondí, pero mi silencio era una respuesta. Realmente me preocupaba no poder recuperar mi amistad con Steve, no quería perderlo. Trate de no darle muchas vueltas al asunto, no quería matarme la cabeza pensando en ello. Trate de concentrarme en el nuevo reto que se viene, tengo que concentrarme en atrapar al líder de una de las mafias mas temidas de la ciudad.



Bastaron tan solo unos días para establecer una rutina. Todos los días me encontraba con Harry a las 7 en el café, comíamos juntos y hablábamos de todo menos del trabajo. Después nos reuníamos con nuestros compañeros, recolectando información y analizando persona por persona quien podría ser el líder. Por las tardes -Era obligatorio- entrenábamos casi tres horas hasta el cansancio, deberíamos estar en forma para enfrentarnos a la mafia. Harry y yo entrenábamos juntos, era bastante exigente entregar con él, estaba en muy buena forma, era más rápido que yo, pero yo era mucho más ágil y conocía algunos trucos para ganarle cuerpo a cuerpo. No había mucho que decir sobre la interacción e Harry y yo. Salíamos juntos los fines de semana y le enseñaba los mejores lugares de la ciudad.

Aunque me estaba engañando a mí misma y según por palabras de Kono, "Harry es muy lindo, además de que él acento que tenía causaba un orgasmo auditivo" Tenía razón, su acento era realmente agradable al oído y no mentiré, tengo una debilidad por los ingleses. Pero no quería complicarme la vida saliendo con alguien y mucho menos en medio de un caso tan importante, además no tenia idea alguna de que si le gustaba a Harry. Aunque siempre estaba diciéndome que era hermosa y le parecía demasiado atractiva.

Ahora nos encontrábamos entrenando, aunque era nuestro tiempo libre. Harry había mencionado que quería ver una cascada que estaba en la cuidad, el problema es que tocaba acceder a ella a pie y bueno a él se le ocurrió la grandiosa idea de hacer una carrera. Había ganado -creo que él me dejo ganar-, ahora estaba acostada en el suelo, con mi respiración agitada y mirando el cielo, había corrido demasiado, suficiente por lo que queda de mi vida.

— Tienes que ver esto — Harry estaba parado a mi lado ofreciéndome su mano para ayudarme.

La acepte y me ayudo a levantar con mucha facilidad.

— Gracias Animal.

Harry me vio extrañado y no lo culpo, no le había llamado así jamás. Mi corazón se encogio de culpa. 

— ¿Animal?

— Es un apodo que le tengo a mi amigo, Steve — Me explique antes de que se diera un mal entendido.

Se quedo en silencio, me observo unos segundos.

— ¿Quién es Steve?

— Mi mejor amigo — Me salió una sonrisa cuando lo mencione —. Es un idiota la mayor parte del tiempo, pero es bueno.

— Un amigo ¿eh?

— Si ¿En Inglaterra no hay amistades entre hombres y mujeres?

Lo vi acercarse a mí. Se poso a un paso de mi antes de hablar.

— Depende — Miro a su alrededor antes de observarme.

— ¿De qué?

— De si quieres ser solo un amigo — Se acerco y me tomo de la cintura —. O algo más. ¿Qué quieres tu?

Me tomo algo despistada la pregunta ¿Me preguntaba si quiera algo más con él o con Steve? La verdad es que no conocía la respuesta sobre alguna de esas dos. Contuve la respiración unos segundos al verlo acercarse, a eso era que se refería. Yo cerré mis ojos, tal vez seria bueno experimentar un poco. Antes de que nuestros labios se encontraran nos interrumpieron unas voces.

Unos turistas se acercaron y nos pidieron que les tomemos unas fotos, les ayudamos amablemente. La situación del casi beso con Harry no se menciono en el transcurso a la ciudad, aunque tampoco fue incomodo el trayecto. Me dejo en mi casa -él había alquilado un carro- me despedí de él y subí a mi habitación. Era viernes y nadie estaría en casa, todos tenían cosas que hacer, así que decidí llamar a mi monito.

Me contesto unos segundos después.

— ¡Danno! — La dulce voz de Grace se escucho por la habitación y sonreí. No la veía en persona hace mas o menos un mes y medio.

— Hola monito ¿Cómo estás?

— Bien — Ella sonrió mostrándome sus dientes —. ¿Cómo estas tu? ¿Cómo te fue en tu día libre?

Por nuestro arduo trabajo nos dieron el día libre, por eso sali con Harry a la cascada.

— Bien, pero ¿Cómo te fue a ti?

— Muy bien, él tío Steve me va a llevar al colegio al medio día. Hoy hay una actividad del día de la ciencia y llevara el volcán que hicimos juntos ¿No es increíble? — Grace gritaba de la emoción.

Sonreí, me gusta ver a mi hija completamente feliz. Ella me explico con lujo de detalles como funcionaba el volcán, observe que estaba acostada en la cama de Steve, lo más seguro viendo televisión -le había llamado al teléfono de Steve-.

— Grace ¿Con quién hablas? — La voz de Steve se escuchó, pero no lo veía.

— Con Danno ¡Mira! — Observe como Grace corría y le entregaba el teléfono a Steve.

Para mi mala o buena suerte, aun no lo sé. Grace le entrego el teléfono a Steve y este lo tomo con una mano, la cámara quedo viendo a su cuerpo y lo subió hasta su rostro mostrándome una gran sonrisa ¿El problema? Era que Steve acababa de nadar y subía a darse una ducha, lo que significaba que vi su bien trabajado torso, pectoral derecho y su rostro lleno de agua. Una vista realmente sexy.

— Hola Danno — Me saludo.

Se que mis mejillas se tornaron rojas, lo sé. Tragué grueso y sonreí.

— Hola Animal — Ya nos hablábamos con mas frecuencia que cuando me fui, se podría decir que las cosas entre nosotros volvieron a la normalidad — ¿Cómo esta mi auto?

— ¿Solo te preocupa el carro?

— Responde.

— Bien, no le ha pasado nada.

— Eso espero.

Nos quedamos en silencio, como en un duelo de miradas. Ese silencio cómodo junto a él, de esos silencio de los que podría estar toda la vida. Volviamos poco a poco a ser los mismos. 

— Te extraño — Esas dos palabras me hicieron sonreír y me tomaron por sorpresa —. No es lo mismo sin ti. Realmente te extraño.

— Y yo a ti.

Lo vi sonreír.

— ¿Cómo va la misión?

— Lenta, pero tenemos una pista realmente comprometedora.

— Eso es bueno ¿Verdad?

— Demasiado, si realmente es quien creemos que es. Podría volver la otra semana o un poco más.

Sus ojos se iluminaron de felicidad. Sonreí de nuevo.

— No lo sabre hasta mañana.

— Solo espero que logres venir rápido, te extraño — Mordí disimuladamente mi labio, me gusto lo que escuche y mi corazón empezo a latir con fuerza —. Cuídate.

— Yo debería decirte eso a ti, después de todo tu eres la bestia — El rio.

— Te tengo que dejar, tengo que llevar a Grace a la escuela, tenemos que escoger el mejor puesto para exponer nuestro experimento.

— Suerte.

La llamada se cortó. En mi mente apareció el recuerdo de su cuerpo, mordí mi labio y puse el teléfono contra mis labios ¿Sera?


McDanno: ¿Más que amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora